EL 3 de marzo de 2020 se diagnosticó el primer caso de covid 19 en la Argentina. Diez días después, ocurrió lo mismo en Rosario. Desde entonces se han contabilizado en la ciudad alrededor de 81 mil positivos, y más de 2000 muertos por la enfermedad. Los números de ayer mostraron 191 contagios, con una tendencia de crecimiento, y un RT de 1,03, un índice que preocupa si supera el 1. El secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana --a modo de balance del año transcurrido-- destaca la fortaleza del sistema de salud pública, el trabajo coordinado con provincia y Nación, y proyecta hacia el futuro no ya como evolucionará la pandemia, sino la necesidad de reforzar la presencia del Estado para equilibrar la desigualdades que se acentuó durante un año de tensiones permanentes. A modo de alerta, advirtió los ingresos de casos positivos de jóvenes que vuelven de viajes de estudios o de vacaciones. 

--La semana que viene se va a cumplir un año del primer caso de covid 19 en Rosario, que correspondió a un hombre joven que regresó de Gran Bretaña y fue diagnosticado en el el Carrasco. De allí en más hemos atravesado diferentes etapas y realidades. ¿Tuvo Rosario alguna particularidad en el desarrollo de la pandemia ?

--Si nosotros hacemos una análisis de lo que fue el primer año de pandemia, tuvimos durante varias semanas, inclusive meses, un proceso de ausencia de casos. Esa es una imagen que tuvimos: cuando había fuertes restricciones en algunos lugares y casos crecientes, aquí teníamos indicadores sanitarios diferentes.

--Hubo una racha de más de 40 días sin casos y otros tantos con pocos..

--Siempre dijimos que eso no era una situación de "éxito", sino que había que aprovecharla para seguir trabajando fuertemente en la prevención y estar atentos en las intervenciones porque la situación del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) era mucho más compleja y nosotros, por una cuestión de cercanía, podíamos tener problemas. De hecho comenzó a suceder y entramos en circulación comunitaria. Es decir que entramos, salimos y volvimos a entrar. 

--En los primeros días de junio, el ministro de Salud de Buenos Aires Daniel Gollán dijo: "Si abrimos el AMBA, explotan Rosario y Córdoba".

--En ese momento nosotros no teníamos circulación comunitaria, habíamos salido. Habían pasado más de 21 días del último caso. Era una realidad distinta, y por eso la ciudad era mirada en términos de realidad sanitaria. Pero poco después formamos parte del aumento de contagios generalizados que se dio en el AMBA. Eso llegó a la ciudad, que fue aumentando progresivamente con más complejidad en Rosario, y en el sur de la provincia que en el resto de Santa Fe, sobre todo por el denominador poblaciones. Pero desde hace tres meses, Rosario representa más o menos un tercio de los casos totales de la provincia, cuando apenas abrió el AMBA hubo días en que teníamos la mitad.

--También hubo una modificación en las zonas donde se dieron los casos en Rosario. Al inicio eran en sectores medios y altos, que habían viajado al exterior y vivían mayormente en el centro...

-- Eran casos llamados "importados", sectores medios que viajaron, empresariales, con vínculo con Buenos Aires, y también trabajadores de la salud. Se dieron esos "clusters" o conglomerados que podíamos aislar. Lo que vivimos en general, y Rosario no tuvo diferencia con el país, es que la pandemia cambió la "agenda de trabajo" de los equipos y puso a la "incertidumbre" en el centro de la escena, en términos de no conocer la enfermedad y poner en marcha la búsqueda de acuerdos firmes con la nación y la provincia, con protocolo unificados y respetados.

