Con su emblemático flequillo y  un corte carré, vestida con una chaqueta de cuero negro de estilo perfecto -y los ojos delineados como única estridencia y artilugio cosmético- la diseñadora japonesa Rei Kawakubo fue fotografiada por Annie Leibovitz en un estudio de París por encargo de la  revista Vogue y en un gesto celebratorio que se anticipa a la fanfarria por la retrospectiva que el Costume Institute del Metropolitan Museum de Nueva York dedicará a su obra desde el 1º de mayo. Con el título y juego de palabras “Rei Kawakubo/Comme des Garçons: Art of the In-Between”, la muestra representa la segunda  consagrada a un artista-diseñador vivo (la primera se refirió a Yves Saint Laurent). Kawakubo, quien tiene 75 años y no acredita estudios formales de moda (por el contrario, estudió artes y letras en Keio University), se inició en la moda desde una fábrica de desarrollos textiles para luego oficiar como estilista.  El curador del Met, Andrew Bolton, anunció que se exhibirán 120 trajes con la etiqueta  Comme des Garçons rescatados de colecciones fechadas entre 1981 -el año de su debut en pasarelas- y la actualidad. Agregó que la puesta en escena responderá a  un guión alejado de la pompa de los paneles exhibidores que suele venerar la museografía. La decisión no es arbitraria sino que respeta la ideología de Kawakubo para con los modos de la moda: No olvidemos que en gesto revolucionario para con el interiorismo de moda y las inmaculadas tiendas, fue artífice de los primeros guerrilla stores, una modalidad de tiendas efímeras en espacios devastados y sin gastos de interiorismo que ella implementa desde 2004 tanto en Berlín como en Helsinki, Singapur, Atenas y Glasgow, con la premisa de que debían caducar en el transcurso de un año. Desde el Met, al tiempo que se acicalan las alfombras rojas para la gran gala de apertura (que seguiremos con atención desde la columna pues promete un extraordinario desfile de estilos espontáneos) se anunció que el guión curatorial se regirá por palabras y juegos de opuestos: Este-Oeste, Mujer-Hombre, Presente-Pasado. Todo indica que la retrospectiva admitirá tanto sus primeras toiles compuestas de camisas y de vestidos hechos con telas desteñidas, los trajes de papel calado, la sastrería deconstruida en percal mucho antes de los experimentos del diseñador Martin Margiela, los atuendos con almohadillas simulando malformaciones de la colección 1997 apodada Body Meets Dress, Dress Meets Body, pero que pasó a la historia de la moda como Lumps and Bumps, que se convirtieron en uniformes de ballet para la compañía Merce Cunningham, hará lugar a  los  volúmenes exacerbados y los simulacros de esculturas que cuando se trasladaron a sisas de los vestidos lucieron cual almohadas, o las armaduras XL del verano 2017 que ofician de figurines de sus colecciones. Y entre  unas y otras, asomarán siluetas punk con influencias del siglo XVIII.