En una jornada de marchas a favor y en contra del Gobierno de Nicolás Maduro, dos estudiantes, uno en Caracas y otra en San Cristóbal, capital del estado andino Táchira, murieron ayer baleados por desconocidos. Al día siguiente de que activara un plan antigolpe, el mandatario venezolano acusó a la oposición de propiciar la violencia en las calles con protestas que no tienen motivo, pues consideró imposible la destitución de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), cuestionados por la Asamblea Nacional. Además, se mostró dispuesto a que se realicen elecciones para buscar un camino pacífico y anunció la detención de 30 personas con supuestos planes para desatar hechos de violencia. En un contexto de tensión política, el viceministro para América del Norte de Venezuela, Samuel Moncada, culpó a Estados Unidos, al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y a un amplio grupo de países del organismo de estimular la violencia en su país.

A 207 años de su independencia y a cuatro de la asunción de Maduro como presidente, Venezuela vio como el termómetro de la puja política alcanzó un nuevo punto de ebullición tras la muerte de dos jóvenes. Se trata de Carlos José Moreno Barón, de 17 años, quien recibió un balazo en la cabeza en la plaza La Estrella, en el barrio San Bernardino, en una de las 26 concentraciones antigubernamentales que se realizaron en Caracas. Moreno Barón murió cuando era sometido a una cirugía en el Hospital de Clínicas, informó el diario local El Nacional.

En tanto, Paola Ramírez, de 23 años, falleció al recibir un balazo en la cabeza en las inmediaciones de la plaza San Carlos, en San Cristóbal, reportó el mismo medio. Con los casos de Moreno y Ramírez suman ocho las víctimas fatales registradas en el contexto de las protestas contra el Gobierno, que vienen realizándose desde comienzos de mes en Venezuela y que dejaron además cientos de heridos y detenidos.

En las protestas de ayer se contabilizaron 100 heridos o afectados por gases lacrimógenos en San Cristóbal y 42 atendidos en los centros de salud del municipio caraqueño Chacao, consignó la prensa local. Además, se denunció un número no precisado de detenidos en San Cristóbal, entre los cuales se identificó a Gustavo Gandica, secretario en Táchira del partido Primero Justicia (PJ) al que pertenecen el ex candidato presidencial Henrique Capriles y el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges.

La columna de gases lacrimógenos se alzó ayer como una fina frontera blanca entre partidarios del Gobierno que bailaron y marcharon a favor de Maduro y la oposición, que no pudo avanzar hacia el centro de Caracas, contenida por el muro de las fuerzas de seguridad. La marea roja oficialista repitió en sus canciones consignas de independencia y soberanía, mientras que la ola blanca opositora mostró pancartas con la leyenda “No + dictadura”, en un mensaje dirigido a Maduro durante el cuarto aniversario de su llegada al poder, sobre un total de seis años de mandato.

Una de las mayores concentraciones opositoras en Caracas partió de la plaza Altamira, en el municipio Chacao, y con varios dirigentes a la cabeza se movilizó por la autopista Francisco Fajardo, con el objeto de llegar a la Defensoría del Pueblo, pero encontró un cordón de policías que arrojaron gases lacrimógenos.

En tanto, la manifestación oficialista, en la avenida Bolívar, en el centro de Caracas, fue encabezada por el presidente Nicolás Maduro, quien responsabilizó a Borges por lo que consideró un intento de golpe de Estado. “Julio Borges, eres el jefe del golpe de Estado, después no te quejes cuando llegue la justicia; te lo estoy diciendo con tiempo, estoy decidido a defender la patria y no voy a retroceder ni un milímetro; lo que voy es pa’ lante, carajo”, dijo el mandatario. “Hoy pretendieron derrocar el poder y los hemos derrotado una vez más”, sostuvo Maduro, que calificó a Borges de “hipócrita, fariseo, golpista, cobarde y payaso”, y dijo que es el responsable de la violencia.

Más temprano, Maduro había anunciado el llamado Plan Zamora, que le fue presentado por las Fuerzas Armadas con el objeto de mantener el orden interno y mediante el cual fueron detenidos “más de 30 encapuchados”, según dijo. El presidente de Venezuela aseguró que desea ir pronto a elecciones para ganar definitivamente lo que llamó una batalla contra su Gobierno. “Tenemos que buscar fórmulas para ganar definitivamente esta batalla en paz, yo quiero ganar esta batalla ya. Yo quiero que nos preparemos para tener una batalla electoral pronta y total”, manifestó el jefe de Estado en un encuentro político en el centro de Caracas.

En opinión del viceministro para América del Norte de Venezuela, “este lugar –por la OEA– se está usando como sala de comando para estimular la violencia en Venezuela, y el secretario general y los países son parte de ese complot”. Moncada sostuvo ayer en el Consejo de la OEA que buena parte de la violencia ocurrida en Venezuela es producto de la resolución adoptada por consenso en el organismo el 3 de abril, que afirma que en Venezuela hay una grave alteración inconstitucional del orden democrático. “Hay perfecta coordinación entre lo que dice un grupo de países aquí y lo que pasa en Venezuela, y el secretario general es el operador, no el que manda, porque el que manda es el imperio, es Estados Unidos”, sentenció el funcionario venezolano.

El representante interino de Estados Unidos en la OEA, Kevin Sullivan, rechazó la acusación que hizo Maduro al Gobierno de su país de estar promoviendo un golpe de Estado en Venezuela. “Nada estaría más lejos de la realidad, no es algo que hemos hecho ni que haríamos”, afirmó Sullivan, después de que Moncada reiterara esa acusación. En una breve intervención para responder a Moncada, el representante norteamericano lamentó que el embajador “continúe atacando a los miembros del Consejo de la OEA”, cuando lo único que se ve “son países que intentan tender una mano a Venezuela y a su institucionalidad”.

Por su parte, Rex Tillerson, secretario de Estado norteamericano, señaló que la Casa Blanca está preocupada por la situación en Venezuela. “Estamos observando de cerca lo que ocurre en ese país y trabajando con otros, especialmente a través de la OEA, para comunicarles nuestras preocupaciones”, dijo el secretario de Estado. Desde su perspectiva, Washington también está preocupado porque el gobierno de Maduro viola su propia constitución y “no permite que la oposición se organice de forma que su voz sea escuchada”.

El martes, el Departamento de Estado emitió una advertencia a funcionarios públicos de Venezuela contra la represión de las manifestaciones opositoras. En una nota firmada por el portavoz Mark Toner, el Departamento de Estado señaló que aquellos responsables por la “represión criminal de las actividades pacíficas y democráticas, de socavar las instituciones y prácticas democráticas, y de la flagrante violación de derechos humanos deberán rendir cuentas individualmente”.