“O perdemos la matrícula y vamos en cana o somos semidioses." La frase se la transmitió el psicólogo Carlos Díaz a la psiquiatra Agustina Cosachov y demuestra que ambos sabían que estaban jugando con fuego o, mejor dicho, con la vida de Diego Maradona. Desde el punto de vista médico, hay algunas frases todavía más graves. 

El martes 17 de noviembre, ocho días antes del desenlace, Díaz le dijo a Leopoldo Luque: “Lo vi temblando el domingo. Pero mantengámoslo en privado”. En privado significaba no consignarlo en el grupo de WhatsApp que Luque, Cosachov y Díaz mantenían con los hijos de Maradona. Y, además, implicaba una advertencia sobre la medicación que se le estaba dando o sobre el estado en el que se encontraba. A lo largo de los diálogos y mensajes que surgieron del celular del psicólogo se percibe que tenía mando y daba instrucciones, por lo que terminó imputado. El posible delito que barajan los fiscales es el de homicidio culposo.

Del análisis de los teléfonos surgen frases que para los fiscales llaman la atención, pero el concepto general es que Díaz no era un profesional que estaba al margen sino que se ubicaba casi en el centro de las decisiones, compitiendo con la psiquiatra Cosachov.

*En la frase dirigida a Cosachov “o perdemos la matrícula y vamos en cana o somos semi-dioses” confiesan de hecho que están incurriendo en negligencias, porque de lo contrario por qué pensaría Díaz en perder la licencia o incluso ir preso. La situación del Diez, que por entonces dormía casi todo el día, exhibía la peligrosidad del cuadro, además de que la Clínica Olivos, cuando se produjo el alta, ya dejó por escrito que Maradona no debía ir a una casa sino a un centro de rehabilitación.

*”Lo vi temblando el domingo, pero mantengamos esto en privado” fue la frase consignada el martes 17 de noviembre. Por de pronto, se ve la voluntad de ocultar lo que estaba pasando, porque Díaz le dice a Luque que esa situación debía ocultarse a la familia no poniéndolo en el grupo que los profesionales compartían con las hijas.

*Antes de la internación en Ipensa, en La Plata, el 3 de noviembre, también se buscó ocultar la situación: “tiene que parecer un chequeo”, le escribió Díaz a Luque.

*Después del allanamiento a la casa de Luque, el psicólogo le escribió a Maximiliano Trimarchi, una especie de chofer: “quiero zafar del allanamiento. Ya limpié todo”. Esto plantea también la duda sobre qué estuvo escondiendo.

Este viernes fueron notificados de las imputaciones el propio Díaz y los enfermeros Ricardo Almirón y Gisela Madrid. El que afronta cargos más severos es Díaz, porque los fiscales consideran que, según la Ley de Salud Mental, modificada en 2010, un psicólogo tiene casi las mismas atribuciones que un psiquiatra y, por ejemplo, puede ordenar una internación. Más allá de las formalidades, lo que impactó en el grupo de fiscales integrado por Laura Capra, Cosme Irribarren y Patricio Ferrari, coordinados por el fiscal general John Broyard, es el nivel de decisión que tenía Díaz. Se lo percibe dando órdenes y resolviendo. En la estructura de la investigación, en cuanto a responsabilidades, arriba de todo figura Luque, en un segundo nivel Cosachov y Díaz y en un tercer nivel los enfermeros.

El viernes 19 de febrero, a las 8.30, se abrirán los dos celulares de Maradona. El objetivo inicial es ver qué nivel de actividad tenía el Diez, es decir si contestaba las llamadas y mensajes. Porque uno de los datos más serios que consta en el expediente es que Maradona dormía todo el día y los profesionales no hicieron nada para sacarlo de ese estado. El astro tenía dos celulares, uno prepago -no quiso cambiar la línea- con el que hablaba únicamente con las hijas y el que usaba más habitualmente, de comunicaciones ilimitadas.

Ese mismo día viernes 19 declararán otros dos acompañantes terapéuticos, que solo lo atendieron una vez cada uno. El resultado de estas declaraciones es previsible y seguro será similar a la de Diego Cotar, el acompañante que estuvo con Maradona hasta el 13 de noviembre. Las instrucciones -dijo Cotar- las daban Díaz y Cosachov, que tenían cierta competencia entre sí, y fueron ellos los que decidieron que se interrumpían las visitas a la casa de Tigre.

En la segunda quincena de febrero la causa se centrará en la convocatoria de la junta médica, instancia en la que se va a definir la existencia o no de negligencias. La idea de los fiscales es que participen autoridades de las distintas asociaciones de cardiología, psiquiatría, psicología, expertos en adicciones y otros. En principio, la fecha prevista es en las primeras dos semanas de marzo. Todo indica que los fiscales apuntan al delito de homicidio culposo, que consiste en provocar la muerte de una persona, sin intención pero por negligencia. El delito más grave, el de abandono de persona -colocar a alguien en situación de desamparo- parece perder peso: prevé una pena de cinco a 15 años de prisión en caso de una muerte. Es que Maradona estaba rodeado y con supuesta (mala) atención. Seguramente alguno de los hijos acusará igualmente por ese delito.