Estuvo en el momento y el lugar indicados demasiadas veces: pasándoles reggae a los punks en el ‘77 como DJ en el Roxy, filmando a los Clash y Sex Pistols con una Super 8 cuando nadie tenía una cámara, acompañando a John Lydon a Jamaica en 1978, fumando y filmando a Bob Marley, y haciendo algunos de los más interesantes documentales sobre punk rock. Pero ahora, café en mano, mientras atiende al NO, Don Letts recuerda 1983 y se entusiasma: por entonces, Mick Jones (The Clash) lo invitó a armar una de las bandas más influyentes, fascinantes y subestimadas de los ‘80: Big Audio Dynamite (B.A.D). “Fue una de las épocas favoritas de mi vida, me siento muy orgulloso cuando miro hacia atrás y veo esa mezcla de cosas que hacíamos entonces”, dice antes de las proyecciones de tres de sus películas en el Bafici, con gestión del British Council. A nivel musical, esa mezcla incluía líneas de bajo jamaiquinas (sus padres eran inmigrantes de la isla instalados en el Reino Unido), beats de hip hop, algo de rap, las inconfundibles guitarras de Jones y los sampleos de Letts, que también hacía los videos de la banda y oficiaba en vivo de VJ, una novedad por entonces.

“Creo que muchas de las bandas y proyectos más interesantes actuales también usan esos elementos, como Gorillaz. Nunca supe tocar ningún instrumento, así que quería justificar mi presencia en la banda: empecé escribiendo algunas letras, como las de E=MC2, y después también empecé a sumar sampleos. En ese tema hay varios del director Nicolas Roeg, y me acuerdo que el primero que usamos fue uno de El bueno, el malo y el feo, un western que dirigió Leone con música de Ennio Morricone. Sonábamos muy distintos e individuales. Hace poco volví a escuchar esos discos y me sorprendí porque ni siquiera suena actual, si no que suena incluso un poco futurista.”

Es curioso oír hablar sobre “futurismo” a un punk, pero hablar con Don Letts, que tiene 61 años, es la experiencia menos nihilista que se pueda tener. Y lo mismo sucede al escuchar los cuatro discos de B.A.D en los que participó: “Son todos muy especiales para mí, pero Megatop Phoenix –de 1989 y clave en los ‘90 para bandas como Primal Scream– es mi favorito por las canciones. Cuando era chico me encantaba la idea de tocar, pero me topé con que no podía tocar, así que me sentí muy honrado cuando pude ser parte de B.A.D. Mick Jones ya le había enseñado a tocar a Paul Simonon, bajista de The Clash, así que me insistió en sumarme y me dijo que no ser músico no era problema. En el escenario yo ponía marcas de colores en el teclado para saber qué tocar. Acepté que no era músico y traté de hacer de eso mi fuerza, porque mis ideas venían de otro lado; tratábamos de usar distintos aspectos para crear un medio: yo estaba tratando de crear un sonido cinemático”.

Don viene al país para apoyar la proyección de tres de sus más importantes films pero para comprender la importancia del “Efecto Letts”, el documental que hay que ver es el youtubeable Superstonic Sound: The Rebel Dread. Allí se lo puede ver trazando una línea familiar e histórica desde el Duke Letts Superstonic Sound, que fue el primer sound system del Reino Unido y fue armado por su padre, hasta las experiencias actuales de su hijo Jed Letts, productor de dubstep, otro género con conexión jamaiquina. En ese documental, Don trata de explicarle a su hijo veinteañero lo diferentes que fueron los principios del sound system a la imagen actual: “Eran reuniones comunitarias que se armaban los domingos después de la Iglesia: no había gente armándose porros enormes y bajos súper graves si no gente con la Biblia bajo el brazo, intercambiando sus experiencias en un país nuevo. Para mis padres fue muy duro, como inmigrantes, adaptarse a la vida en Inglaterra. Pero fue muy interesante ver cómo la música tenía cierta verdad para ofrecernos, porque la juventud inglesa realmente se sintió interesada por la música jamaiquina. Fue una lección muy importante ver cómo se podía alcanzar el entendimiento a través de la cultura y la música. Nos volvimos cercanos al entender nuestras diferencias”.

Siendo la influencia de la música jamaiquina decisiva en el pop de hoy, las experiencias de Letts como embajador y nexo entre ambas culturas son reveladoras: “Cuando My Boy Lollipop, de Millie Small, llegó al número 1, para los jamaiquinos de segunda generación fue una gran victoria: era 1964, ¡culturalmente la colonia vencía al Imperio en plena época de los Beatles! Pero cuando mis padres dejaron Jamaica, la isla seguía gobernada por los británicos, era una Jamaica muy diferente a la que yo conocí en 1978, cuando fui con Johnny Rotten, porque ya estaba mucho más politizada. Después de la independencia de Jamaica todos pensaron que iba ser todo genial, y de esas expectativas surgen el rocksteady y el ska, sonidos realmente muy optimistas. Pero en pocos años descubrieron que las cosas no resultaban tan fáciles y que la vida sería realmente muy dura. Y eso cambió la música, que se politizó mucho”.

Aunque Sex Pistols siga siendo la banda punk inglesa por excelencia, la que mejor captó el clima de empoderamiento, revuelta y toma de conciencia política que aún fascina de aquellos tiempos sigue siendo The Clash, a la que Don Letts le hizo todos los videos y les sirvió también de “modelo” de tapa en el compilado Black Market Clash. Tomada por Rocco Macaulay en 1976, apenas unos momentos antes de las batallas entre la policía antidisturbios y la comunidad negra en el carnaval de Notting Hill, la imagen muestra a Don Letts con su look rasta, caminando relajada y temerariamente hacia los uniformados: “Todos piensan que yo estaba enfrentando a la policía, pero la verdad era muy diferente. Lo que la cámara no muestra es que detrás mío había cientos de jóvenes negros armados con botellas y cascotes, listos para tirárselos a la policía. Y yo estaba en el medio, y miraba para un lado y veía a la policía, y a mis hermanos del otro, y pensé: ‘Mierda, mejor que me vaya de acá’. La foto de hecho me muestra saliendo de ahí. Dios me ayudó a salir de ahí y no ser estúpido”.

