Me preguntan: ¿qué es el feminismo? Es un movimiento, sí, necesario para poner de relieve las desigualdades de género, pero también un pensamiento y un hacer político, anclado fuertemente en lo cotidiano. La política es una herramienta fundamental para la transformación de realidades, por eso, en ese hacer político que nos convoca a las mujeres nos une una meta común: la construcción de una sociedad más justa, en la que la igualdad de derechos sea real y no sólo formal, en todas partes del mundo. Así, las mujeres nos constituimos como protagonistas y tenemos un papel clave en la transformación del sistema. La educación juega un papel fundamental, la cultura asigna un rol marginal a las mujeres y disidencias y, para transformarlo, es necesario construir ese aprendizaje desde temprana edad y acercar herramientas para desaprender y volver a aprender para quienes ya venimos inmersos en una cultura de exclusión y marginalización.

Ser feminista hoy es valorarse como mujer, es tener la convicción que podemos lograr lo que nos proponemos, que somos perfectamente capaces de ocupar esos espacios tradicionalmente reservados para los varones, que brindamos un aporte importante al todo y que apoyándonos entre nosotras logramos lo imposible, posible. El feminismo actual debe ir encaminado a lograr el empoderamiento pleno de la mujer, y eso es dar pasos al frente observando lo alcanzado. Es indiscutible que conquistamos nuevos espacios a fuerza de trabajo, de lucha y de perseverancia; sin embargo, eso no significa que hoy vivamos en un mundo desprovisto de desigualdades.

A nivel global, las mujeres aportamos mucho más valor del que se nos reconoce, incluso, el impacto de nuestras acciones suele no cuantificarse como es debido. Es por esto que el primer desafío del feminismo actual es continuar visibilizando nuestro rol en todos los ámbitos, especialmente, en aquellos que implican tomas de decisión. Nos urge diseñar sistemas económicos, sociales y políticos que garanticen el respeto a los derechos humanos y logren la igualdad de género sin dejar a nadie atrás.

La equidad debe verse reflejada en todos los sectores: el público, el privado y el académico. Tengo el orgullo y el privilegio de ser la primera mujer que se desempeña como Secretaria de Promoción Turística de la Nación, en el contexto del Ministerio de Turismo y Deportes, en el que la mayoría de los cargos de rango jerárquico están liderados por mujeres. Sin duda, esto responde a una clara política de Estado, impulsada por nuestro presidente, con eje en la perspectiva de género. Y aunque los progresos son enormes, aún nos queda un largo camino por recorrer. Los cambios deben ser estructurales y transversales a todas las áreas de desempeño.

En ese sentido, el Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS #5 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas promueve la igualdad de género. Con éste como guía, las mujeres del mundo debemos trabajar unidas para lograr que mediante el empoderamiento tengamos una participación plena y efectiva con igualdad de oportunidades de liderazgo en todos los niveles decisorios de la vida política, económica y pública.

* Secretaria de Promoción Turística de la Nación.