Transformar una coalición electoral en una alianza de gobierno no es sencillo. Los ejemplos de intentos fallidos sobran en la política vernácula y en el pasado reciente. Sin embargo, el Frente de Todos, a poco más de un año de haber llegado a la Casa Rosada, comienza a aceitar sus engranajes y va en busca de la consolidación de un espacio en el que conviven diferentes sectores que hasta el momento lograron mantener su identidad política. La forma en que se construyó el espacio y el modo elegido por el presidente Alberto Fernández para ejercer la conducción desde el Poder Ejecutivo es tomada, por los referentes de los diferentes sectores que componen el armado, como la clave para que el amalgama político no se rompa en medio de un año electoral.

“La idea no cambió, sigue siendo la misma, contener a todos. No hay margen para el individualismo y menos en un año electoral. Como decía Alberto (Fernández) en la campaña: es con todos”, sentenció uno de los hombres más experimentados del bloque de Diputados del Frente de Todos ante la consulta de Página/12. Más allá de la coincidencia de los referentes en la necesidad de mantener el espacio sin rupturas, la falta de verticalismo y la amplitud de criterios en algunos temas es cuestionada por el sector más cercano a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En tanto, los dirigentes que responden a los gobernadores y los que se alinean detrás de Sergio Massa concuerdan con que el sesgo equilibrado que el Presidente le aporta a la gestión es central para que no haya fugas en el espacio. Fuera del Congreso, tanto la CGT como los movimientos sociales, en especial aquellos que forman parte de la gestión, cuestionan la falta de vigor a la hora de controlar el accionar de empresarios y formadores de precios, pero no dudan en reivindicarse como parte del Frente de Todos y optan por tensionar desde adentro del armado para que desde el Ejecutivo se articulen las medidas que ellos creen necesarias.

El 2021, en su arranque, pone sobre la mesa una serie de temas que volverán a poner a prueba esa búsqueda permanente de equilibrio que el Ejecutivo ha tomado como el hilo conductor de su gestión. El regreso de las clases presenciales, la política sobre el control de precios, el porcentaje de las retenciones para los agroexportadores y la definición del calendario electoral son algunos de los temas en los que las diferencias internas del Frente de Todos quedan expuestas sin miramientos. A ese cóctel de temas complejos hay que sumarle el comienzo de la discusión por el armado de las listas para las elecciones legislativas. Se sabe, la batalla por las listas siempre deja heridos.

En ese marco, la discusión por la modalidad en que se llevarán adelante las elecciones empieza a ganar el centro de cada uno de los encuentros que por fuera de la agenda pública llevan adelante los principales dirigentes del oficialismo. La cena que hace pocos días mantuvieron la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro tuvo, entre otros fines, acercar posiciones respecto a ese tema. “No confirmo, ni desmiento”, fue el comentario que uno de los hombres que se sentó en la mesa le hizo llegar a Página/12. Sin embargo, en los pasillos del Congreso no dudan de que el encuentro se haya llevado a cabo y en ese marco confirmaron que aun no se logró unificar una posición respecto del desarrollo del calendario electoral. “Las posiciones siguen siendo las mismas que hace 15 días. Habrá que esperar para ver cómo va el tema de la vacunación”, explicó uno de los referentes del kirchnerismo que está al tanto de las negociaciones.

Las identidades se mantienen definidas dentro del Frente de Todos. El relevamiento a trazo grueso muestra que Sergio Massa no abandona la agenda que le ayudó a consolidar el piso de votos que lo convirtió en objeto de deseo en la previa de las elecciones 2019. El núcleo duro del kirchnerismo, que tiene como cara visible en lo legislativo a Máximo Kirchner, también se aferró a algunas de sus banderas históricas como la puja por la redistribución del ingreso, la defensa de los derechos humanos y el rol del Estado. Los gobernadores, por su parte, aportan los votos en el Congreso pero mantienen las miradas en sus territorios. Nada de eso cambiará en este año electoral, pero desde el oficialismo buscarán avanzar, en el marco de lo posible, con los temas que mayor consenso generen puertas adentro del espacio. Por otra parte, la decisión de los referentes de más peso dentro del Congreso sigue siendo que dentro del ámbito parlamentario no haya cruces entre los distintos sectores.

La articulación que se llevó a cabo para avanzar con la presentación del proyecto que establece la elevación del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias funge como el ejemplo perfecto del tipo de políticas que el Frente de Todos desea instalar en el año electoral. Se trata de una iniciativa que fue trabajada entre varios sectores y apoyada por todos.