La de Steve 'N' Seagulls es la historia de una banda que primero fue viral y después se decidió a ser seguir siendo una banda. Todavía más: su último disco, intitulado Another Miracle, aún con una buena proporción de covers, es un nuevo paso en esa dirección.

En 2014, Steve 'N' Seagulls sorprendó al mundo versionando “Thunderstruck” con altas probabilidades virales: cinco nórdicos de fachada granjera traduciendo en modo campestre un clásico de AC/DC era un video fácil de compartir en redes y grupos de WhatsApp. El puntapié del fenómeno había sonado muy poco tiempo atrás, cuando con cero expectativas el quinteto finés subió a YouTube su propia versión de “The Trooper”, un auténtico himno de Iron Maiden y, por qué no, del universo del heavy metal. “No esperábamos demasiado cuando pusimos online aquel primer video, pero cuando vimos que enseguida había sumado 500 mil visitas, nos dimos cuenta de que había algo ahí”, retoma Herman, a la distancia, mientras se preparan para dar un concierto.

Herman es el encargado del banjo -también incursiona en kitara y laulu- y, casualmente, es quien debió emular el motivo principal de “Thunderstruck” en la versión bluegrass del quinteto, que hoy suma más de 120 millones de reproducciones en YouTube. La de “The Trooper” apenas alcanza la muy poco modesta cifra de 15 millones.

¿Qué lleva a cinco personas que se conocieron en la universidad, provenientes de distintos puntos de Finlandia, a reinterpretar clásicos del heavy y del hard rock y, además, tomárselo en serio? “Al principio sólo queríamos pasarla bien con estas versiones country, se suponía que íbamos a hacer un par de recitales acá en Finlandia, era más bien un proyecto a corto plazo”, explica el banjista.

Hay algo que estos tipos simpáticos plantean, quizá sin proponérselo: si el rock no impacta en forma de tragedia, tendrá que hacerlo como parodia; en este caso, con versiones que entrelazan bluegrass con polka escandinava y aletean alrededor del mundo, montadas en una plataforma de video. “No estoy muy metido en los estilos más modernos de música -conversa Herman-. Pero estoy preocupado por el devenir de la guitarra eléctrica. Hay gente que está perdiendo ese primer acercamiento a la música”.

“La música se sigue desarrollando y se mueve para adelante en otros géneros. Sin embargo, creo que hay mucha gente que escucha esta música del siglo XX, que no va a desaparecer y que no es sólo para gente vieja”, reflexiona Jamppa, que toca contrabajo y violín, y que se sumó al grupo en mayo de 2019, cuando sus compañeros lo presentaron como “vegetariano, pero aún así un tipo muy copado”. Desde su repertorio personal se dedica preferentemente al jazz, es así que, en este contexto, Jamppa aporta desde sus instrumentos algo de la calidez y el frenesí que el grupo necesita para sonar a sí mismo.

La banda hizo pie espiritual y comercialmente en las versiones. De un tiempo a esta parte, incorporó a su repertorio algunas piezas propias. No lo hizo en Farm Machine, primer larga duración en el que versionó a grupos como Led Zeppelin y Metallica -además de las dos canciones ya popularizadas-, pero sí empezó a hacerlo con cierta timidez en sus dos placas siguientes, Brothers in Farms y Grainsville.

A fin del año pasado llegó el turno de Another Miracle, editado en CD, vinilo y cassette, donde empezaron a torcer su propio destino, y las originales le ganaron 6 a 5 a las versiones, entre ellas, de Deep Purple y Kansas. “Es divertido también poder hacer nuestras propias cosas”, dicen los músicos, que aprovecharon su tiempo de aislamiento para seguir trabajando en el sonido y construir una casita del árbol.

El devenir del quinteto -que tocó en Buenos Aires en 2016, en el marco del Maximus Festival, donde compartieron cartel con Rammstein y Marilyn Manson, entre otros- reafirma la idea de que en los países del norte europeo la música y otras formas de arte representan una porción verdaderamente importante en la educación de cualquier ser humano. “Empezamos a estudiar arte desde que somos muy, muy chicos”, explican vía videollamada. “En la banda, siempre alguno de nosotros propone una canción. Entonces la practicamos, hacemos versiones demo, y después, tratamos de desarrollarla bien. Ahí vemos si empiezan a sonar como nosotros queremos o si suenan a basura”, cuenta Jamppa.

Las nuevas piezas encajan funcionalmente en la arquitectura sonora del repertorio, acaso por el proceso de adaptación que los músicos aplican antes de encarar cada una de las versiones. “Se hace más fácil cuando tenés la idea principal para los arreglos, pero es desafiante mantener la energía de la canción y a la vez poder construir algo nuevo alrededor de eso. Lleva algo de tiempo”, dice Herman.