El agua en movimiento es imparable. Con insistencia y tesón sortea obstáculos para atravesar diferentes geografías y en ese devenir puede descender por montañas a gran velocidad esquivando y horadando grandes rocas. O puede recorrer mansamente enormes distancias mientras dibuja caprichosos meandros en terrenos muy llanos buscando la mejor pendiente. Incluso en algunas ocasiones puede abandonar la superficie, por las altas temperaturas, para continuar su recorrido por el subsuelo hasta que al final retorna a la superficie al solo efecto de cumplir con ese mandato no escrito de desembocar en el océano. La memoria, de alguna manera, se expresa de la misma forma.

 

En estos últimos 45 años hubo que sortear, como el agua de un río, una infinidad de obstáculos para poder mantener viva y vigente la demanda de verdad y justicia por los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura cívico militar.

Es un proceso que, en general, se expresó con mayor intensidad en los grandes centros urbanos, con la fuerza imperturbable de Madres y Abuelas y otros organismos de derechos humanos, le fueron dando visibilidad y difusión de este reclamo que, con la decisión política de gobiernos como los de Néstor y Cristina Kirchner, la justicia fue llegando y condenando esos crímenes que perduraban con mayor o menor impunidad. Era la memoria y la verdad que se imponían de a poco, y con no pocas traiciones, en el poder judicial.

Lo maravilloso de la memoria y la verdad es que, como el agua, aflora en los lugares más recónditos y más inesperados de la Argentina demostrando que ese reclamo --que nació casi de inmediato a la proliferación de los crímenes de la dictadura-- no se circunscribió a las víctimas y sus familiares y mucho menos a las principales ciudades. No, la memoria, como el agua, fue abriéndose camino, desplazándose por todo el país, llegando a todos los rincones con el mensaje más simple pero más efectivo como es el "nunca más".

Por caso, Los Zazos es una localidad que está emplazada en los Valles Calchaquíes. Es un poblado que se encuentra a menos de siete kilómetros de la localidad tucumana de Amaicha del Valle, y a nada menos que a 1337 kilómetros del Congreso de la Nación, el kilómetro cero de la Argentina. Los Zazos está rodeado de montañas áridas y bellas que anticipan, por ejemplo, el gran valle Calchaquí que recorre el río Santa María donde a pocos kilómetros se levanta la ciudad sagrada de los Quilmes, recuerdo y memoria imborrable de la resistencia indígena a la barbarie colonial española.

Ahí, donde los días parecen moverse a una velocidad diferente, más cansina que la de cualquier ciudad, se expone un fenómeno inesperado a los ojos de este cronista urbano. Y es que en ese poblado que pareciera estar alejado del ajetreo diario de la política y hasta de los aniversarios, la memoria aflora, se expresa, reclama y recuerda que la dictadura, sus muertes y sus consecuencias no pasaron inadvertidos en ese maravilloso y aislado paraje. Porque en una esquina, en una de las escasas esquinas que tiene Los Zazos y en la pared del refugio donde está una parada de colectivo hay un par de murales donde en grandes letras rojas de molde se destaca el "Nunca Más" sobre una joven figura humana que repudia, rodeado de los pañuelos blancos de las Madres, a una calavera con una gorra militar que atrás tiene una serie de cruces que simbolizan la muerte que provocaron las fuerzas armadas entre 1976 y 1983.

Es la memoria que surge, la que grita en una pared de una pequeña comunidad de esos cerros tucumanos hasta donde la dictadura también llegó, que no olvida y que, a su modo, reclama justicia de una manera intensa, terca y consciente a través de los años, de las décadas y también de los siglos porque esa comunidad indígena, la de Los Zazos y Amaicha, se organiza, recupera y conserva la memoria histórica y trabaja para alcanzar los derechos ancestrales que les asiste.

Mal que le pese a los que ahora con desenfado reivindican a la dictadura y a sus protagonistas, la memoria, la verdad y la lucha por la justicia seguirá presente, vigente y viva hasta allá lejos incluso, o quizás "sobre todo”, en Los Zazos.