¿Por qué Juntos por el Cambio eligió como uno de sus caballitos de batalla la educación? ¿Por qué justamente ese área donde, cuando fue gobierno, recibió tantas críticas por los ajustes que hizo sobre escuelas y docentes? Está claro que es un territorio donde se mueve con menos soltura que el de la seguridad. No obstante, desde que comenzó la pandemia, primero de forma más sutil, luego más desembozadamente, el eje de retomar las clases presenciales se convirtió en uno de los que privilegió la alianza opositora. Antropólogas, sociólogos, especialistas en comunicación y en educación analizaron para PáginaI12 la fijación de la derecha argentina con el área educativa en tiempos del coronavirus. El lobby por la educación privada, la lógica liberal de que el Estado no debe meterse en la educación, la disputa por cómo será la nueva normalidad educativa o la idea de contrastar gestiones son algunos de los focos del análisis.

Los datos de cuáles fueron las políticas educativas durante los gobiernos de Mauricio Macri son elocuentes: el presupuesto educativo se derrumbó un 36 por ciento en sus cuatro años como presidente, el salario docente cayó otro 14,5 por ciento, se eliminó la paritaria docente. Como jefe del gobierno porteño, hizo caer la participación educativa en el presupuesto general del 27 al 22 por ciento, por mencionar solo algunos datos. Sin embargo, el ex presidente lanzó la Fundación Mauricio Macri y anunció que uno de sus principales ejes será la educación. Sus seguidores impulsaron dentro de la alianza y consiguieron para el martes 9 de febrero una protesta con clases abiertas que se centrará en la educación: el epicentro será frente al Palacio Sarmiento y pedirán que haya sí o sí clases presenciales. La consigna es "Juntos por la Educación".

La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, comenzó antagonizando con el gobierno nacional para reabrir las escuelas en pleno 2020. Luego anunció que las clases empezarían en 2021 dos semanas antes que lo habitual. Y sigue defendiendo contra todos los pedidos de reconsideración que las clases presenciales comenzarán sin los docentes vacunados y con todos los niños y niñas en las escuelas. Hasta recusó al juez Andrés Gallardo por preguntar cómo iba a ser el operativo de testeos.

Está claro que en este año electoral la educación será uno de los principales ejes de la derecha autóctona. Pero, ¿por qué? Una de las investigadoras que puede arrojar luz sobre esta cuestión es Laura Rodríguez, doctora en Antropología Social e investigadora del Conicet sobre políticas educativas en gobiernos de derecha a lo largo de la historia argentina. "Creo que los principales referentes de Juntos por el Cambio eligieron la educación como uno de los ejes centrales de su campaña porque siguen empleando la misma estrategia de siempre: desarrollan un discurso público que no tiene nada que ver con su práctica política pasada ni actual", advirtió.

"Esta distancia entre lo que dicen y lo que hacen los líderes de Juntos por el Cambio puede comprenderse también, dentro de una preocupación genuina que tienen por la educación, pero por la educación privada. La mayoría de los ex funcionarios del gobierno de Macri, incluido él mismo, proviene de instituciones privadas y, en general, católicas. Este sector de la educación realmente se ha visto muy perjudicado por las medidas de aislamiento, un porcentaje no menor de sus establecimientos debieron cerrar y casi todos, han tenido problemas con el con el cobro de las cuotas", advirtió Rodríguez.

"Por otro lado, las campañas por el retorno a las clases presenciales han estado apoyadas por las derechas de distintos países de Occidente, no solo en Argentina. Fundaciones internacionales como la Fundación Varkey, desde su sede de Argentina, en septiembre del año 2020 hizo una serie de spots insistiendo sobre la necesidad de que los estudiantes volvieran a la presencialidad", advirtió la investigadora del Conicet: "Esta insistencia por la vuelta a la presencialidad debe observarse no sólo como un reclamo de partidos de derecha como Juntos por el Cambio, sino también en un marco más general del pensamiento de derechas a nivel global, vinculado a los intereses que representan, pero también por esta idea que sostienen sus máximos líderes y teóricos, que la sociedad debe estar controlada y regulada por los individuos y no por el Estado".

"Me da la impresión de que usan todo lo que pueden para esmerilar al Gobierno", indicó el licenciado en Ciencias de la Educación Pablo Imen. "Por otro lado, creo que siendo la transición de la pandemia a la pospandemia un escenario de grandes mutaciones, hay una gran disputa por cómo será la nueva normalidad y dado que la educación es un campo en donde se vinieron ensayando políticas y proyectos de privatización e individualización de la educación  (homeschooling, virtualidad, educación emocional y neurociencias) hay allí una gran batalla de época". "Las propuestas de la derecha pueden resumirse en el objetivo ideológico de avanzar en procesos de individualización imbricados con la mercantilización y una concepción tecnocrática: el movimiento homeschooling (educación en el hogar); la expansión de las modalidad de educación virtual, su idea de 'calidad educativa' traducida como exámenes estandarizados constituyen toda una apuesta a refundar las instituciones escolares. Tras el modelo pedagógico se introducen otras oportunidades de negocios: paquetes tecnológicos, formación docente, ONGs y fundaciones para la construcción curricular o las evaluaciones estandarizadas, etc", resumió Imen.

El especialista en comunicación política Mario Riorda, autor del libro Cambiando. El eterno comienzo de la Argentina, descree de que este vaya a ser el eje de campaña a lo largo de 2021, más allá de esta coyuntura. "No creo que la educación sea el principal eje de su campaña. Desde el comienzo de la cuarentena, la cantidad de temas que han tocado ha sido enorme: la libertad versus la cuarentena, el liberalismo económico versus la cuarentena, aspectos que tienen que ver con la calidad institucional, el eje sobre los derechos humanos, sobre la seguridad y las tomas, el eje sobre la falta de una buena y adecuada comunicación, la postura sobre Venezuela, la cuestión de la vacuna, y también la educación", enumeró.

"Sucede que la educación es uno de los temas que todavía está más lerdo en términos de resolución, en una agenda que es más transversal y tiene más universalización en términos de los y las implicadas. Y, a diferencia de casi la totalidad de los otros temas, Juntos por el Camibo en ese tema no solo se ubica como opositor sino que su principal figura nacional --Horacio Rodríguez Larreta-- puede contrastar desde la gestión y desde lo que va a ser con la apertura de su propio sistema educativo. Intenta mostrarse como una acción modelo a nivel nacional respecto de las decisiones o dilaciones que pudiesen tener el gobierno nacional y las provincias aliadas", advirtió.

En esa misma línea, el doctor en Ciencias Sociales Martín Vicente señala que la derecha avanza sobre un error del progresismo, que se equivoca al polarizar sobre temas transversales como la educación o los derechos humanos en Formosa. "El debate amplio sobre la problemática educativa implica reformular el actual eje polémico sobre la vuelta a clases presenciales: antes que un problema de izquierda-derecha (como lo presentan ciertos simpatizantes del oficialismo) o populismo-republicanismo (como lo hacen diversos opositores), se trata de una dinámica oficialismo-oposición", advierte Vicente, quien plantea un alerta hacia cómo están encarando el tema educativo los sectores progresistas. De hecho, considera que "es sobre las redundancias, falencias o políticas erráticas de los sectores identificados con el progresismo donde las posturas de las derechas pueden avanzar basadas, antes que en méritos propios, en yerros, limitaciones o faltas de atención a problemas de semejante relevancia".