Diez años después de haber prestado su guitarra solista a un repertorio tanguero, Mauro Ramos retomó ese esquema solista para darle forma a La rueda mágica, donde propone un recorrido por hits y clásicos de Fito Páez. Y no es ésa una distinción menor: en esta obra, el guitarrista delineó un repertorio que se hamaca entre una amabilidad efectista (en servicio de los hits) y la posibilidad de imprimir una mirada propia a algunas de las joyas del compositor rosarino.

Instalados en el oído popular por su masificación radial, por el suceso que significó la aparición de El amor después del amor, entre los primeros aparecen "La rueda mágica", "Brillante sobre el mic" y "Tumbas de la gloria". Esa tríada abre el disco invitando rápidamente a la conquista del público masivo, con un esquema que se reitera: sobre bases gentiles, Ramos desarrolla con eficiencia las líneas melódicas que invitan a acompañar a viva voz cantando esas letras que sabemos todos.

Afortunadamente, lejos está Ramos del rasgueo de fogón, mostrándose como un intérprete dúctil y talentoso que logra sus mejores momentos cuando va en busca de riesgos. Es entonces cuando aparecen los clásicos, aquellos temas extensamente transitados, revisitados por grandes artistas, los que perdurarán por peso propio más allá de los designios del mercado.

Cando Ramos presta sus cuerdas a "Las cosas tienen movimiento" y "Yo vengo a ofrecer mi corazón" (y, poco después, a "Ambar violeta") el disco alcanza una profundidad que bien podría haber sido eje troncal de toda la producción. El pulso entre urbano y folclórico que allí se impregna resalta frente a la amabilidad de los éxitos de vestidura pop rockera.

Al margen de estas distinciones, La rueda mágica --que esta noche, a las 21.30, se presentará en el Petit Salón de Plataforma Lavardén-- propone un paseo homogéneo por un recorte popular de la vasta obra de Páez. Un recorte que prueba la efectividad de una fórmula interpretativa de valía, que logra sus mejores momentos cuando esquiva los gustos de la taquilla y asume el riesgo de brindar su mirada sobre canciones inoxidables.