--Estamos ingresando a una etapa conocida. Es decir ya hubo un otoño y un invierno con pandemia, podemos avizorar lo que puede pasar, cómo inciden las bajas temperaturas, el comportamiento de otras patologías, como por ejemplo, que haya menos accidentes. Pero aún así hay circunstancias novedosas: el inicio del ciclo lectivo que se dará la semana que viene, cosa que no ocurrió en 2020. ¿Se puede prever en este marco la reedición de un nuevo pico, o prepararse para lo que viene, teniendo en cuenta que ahora la curva vuelve a mostrar un leve ascenso ?

--Nosotros tenemos las posibilidad de ver "el trailer" --como si fuera una película-- de los que sucede en Europa. La imagen de las capitales europeas que vimos el año pasado nos permitió adelantarnos en muchas cosas. La saturación de los servicios de salud, la "decisión" de quién ingresa a un respirador no se replicó aquí porque tuvimos tiempo y vimos ese drama en directo.

--En las capitales de los países más poderosos del mundo, además.

-- Uno de los aprendizajes de la pandemia es la necesidad de sistemas de salud basados en derechos y Estados fuertes, eso hasta (el presidente de Francia, Emmanuel) Macrón lo dijo: "Se necesita un Estado fuerte". La reivindicación de los sistemas de salud y los límites de las miradas lineales de las disciplinas es otro aprendizaje. No hay posibilidad de explicar la pandemia solo desde la investigación, o la estadística, la mayoría de esos análisis son desdibujados si no se habla de contextos políticos, sociales, y culturales. Las miradas lineales que decían "esto va a pasar" se encontraron con que no pasó.

--¿El verano vino bien, más allá de algunas inconductas o descuidos?

--Ahora tenemos una imagen sanitaria favorable, con leves incrementos en estos últimos días. Hemos transitado el verano con indicadores que mejoraron, pero vemos una imagen europea asociada al frío, que nos permite --a diferencia del año pasado, porque ahora tenemos el sistema de salud armado y preparado-- anticiparnos y decir que hay cosas que ya sabemos, respetando y mejorando los protocolos, podemos llevar adelante el inicio de clases, por ejemplo. Pero no pensando que la pandemia "ya pasó", sino con un claro protocolo de intervenciones oportunas y alerta temprana. Así como al comienzo, el año pasado, en una empresa que presentaba un caso, vos dejabas que todos se contagien, sin intervenir, en una escuela sería lo mismo. Ahora sabemos fehacientemente que hay que aislar, y además, a diferencia de Europa, también estamos ahora en un proceso de vacunación. No es lo mismo ahora, que habrá que estar más tiempo en lugares cerrados con todos los geriátricos vacunados, con todo el personal de salud vacunado, con la mayoría de los docentes también vacunados, que lo que ocurrió el invierno pasado. A nosotros "se nos caían" equipos completos de terapia intensiva, y ahora eso no va a suceder.

--¿Cuál fue el peor momento en todo el año transcurrido ?

--Me cuesta identificar uno solo. Fue tan intenso. Los inicios eran de mucha tensión porque había dificultades de ingreso al país de los elementos de protección personal. Eso complicaba el trabajo con los equipos. Y después, cuando se elevaron las variables sanitarias, llegamos a trabajar con mas del 95% de ocupación de camas críticas. Llegamos al 97 algunos días.

"Los inicios eran de mucha tensión porque había dificultades de ingreso al país de los elementos de protección personal. Eso complicaba el trabajo con los equipos"

--¿Nunca se llegó al colapso, es decir que no haya cama o respirador para un paciente?

--No, no tuvimos ni un solo caso. Sí hubo en varios días en septiembre y octubre en donde vimos imágenes de ambulancias recorriendo distintas instituciones, lo que era un retraso, pero no falta de camas.

--¿Como se proyecta de aquí en más? Sobre todo teniendo en cuenta que se saldó la discusión de la necesidad de una política sanitaria con prevalencia del Estado. Hasta la derecha mas rancia reconoce esto.