Odiado (y envidiado) por muchos que lo acusan por ser sólo un farsante, un charlatán que exagera su influencia, y no ser ni siquiera músico, lo cierto es que esta suerte de Forrest Gump en clave Rasta, supo ganarse la confianza y amistad de Joe Strummer, Mick Jones, John Lydon y Bob Marley, lo que no puede ser casualidad: “No sé por qué se dio, pero creo que ellos comprendieron que yo tenía su misma pasión por la música: sigo creyendo que la música puede ayudar a cambiar la vida y la sociedad. No teníamos un plan mundial, simplemente seguimos nuestros instintos. Joe Strummer o Bob Marley eran personas como vos o yo, y eso es lo más importante: mantener real a la gente, al mismo nivel que todos. Nunca los traté ni los percibí como inalcanzables”.

ROTTEN Y LETTS, DON Y BOB

Punky reggae party

Don Letts hizo documentales sobre George Clinton y Sun Ra, y dirigió junto a Rick Elgood el drama Dancehall Queen (1997), pero la especificidad del ciclo Britannia Lado B en Bafici, que tiene foco en los 40 años del punk, lleva a rescatar tres documentales suyos. Lo más nuevo será el estreno del flamante Two Seven Clash (Dread Meets Punk Rockers) y además se pasarán The Clash: Westway to the World (de 2000, ganador de un Grammy) y el tremendo Punk Attitude (2005), que con testimonios de Thurston Moore, Jello Biafra y Jim Jarmusch, y el archivo de Letts, ofrece un panorama del movimiento punk y su  influencia, no exento de sentido crítico.

¿No fue cuando los Sex Pistols fueron a Today, el show televisivo de Bill Grundy, y lo insultaron alegremente, el momento exacto en que el punk se convirtió en una caricatura de sí?: “Si hubiera que elegir un momento, bien podría ser ése. Por tradición, los medios siempre usan lo más negativo de estos movimientos, y pintaron ese retrato nihilista y violento que nunca fue el caso. El punk tiene que ver con la libertad, el empoderamiento y la individualidad. La gente vio ese retrato negativo del ‘fuck you’ y pensó que se trataba de eso”.

Aunque dice que “el punk no se trata de nostalgia”, Don Letts volvió a analizar ese período de su vida. “El punk no es sobre estar enojado y tocar rápido la guitarra: es una actitud y un espíritu. En 1968, cuando salió la película The Harder They Come, de Perry Henzell, quise hacer cine, pero por entonces que un joven negro jamaiquino quisiera hacer cine era directamente ridículo. Hasta que llegó el punk rock: otros amigos agarraron guitarras y yo tuve la suerte de que mi amiga Caroline Baker, editora de la revista Vogue, sabía que quería filmar y me regaló una cámara Super 8.”

De esa experiencia como testigo preferencial surgió su excelente documental sobre The Clash, donde además de sus filmaciones incluye crudos y sinceros testimonios de los músicos. Y en la esperada novedad Two Seven Clash, Letts vuelve a recurrir a su fantástico archivo y recorre su biografía y su legendario viaje a Jamaica en 1978, junto a Richard Branson y su amigo John Lydon, ya decidido a dejar de ser Juancito Podrido de los Pistols para armar Public Image Limited (P.I.L). “También hay muchas imágenes de The Slits, que siguen siendo un gran ejemplo de lo que puede llegar a ser una banda de chicas. Creo que llegué a ser más cercano a ellas que los Clash o los Pistols”, evalúa Letts, que conoció a Bob Marley en 1977, cuando le hizo el video de One Love y se encargó de conseguirle faso durante su estadía en Estados Unidos.

En un toque, Bob le reprochó su look punky, a lo que Don supo plantársele: “Bueno, Bob había visto esa caricatura de lo que era el punk en los medios, y tuvimos esa discusión. Me decía que los punks eran unos estúpidos y me reprochó que siendo jamaiquino me pareciera a ellos y tuviera pantalones con cadenas; y yo le decía que ellos eran rebeldes de verdad, y que eran mis amigos. Tuvimos una pequeña discusión y me fui. Pero tres meses más tarde, él se informó más sobre la escena y escribió Punky Reggae Party”.

Como exponente de una experiencia de vida auténticamente multiculturalista que ahora parece casi un espejismo, la visión de Don Letts sobre el Brexit y la salida de la Comunidad Europea es clara: “Es una mierda, una estupidez. Pero esa vuelta ridícula al nacionalismo, liderada por Trump, y que no sucede solamente en Inglaterra y Estados Unidos sino en todo el mundo, es algo que aparece en cada época de crisis económica: echarles la culpa a los extranjeros e inmigrantes.”.

* Punk Attitude se proyectará el martes 25 a las 22.50 (Village Recoleta 10) y el viernes 28 a las 17 (San Martín 1). The Clash: Westway to the World, el miércoles 26 a las 17.20 (Village Recoleta) y el domingo 30 a las 18.40 (San Martín 1). Y Two Seven Clash (Dread Meets Punk Rockers), el martes 25 a las 20.40 (Village Recoleta) y el miércoles 26 a las 14.50 (Village Recoleta 2).