La jefa de los fiscales de Rosario, María Eugenia Iribarren admitió que el número de ataques a balazos que se da en la ciudad y región es “demasiado alto”. Se trata de la funcionaria judicial que el año pasado afirmó que en la ciudad y alrededores se llegaban a producir hasta 20 balaceras por día. Ayer recordó que en septiembre se creó un grupo especial para investigar ese tipo de delitos, compuesto por una fiscal de Investigación y juicio; uno de causas con imputados no individualizados, y otro de la unidad de Flagrancia. “Esta modalidad delictiva, que hace rato que analizamos y es particularidad de esta zona, no sólo se ha incrementado, sino que también aumentó la consecuencia sobre la integridad física de las víctimas. La violencia y la letalidad van avanzando”, lamentó Iribarren en LT8. Cabe recordar que uno de los hechos más conmocionantes fue el que dejó a una nena de un año herida y peleando por su vida en el Hospital Vilela tras recibir 6 balazos en su vivienda de Barrio Godoy, además de las heridas de arma de fuego que recibieron sus padres. 

Lo que pudo analizar la fiscal regional es que "con el paso del tiempo, estas situaciones son muy dinámicas; cambian periódicamente”. Y aseguró: “Hay una cuestión territorial muy marcada y una cantidad de organizaciones que funcionan vinculadas o enfrentadas entre sí. Por eso creamos una unidad especial formada a partir de querer abordar con mayor profundidad estas situaciones; se unieron tres fiscales de unidades distintas, para investigación de estos hechos que tienen autores desconocidos, y para poder analizar los motivos de quienes disparan y quienes disponen que haya gente que dispare”.

Sobre los posibles móviles de las balaceras, Iribarren mencionó “cuestiones interpersonales; otras vinculadas a economías ilegales, con poder para instalarse en determinados territorios, o con venganzas y broncas hasta momentáneas. También hubo y hay situaciones sociales que se van profundizando; las crisis favorecen la generación de estos hechos”, aseguró.

En ese sentido, la fiscal planteó que “hay muchas bandas que en cada zona de la ciudad se disputan el ejercicio de la violencia; son muy marcadas la conflictividad y la violencia. Y agregó: “Sigue siendo demasiado alto (el número de casos) y el problema no es sólo quiénes están en las calles, sino quienes están en cárceles, que mantienen capacidad de organizar el delito”.

Ante esa realidad, reflexionó que la situación “no empezó de un día para otro: la circulación de armas de fuego que hay en Rosario es muy grande. Esta zona es particular; tenemos río y está cerca la frontera con la Provincia de Buenos Aires”, dijo. También lamentó que “en muchísimos casos, las víctimas no aportan datos para poder investigar porque muchas veces están vinculadas al delito. Por eso, el nivel de esclarecimiento de estos casos es relativo”.