--La verdad es que la evolución es difícil de predecir, pero cuando uno mira el comportamiento del virus, las nuevas cepas que están apareciendo en diferentes lugares, las mutaciones que lo muestran más agresivo. Cuando se pone en crisis el sistema de salud de Brasil, aquí tan cerca, cuando la inmunidad de rebaño sigue siendo un horizonte lejano, es difícil predecir que no vamos a tener aumento de contagios. Sí vamos a tener una situación diferenciada si seguimos vacunando progresivamente, a los adultos mayores y a quienes presentan factores de riesgo, esta enfermedad que produce mayor cantidad de días de internación o letalidad, podemos transcurrirla con una evolución diferente. Ese futuro lo construimos entre todos. Si creemos que podemos depositar en la vigilancia del Estado, y en la vacuna el control, nos va a ir mal. El Estado tiene que seguir con alerta temprana, detectar cadenas de contagio, todo ese trabajo debe seguir en todas las actividades que se reinician. Sobre todo porque si vuelven a aplicarse restricciones, será mucho más difícil que se cumplan y sostengan.

"Cuando se pone en crisis el sistema de salud de Brasil, cuando la inmunidad de rebaño sigue siendo un horizonte lejano, es difícil predecir que no vamos a tener aumento de contagios"

--¿Cómo funcionó la articulación entre los estados, el municipal, provincial y nacional ?

--Nosotros reconocemos y celebramos la recuperación de las políticas sanitarias. Más allá de matices o diferencias, hubo desde el inicio un rol rector de garantizar presupuestos de distribución, en un país profundamente desigual, en el que solo el Estado puede garantizar la equidad. El diálogo es permanente, y tenemos además, con la Nación, una historia de compromiso con las construcción del sistema de salud.

--¿Y con el estado provincial ?

--Del mismo modo, tenemos un trabajo fluido, y es necesario seguir profundizando mesas integradas de planificación. Sobre todo potenciando la experiencia que tiene la ciudad para acompañar estas políticas. Otro aprendizaje de la pandemia, a diferencia de Europa, es contar --como en Rosario-- con los centros de salud barriales, eso le da fortaleza al sistema. Nosotros en marzo del año pasado vacunamos (antigripal) a 27 mil adultos mayores en sus casas y les llevamos los medicamentos para tres meses. Eso se puede hacer por el compromiso de los equipos y el conocimiento del territorio. En Europa, de inicio, se vio el colapso de los grandes centros de salud, en los equipos de terapia. Aquí no tuvimos gran cantidad de contagios alrededor de los centros de salud, eso tiene que ver con la cercanía y haber "cortado" la cadena de contagios. La potencia de tener mas de 1200 trabajadores de la salud en los barrios marca una diferencia, jamás dejaron de trabajar.

--¿Cómo participa la salud municipal de la campaña de vacunación ?

--Nosotros tenemos ya preparados y dispuestos cuatro distritos y el policlínico San Martín, listos para vacunar. Y también podemos ensayar distintos escenarios de vacunación más cercana. Hay un momento de centralización del recurso, que es lo que ocurre ahora, con la limitación que hay de vacunas, pero a medida que se vaya agilizando la provisión, vamos a poder dejar la "linealidad" de ir por grupos. Pero va a depender de la cantidad de vacunas que lleguen de Nación. Cuando haya más vacunas,  nosotros estamos preparados.

--En una respuesta anterior apareció la "inmunidad de rebaño" como una meta lejana.

--Para llegar a más del 60 o 70% de la población inmunizada hacen falta meses, pero ya tenemos geriátricos, adultos mayores, trabajadores de la salud, docentes. Es otro panorama. También hay que analizar el impacto del aislamiento y de las restricciones, porque no es lo mismo eso en sectores con recursos materiales y simbólicos, que en otros con menos recursos. Sumamos desigualdades, la población más vulnerable está peor. El trabajo para el futuro es seguir estudiando al virus, cuidarnos, vacunarnos, pero también desarrollar política estatales que cuiden mucho más a los que "sumaron" vulnerabilidad en la pandemia.