Desde Brasilia

“Molto difficile.” Hablando en italiano el papa Francisco le dijo ayer al alcalde de San Pablo, Joao Doria, que considera muy difícil visitar Brasil este año, confirmando la decisión que ya había anunciado al presidente sin votos ni popularidad Michel Temer.

Aunque no viaje “espiritualmente estoy con ustedes” completó Francisco mientras recibía la bandera y la camiseta de la selección brasileña, con la firma de  los jugadores, obsequiada por el intendente paulista que, en un italiano aportuguesado, le pidió reconsiderar su decisión.

“Humildad es algo que no le falta al Papa (..) este Papa de los Papas (..)  volver atrás es un gesto de grandeza (..) sería importante que nos visite, somos el país católico más importante del mundo, 130 millones de católicos” declaró el intendente conservador Doria, un híbrido de Donald Trump y Michael Bloomberg, perteneciente al partido de Fernando Henrique Cardoso.

La conversación de 57 segundos que mantuvo con João Doria en la soleada  Plaza de San Pedro fue otro movimiento de una larga jugada diplomática iniciada por Francisco en 2016 cuando recibió  un convite formal de Temer al cual sólo respondió seis meses más tarde. La misiva papal  llegó esta semana a Brasilia donde causó una considerable repercusión.

No está de más recordar que el propio Bergoglio había prometido retornar al país hace cuatro años durante la misa que celebró en la Basílica Nacional, en el interior paulista, ante decenas de miles de fieles, durante su primera gira internacional tras ser elegido como sucesor de Joseph Ratzinger.

Faltan informaciones de primera mano para poder afirmar categóricamente que se propone en Papa con tamaño ninguneo hacia un Temer cada vez más aislado:  en 11 meses de gobierno hubo una sola visita de Estado en Brasilia, la del argentino Mauricio Macri en febrero pasado. Y la semana próxima ocurrirá la segunda, cuando desembarque el español Mariano Rajoy.  

Más allá de especulaciones lo cierto es que cuando el Jefe de Estado vaticano rechaza la invitación de su colega brasileño, y lo hace público en una misiva, está desconociendo a un mandatario de facto. El teólogo Leonardo Boff, conocedor de las intimidades vaticana, aprobó el faltazo.

“El Papa no tenía ningún motivo para venir a Brasil a apoyar a un golpista, si hubiera venido habría legitimado este estado de cosas”.

Por su parte Francisco alega que su agenda de compromisos le impide hacer una segunda gira brasileña, lo cual es una verdad incompleta (o una mentira piadosa), ya que en setiembre próximo desembarcará en Colombia, país limítrofe con Brasil que en octubre festejará los 300 años de su patrona.

Colombia está gobernada por un dirigente  conservador, como es Juan Manuel Santos, pero éste, a diferencia de Temer, fue electo.

Bergoglio ya había hecho notar su rechazo al gobierno de excepción a través de una carta de solidaridad dirigida a la ex presidenta Dilma Rousseff y la inauguración de una estatua de la Virgen Aparecida, de la cual es devoto, en los jardines del Vaticano, cuando manifestó su “tristeza” sobre la regresión política brasileña.

 “No podemos confiar más en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del marcado” recomendó Bergoglio a Temer en la correspondencia de la que ayer se habló en el Parlamento, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil y los medios.”Sé que la crisis que enfrenta el país no es de simple solución (...) pero no puedo dejar de pensar en los más pobres”. Los humildes son quienes “pagan el precio más amargo y lastimoso de algunas soluciones fáciles y superficiales adoptadas frente a crisis que van mucho más allá de la esfera financiera”.

Los cuestionamientos centrales formulados por Bergoglio fueron replicados ayer por la Conferencia de Obispos en un documento de rechazo a las reformas ( o contrarreformas) previsional y laboral de las que depende la administración para sobrevivir hasta el fin del mandato fijado para el 31 de diciembre de 2018.

Temer minimizó el desgaste causado por las críticas del Vaticano a través de un vocero oficioso, el diputado Arthur Maia, responsable en el Congreso de llevar adelante el proyecto previsional.

“Al leer la carta de Su Santidad el presidente se quedó feliz, él vio que el  Papa coincide con lo que él ha hecho en el gobierno”, declaró Maia, poco después de reunirse con su jefe, el mandatario.

Lo cierto es que este martes fue un día fatídico para el Palacio del Planalto que fue derrotado en el Parlamento al intentar aprobar con forceps un norma para acelerar la flexibilización laboral y no logró avanzar en el debate sobre el sistema jubilatorio.

“Fuera Temer” festejaron ayer diputados del Partido de los Trabajadores al lograr una de las primeras victorias legislativas desde que se instaló el actual gobierno. Ese triunfo se explica en las contradicciones dentro del bloque oficialista que meses atrás parecía blindado, pero comenzó a ajearse conforme Temer fue perdiendo gobernabilidad y su rechazo superó el 60 por ciento según las encuestadoras Ibope y Vox Populi.

El hundimiento de Temer, el desempleo del 13 por ciento y el rechazo del 93 por ciento a la reforma jubilatoria se completa, según Vox Populi, con el ascenso sostenido de Luiz Inácio Lula da Silva quien, quien continúa favorito con vistas a los comicios de 2018 en los que sería elegido en primera vuelta ya que cuenta con el 44-45  por ciento de los votos válidos frente al 32-35 por ciento del resto de los candidatos.

Lula dijo el lunes en el Sindicato de los Metalúrgicos de San Pablo que Temer lleva adelante “un proceso de demolición de conquistas que vienen del siglo pasado”.

La presencia del ex tornero en el gremio paulista coincidió con el plan de lucha que lanzaron las centrales sindicales y los movimientos sociales de cara a huelga nacional convocada para la semana que viene.