La pauta oficial de inflación no sólo resulta poco creíble para los gremios a la hora de negociar paritarias sino también para el FMI, un aliado del Gobierno. En su informe de perspectivas económicas globales, el organismo internacional anticipó una inflación para este año del 21,6 por ciento, por encima del techo del 17 por ciento que quiere imponer el Banco Central. Asimismo, para 2018 el cálculo oficial del 12 por ciento de suba de precios vuelve a estar por debajo de la estimación del Fondo, que se ubica en el 17,2 por ciento. En materia de crecimiento económico, para este año el FMI viene reduciendo su proyección desde el 2,8 de hace varios meses hasta el 2,2 por ciento actual, mientras que el Gobierno proyecta un 3,5 por ciento.

“Tras contraerse el año pasado, la actividad tiene visos de expandirse en Argentina en un 2,2 por ciento en 2017 gracias al aumento del consumo y la inversión pública, y en un 2,3 por ciento en 2018 a medida que vayan recuperándose la inversión privada y las exportaciones”, dice el informe publicado ayer en Washington. Un análisis con mayor grado de detalle ofreció la semana pasada David Lipton, primer subdirector gerente del organismo, de visita en el país para asistir a un evento organizado por el Gobierno. “El país está en el camino adecuado y la estrategia general es la correcta. La relación del FMI con la Argentina está normalizada. Entendemos la herencia económica recibida y fue exitosa la manera que adoptó el Gobierno para evitar el desastre”, dijo Lipton. Es decir, hay una coincidencia total entre el discurso de Cambiemos y los funcionarios de mayor rango del Fondo.

La buena onda del FMI con la administración de Mauricio Macri quedó en evidencia el año pasado, cuando el organismo debió revisar varias veces a la baja su proyección de crecimiento para la Argentina. En abril de 2016 estimó una caída del 1 por ciento para ese año y en julio la estiró hasta el -1,5 por ciento. En octubre redujo su cálculo un poco más, hasta el -1,8 por ciento. Finalmente, la baja de la economía fue del 2,3 por ciento. Durante el período de gobierno del kirchnerismo, el Fondo sistemáticamente preveía que el crecimiento sería inferior al que luego se concretaba.

Con ese aprecio por Macri, el FMI divulgó ayer proyecciones de crecimiento e inflación para 2017 y los próximos años. En términos de avance del PIB, el organismo calculó un 2,2 por ciento para 2017, por debajo del 3,5 por ciento inicialmente estimado por el Gobierno y también del 3 por ciento que actualmente proyecta el Banco Central. Fue la segunda vez que el Fondo modificó hacia abajo sus proyecciones para el país. En julio del año pasado anunciaba una recuperación de 2,8 por ciento y en octubre preveía un 2,7 por ciento, guarismos también alejados de los números altamente optimistas de los economistas del Gobierno.

En materia inflacionaria, la simpatía del Fondo tampoco fue suficiente. Estimó que el avance de los precios “punta a punta” en 2017 será del 21,6 por ciento, por encima de la pauta oficial prevista para el año de entre el 12 y el 17 por ciento, que el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, calificó ayer como “cumplible” (ver aparte). Para el año que viene, la inflación según el Fondo será del 17,2 por ciento, mientras que la meta del Gobierno es de entre el 8 y el 12 por ciento. En 2019, el organismo anticipa que los precios subirían un 13,1 por ciento, también por encima del 3,5 y 6,5 por ciento que contempla la meta de inflación del BCRA. El FMI difundió que la inflación promedio en 2017 será del 25,6 por ciento. Ese indicador contempla la comparación entre el promedio de precios del año pasado y el promedio de éste. En la Argentina se suele utilizar la medida “punta a punta” detallada al comienzo del párrafo.

Según los datos del Indec, la inflación en el primer trimestre se ubicó en un 6,2 por ciento, impulsada por la suba de la electricidad, educación, medicina prepaga y alimentos y bebidas. Para que se cumpla la pauta inflacionaria del Gobierno, el promedio de aumentos hasta fin de año debería estar por debajo del 1,06 por ciento mensual, y todavía resta otra ronda de subas de los servicios públicos en noviembre. Como respuesta a la presión de precios, el BCRA aumentó la tasa de referencia en 150 puntos básicos hasta un 26,25 por ciento.

El Fondo anticipa un deterioro en el déficit de cuenta corriente desde el 2,6 por ciento en 2016 hasta un rojo del 2,9 y 3,4 por ciento en 2017 y 2018, respectivamente. Los economistas consideran que esa tendencia va a tener que ver con la creciente carga de intereses de la deuda externa que surge de la política de colocaciones de títulos del Gobierno nacional junto con la paulatina apertura importadora. Además, el Fondo prevé que el desempleo se ubique en el 7,4 por ciento este año y baje al 7,3 por ciento en 2018. Actualmente está en el 7,6 por ciento.

A nivel global, el Fondo mejoró ligeramente sus proyecciones hasta un crecimiento del 3,5 por ciento en 2017 y 3,6 en 2018. El avance de China sería del 6,6 en 2017 y del 6,2 en 2018, mientras que Estados Unidos se aceleraría al 2,3 y 2,5 por ciento este año y el próximo. Para América latina y el Caribe, luego de la baja del 1 por ciento del año pasado, en 2017 se registraría un avance del 1,1 y del 2 por ciento en 2018.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viajó ayer a Washington para asistir a la Reunión de Primavera del FMI y el Banco Mundial (BM). También forman parte de la comitiva oficial el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y el titular del BCRA, Federico Sturzenegger.