“Las novelas no sirven para nada, excepto para salvar vidas”, dice el policía y lector voraz Melchor Marín, que vuelve a protagonizar una novela de Javier Cercas, Independencia (Tusquets), ambientada en 2025. Marín, el héroe en los atentados yihadistas de Cambrils de 2017, que apareció por primera vez en Terra alta (Premio Planeta 2019), tiene que investigar el chantaje a la alcaldesa de Barcelona con un video sexual de su juventud. “Yo intento ser lo más civilizado posible, pero por dentro llevo una furia terrible. Melchor Marín soy yo; es mi parte oscura, mi parte maldita. No somos ángeles, todos llevamos adentro una bestia. Si eso aflorara en la vida cotidiana, destruiríamos a los demás. Los novelistas somos como animales carroñeros; en un mundo feliz no habría literatura. Los escritores convertimos el dolor en belleza y sentido”, dijo el escritor español durante una conferencia de prensa realizada por Zoom.

El título de la segunda novela protagonizada por Melchor Marín se podría prestar a un gran equívoco. Cercas, que nació en Ibahernando (Cáceres) en 1962 y desde los cuatro años vive en Barcelona, es crítico del independentismo catalán. El autor de Soldados de Salamina, novela que publicó hace veinte años y que fue llevada al cine por el director y guionista David Trueba, reconoció que este ciclo de novelas que empezó con Terra alta surgió de su estado de ánimo a partir del referéndum por la independencia de Cataluña en octubre del 2017. “Nunca creí que íbamos a llegar a una atmósfera prebélica, como la llamó Josep Fontana, patriarca de los historiadores catalanes, filoindependentista en su vejez”, explicó el escritor cómo la realidad política le permitió volver al redil de la ficción, después del agotamiento de una seguidilla de “novelas sin ficción”, como Anatomía de un instante, El impostor y El monarca de las sombras.

En Independencia la búsqueda de la verdad y la justicia están unidas. “Borges decía que todas las novelas son policiales y tenía razón, como siempre. Todas las novelas que amo son novelas policiales en la medida en que hay un enigma y alguien intenta descifrarlo. ¿Es legítima la venganza cuando la justicia no hace justicia? En la vida real todos diríamos que la venganza nunca es legítima. La literatura nos obliga a empatizar con comportamientos y personajes que en la vida cotidiana nos parecerían abominables”, explicó Cercas y mencionó cómo Shakespeare logra que se pueda empatizar con Ricardo III, que es un asesino.

“La novela es la historia de un tipo que se llama Ricky Ramírez, que es la contracara de Melchor Marín, un tipo que busca la independencia individual de manera equivocada, a partir de una frase que le dijo su padre: ‘arrímate a los buenos y serás uno de ellos’. Él se arrima a los ricos y poderosos y la élite económica catalana lo utiliza para sus propósitos perversos y luego lo trata como papel higiénico”, subrayó Cercas y analizó la situación política en Cataluña. “Sacaron a la gente a la calle ofreciéndole a cambio la utopía disponible: vamos a crear una Cataluña independiente y nos liberaremos de estos pesados españoles que nos roban y oprimen. Y la gente se lo creyó. El problema que tienen ahora las élites catalanas es que están asustadas y quieren que la gente vuelva a su casa. La élite catalana no es diferente a otras élites enquistadas en el poder, cuyo cinismo y brutalidad son indescriptibles. La democracia, tomada en serio, es el mejor instrumento que hemos inventado para estas élites. Lo que sirve es tomarse la democracia en serio y leer a Cervantes”, recomendó el escritor que se definió como camusiano: “no es el fin lo que justifica los medios sino los medios los que justifican el fin”.

Hay mucha afectividad entre Melchor Marín y los policías que lo acompañan en Independencia. “Estoy creando una especie de fraternidad entre estos hombres que me emociona profundamente. Esa solidaridad se produce entre gente que se juega la vida. Yo veo una sororidad entre las mujeres escritoras que me asombra: las escritoras hablando bien unas de otras; esto me parece envidiable y maravilloso y es porque las mujeres también se juegan la vida literalmente y saben que tienen que apoyarse mutuamente. La literatura es una defensa contra las ofensas de la vida, decía Cesare Pavese”. Luego de El monarca de las sombras, Cercas tuvo la certeza de que concluía el ciclo de “novelas sin ficción” con ese libro en el que exploraba la historia del héroe oficial de la familia materna del escritor, el falangista Manuel Mena, un joven que murió a los 19 años en la batalla del Ebro, el 21 de septiembre de 1938, hacia el final de la Guerra Civil Española.

“Las novelas sin ficción no me permitían que aflorase la furia, esa parte maldita. (Georges) Bataille decía que llevamos una bestia adentro de nosotros mismos. La renovación, la posibilidad de decir cosas nuevas, vino a través de la ficción, con el juego de un género popular: las novelas policiales. La humildad del género policial es lo que más me gusta frente a tanta literatura pomposa y pretenciosa”, destacó el escritor cuya obra ha sido traducida a más de treinta idiomas. “Yo sueño con que la literatura vuelva a ser popular. Uno de los principales prejuicios de nuestro tiempo es que la buena literatura solo puede ser secreta, minoritaria, de catacumbas. Esta es una superstición que tiene un siglo y medio y como tal es falsa", razonó Cercas. "Lo mejor que le puede ocurrir a la literatura es volver a ser relevante y dejar de vivir en las catacumbas”.

Cercas aseguró con ironía que deberá agradecer a los que han dividido Cataluña porque esa circunstancia política le permitió reinventarse como escritor. “Dividir una sociedad es muy fácil; volverla a unir es muy complicado. Hubo un atentado contra la democracia en nombre de la democracia. Lo que ocurrió en Cataluña es el nacionalpopulismo, cuyo representante mayor es Donald Trump en Estados Unidos, (Matteo) Salvini en Italia y (Jair) Bolsonaro en Brasil. Del mismo modo que la crisis del 29 provocó el fascismo y el nazismo, la crisis de 2008 generó el nacionalpopulismo, y en España la forma más visible ha sido el secesionismo catalán. Ha sido una pésima idea llevada a cabo por gente sin escrúpulos”, cuestionó el escritor. 

Aunque el coronavirus se menciona dos veces en la novela, que transcurre en 2025, los personajes no hablan de la actual pandemia. “La historia de la humanidad es la historia de las pandemias. La última gran pandemia fue la llamada gripe española, que mató como mínimo a cincuenta millones de personas. Esa gripe española no ha dejado rastros en la literatura. Las pandemias no tienen quien las escriba. En 2025 nadie va a hablar del coronavirus”, pronosticó el escritor.