Ante un nuevo 24 de marzo, y en conmemoración de los 45 años del último y más terrible golpe de Estado en nuestro país, el presidente Alberto Fernández y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, entregaron el premio Juana Azurduy a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo por su incansable lucha en defensa de los derechos humanos. “Las madres y las abuelas tuvieron el coraje que no tuvo el resto de la sociedad, y solo por eso son inmensas”, expresó el mandatario nacional, que encabezó el evento, y las definió también como “un modelo a seguir por cada argentino y argentina”.

El acto se realizó en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada, en homenaje y reconocimiento a las 71 mujeres que, en vida, aún forman parte de las organizaciones emblemáticas de la democracia argentina. Y comenzó poco antes de las 12 del mediodía con el presidente y Pietragalla ingresando al escenario junto con Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Lita Boitano, presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.

Además, estuvieron presentes el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro de Justicia, Martín Soria; y la diputada nacional Victoria Montenegro y la presidenta del INADI, Victoria Donda, ambas secuestradas durante la dictadura y restituidas por el trabajo de Abuelas; junto con otros funcionarios y funcionarias. Y 40 Abuelas y Madres de todo el país se conectaron al acto a través de la plataforma Zoom.

“Nos planteábamos qué hacer en este 24 de marzo, en otro año con pandemia, y se nos ocurrió pensar en un premio para cada madre y para cada abuela que aún nos acompañan, por la enorme lucha que protagonizaron”, explicó Fernández, el último en hablar durante el acto. También contó que el reconocimiento tiene tanto su firma como la de Cristina Kirchner, un hecho que se dio por primera vez; y que el nombre fue decidido porque Juana Azurduy fue “una mujer increíble y es un gran símbolo de las mujeres luchadoras”.

La entrega de las distinciones se realizó luego de que Pietragalla, también nieto recuperado, abriera el acto. “Estamos felices de poder hacer este homenaje, porque nuestras Madres y Abuelas tuvieron un rol fundamental”, comenzó. “Este reconocimiento tiene un sentido de generar en la sociedad un mensaje de que la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia nació desde el amor, nunca desde la violencia, continuó el secretario de DDHH, y expresó también su deseo de que “hablen de las Madres y Abuelas como se habla de San Martín, porque tienen ese lugar en la historia”.

El presidente entregó los diplomas a Lita, Taty y Estela, en ese orden. El abrazo entre la presidenta de Abuelas y Alberto no sólo mostró el gran compromiso de reparación y memoria del gobierno --y que comenzó con la presidencia de Néstor Kirchner, continuada y profundizada durante los mandatos de Cristina--; también reflejó el alivio de poder volver a abrazarse gracias a haber recibido la vacuna contra el coronavirus, tal y como contó Carlotto antes de ingresar al Museo. Sobre la importancia de la vacunación --y en crítica a Macri y su gobierno-- había hablado el Presidente la noche anterior, durante su asunción como presidente del PJ Nacional: “Estamos vacunando a todos los argentinos y argentinas mientras otros se levantan de la cama, hacen Zoom y nos critican”. Las tres mujeres homenajeadas también fueron críticas de los cuatro años de macrismo.

La primera en hablar fue Lita Boitano, quien protagonizó, tal vez, uno de los momentos más emotivos al recordar a sus hijos, Adriana y “Migue”, con la voz quebrada por la emoción. “Este 24 que no es de la plaza para nosotros, me ha pasado, a 45 años del golpe cívico militar eclesiástico y con la consigna extraordinaria de ‘Plantamos memoria’, que nunca estuve más cerca de mis hijos como este año. Y no lo digo para llorar", dijo.  Agradeciéndole a la vida, a Alberto, a Néstor y a Cristina, sostuvo que "no hay que dejar de luchar para que esto no se repita".

Taty Almeida expresó que el premio “es una caricia para el alma, un reconocimiento a todas las madres”, y se lo dedicó a su hijo Alejandro y a los 30 mil detenidos-desaparecidos. También destacó que si bien no se podrá salir a la calle porque “los organismos de derechos humanos cuidamos la vida”, hay mucha creatividad para recordar y “sembrar memoria”: “Quedamos pocas, pero le estamos pasando la posta a los jóvenes”. En esa línea se expresó también Victoria Montenegro una vez finalizado el acto: “Es la importancia de entender que la memoria depende de todos nosotros y que nos toca ser guardianes y guardianas de este legado tan grande de las madres y abuelas”, sostuvo.

La última en hablar fue Estela de Carlotto, emocionada por estar otra vez en el Museo del Bicentenario y agradecida por el homenaje. “Llevamos la democracia más larga de nuestra historia y hay que cuidarla resolviendo los problemas con el criterio de la unidad”, comenzó, refiriéndose también al amor que movió toda la lucha de Abuelas y Madres. “Hicimos algo maravilloso que fue juntarnos y compartir un grupo que nunca se disolvió. Y esta hermandad no se ha quebrado en lo absoluto”, expresó sobre sus compañeras que hoy son pocas, pero cuyo legado continúa con “los herederos”, algunos de los cuales “están haciendo Patria desde la política”. 

El Presidente se refirió a las expresiones violentas del 2 de marzo pasado, de las que Carlotto fue un objetivo, y señaló que habría que “seguir haciendo docencia”. “Hay que explicarle a los más jóvenes que hubo un tiempo de la Argentina donde la democracia no existía y que gente inocente pagaba con su vida el simple hecho de pensar”, agregó.

Para cerrar el acto, el jefe de Estado volvió a reconocer el enorme trabajo que Madres y Abuelas realizó durante todos estos años. “Gracias a Dios que existieron, porque nos subieron la vara muy alta y nos hicieron ser una mejor sociedad”, expresó, y agregó con orgullo: “Este es el reconocimiento de una sociedad que tiene memoria.”

Informe: Sofía Moure.