Las elecciones del 8 de junio fueron aprobadas por 522 votos a favor y 13 en contra. La propuesta tuvo el apoyo del oficialismo y de la oposición del Partido Laborista, con lo cual superó ampliamente los dos tercios que necesitaba.

No obstante, el debate previo a la votación se convirtió en un enfrentamiento entre May y el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn. May aseguró ante los diputados que quiere que los votantes le concedan un mandato fuerte para implementar el Brexit y acusó a sus adversarios de "intentar frustrar el proceso". Corbyn, por su parte, afirmó que May es "una primera ministra en la que no se puede confiar", ya que siempre dijo que no habría elecciones anticipadas. Aun así, su partido apoyó el llamado a las urnas.

Más tarde, en una entrevista televisiva, la líder conservadora confirmó que durante la campaña no participará en ningún debate televisivo con Corbyn porque ya argumentó lo suficientemente contra sus adversarios. Anticipó, además, que hará “campaña puerta a puerta” y que se entrevistará con los ciudadanos de a pie.

Las encuestas dan una gran ventaja a los conservadores de May frente a los laboristas. La premier prometió que si el oficialismo gana habrá “cinco años de liderazgo fuerte y estable para las negociaciones” del Brexit, lo que garantizará “que consigamos un resultado exitoso".

Desde Bruselas, sede de la UE, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sostuvo que las negociaciones sobre el Brexit no podrán comenzar en la práctica hasta después de las elecciones del 8 de junio.