Para el trompetista Guillermo Calliero, cada regreso a la Argentina le permite reestablecer contacto con una escena musical en la que siempre descubre la posibilidad de establecer nuevos diálogos. Radicado en Barcelona desde 2006, el músico santafesino llegará esta vez con SAP. South American Project, disco pergeñado junto al pianista Federico Mazzanti, también asentado en tierra catalana, junto a quien brindará una serie de conciertos con músicos invitados. Por caso, esta noche a las 21 en el Centro Cultural Parque de España la dupla subirá a escena junto a Leonardo Piantino (saxo alto), Emilio Madeo (contrabajo) y Hugo García (batería).

"Cada uno puede aportar con el bagaje musical que trae --explicará el trompetista a Rosario/12--. Lo lindo que tienen los músicos de Argentina (y no lo digo yo, sino que lo dijo Paquito D'Rivera, que estuvo tocando hace dos semanas en Santa Fe) es esta cosa que traen del folklore argentino, del tango, de la chacarera, la zamba. Y esa mezcla que se puede llegar a hacer no solamente con el jazz, sino que puede ser con el flamenco de España, con la salsa. Siempre con un enfoque jazzístico, eso es verdad, porque atrás de todo esto siempre está la improvisación".

Según apunta Calliero, South American Project "es un poquito éso". "Nos sentamos con el pianista y aparecieron cosas como 'Flor de lino', un tango de Stampone que vamos a tocar swingueado y con un solo de trompeta --detalla--. No se ve mucho que un trompetista meta un solo arriba de un tango. Mi profesor argentino, Roberto 'Fats' Fernández, tocaba 'Grisel' e improvisaba. En nuestro caso yo fui a la casa del pianista con la idea de tocar 'Pedacito de cielo', un valsesito muy lindo. Y cuando se lo propuse él me dijo: '¿Por qué no 'Flor de lino', que la armonía se parece?'. Y en nuestra interpretación de 'Flor de lino' de hecho toco un poquito la melodía de 'Pedacito de cielo'. Ahí vimos que se podía hacer algo lindo. Pero hay que buscar, hay que ver si se puede adaptar. Hay tangos con los que es más difícil. Podría ser que no sean tan trompetísticos. Pero por suerte tengo a Federico al lado, que tiene otra mirada como pianista, estamos siempre conectados, y por ahí aparecen cosas como 'Flor de lino', que creo quedó bien".

Esa mirada pianística a la que refiere Calliero es también una parte clave de su propia formación: después de haber estudiado trompeta desde los 6 años bajo la guía de su padre (director de la banda municipal de Santa Fe), cuando ingresó a la Escuela de Música descubrió que no había posibilidad de continuar estudiando ese instrumento, por lo que cursó la carrera de piano. Ya instalado en Buenos Aires, Calliero volvió a tomar a la trompeta como instrumento central, sosteniendo al piano como una referencia: "Es con lo que a veces me siento a componer, a escuchar diferentes cosas, pero me dediqué a la trompeta, que me lleva mucho tiempo".

‑ ¿La formación en piano te permitió otra mirada respecto a tu propio instrumento?

‑ Sí, muchísimo, muchísimo. Totalmente. Aparte el piano, en particular, es un mapa. Ahí se ve todo. Creo que un instrumento armónico como el piano es el que abre la oreja, es muy interesante. Es como un tipo que toca el bandoneón y después pasa a tocar un instrumento de viento. También va a tener la riqueza del bandoneón, de los sonidos, de cómo interpretar una canción al momento de agarrar una trompeta, un saxo.

A más de una década de haberse radicado en Barcelona, Calliero es hoy uno de los trompetistas más solicitados de la activa escena jazzera catalana, donde forma parte del Horacio Fumero Trío, de un quinteto junto al también trompetista David Pastor y de la Flamenco Big Band de Perico Sambeat, además de colaborar con la Barcelona Jazz Orquesta. "Creo que lo lindo que tiene Barcelona, como otros lugares de Europa, es que es un lugar donde se ven muchas cosas, vienen muchos músicos de afuera", reconoce Calliero, que pronto remarca: "Pero yo me siento muy cómodo con la escena que hay en Argentina, me gusta muchísimo la cultura que hay en este país, no solamente la cultura musical, sino también la cultura que hay después de tocar, vamos a comer, a tomar algo. Después en cuanto a la escena musical, Barcelona está muy bien, aunque la crisis económica también llegó allá y todo se calmó un poquito. Ahora los músicos están más metidos en la docencia. El trabajo de músico es igual allá que acá: calculo que un músico de Rosario también tiene que dar clases para llegar a fin de mes".