En los últimos años la inteligencia artificial se transformó en un elemento clave de la competencia económica global, sobre todo en la disputa geopolítica entre China y Estados Unidos

En forma resumida, este tipo de tecnología permite a las máquinas aprender a realizar una tareas en base a muchos ejemplos. Ellas mismas elaboran patrones propios basados en la prueba y el error. Tareas que parecen simples para un humano, como reconocer si lo que se ve en una foto es un tomate o una caballo, requieren un gran esfuerzo para una máquina. Por eso lo que se hace es mostrarle miles o millones de imágenes a fin de que encuentre patrones que le permitan un reconocimiento correcto. 

Esto es lo que hace, por ejemplo, el buscador de Google para seleccionar qué mostrar en las búsquedas. Las elecciones de los usuarios sirven, además, para entrenar al sistema e indicarle si hizo bien su trabajo.

El desarrollo de este tipo de herramientas requiere mucho poder de cómputo, enorme cantidad de datos y profesionales con conocimientos específicos y muy demandados. Sólo las grandes compañías están en condiciones de reunir todas estas condiciones. 

¿Qué se puede hacer en Argentina para recorrer ese camino? 

Si bien existen investigaciones sobre estos temas, resulta interesante ver cómo una asociación entre el sector público y el privado aprovecha recursos del software libre para iniciar el recorrido sin tener que arrancar de cero. Esto es lo que ocurrió con IA2, un ecosistema de aplicaciones de inteligencia artificial, desarrollado por un grupo de cooperativas de software junto al Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires.

Hackatón y transparencia

En un hackatón, reunión para pensar posibles soluciones tecnológicas a un problema, realizado en diciembre de 2019, instituciones del Poder Judicial plantearon la necesidad de anonimizar los fallos para publicarlos.

Pablo Cruz Casas, juez del Juzgado Penal Contravencional 10 de CABA, explicaba: "Hace unos años nos dimos cuenta de que podíamos acercarnos un poco más a la ciudadanía rindiendo cuentas. Lo primero que se nos ocurrió fue publicar las sentencias o resoluciones del juzgado para mostrar por qué estoy decidiendo lo que decido". 

El problema es que los fallos contienen mucha información privada sensible y necesitan ser editados antes de su publicación: "Esto tensionaba mucho contra el derecho de autodeterminación informativa y la protección de datos personales. Esa tensión la resolvimos con tachaduras manuales". Escalar esta tarea a todos los fallos resultaba una tarea titánica.

Los informáticos propusieron tomar distintas herramientas de software libre y articularlas para que reconozcan los distintos tipos de información sensible, desde números de documento a direcciones, aunque no siempre aparecieran de la misma manera ni en los mismos lugares. Para eso fue necesario un entrenamiento del software con supervisión humana que marque los errores

Con ese primer borrador, las cooperativas se presentaron a la convocatoria EmpatIA, de ILDA y el Centro Latam Digital, con financiamiento del BID y IDRC. Gracias al apoyo armaron una segunda versión. La siguiente etapa fue financiada por un equipo de cooperativas formado por Cambá, Fiqus, Nayra, Alt, Eryx y El Maizal, todas miembro de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo, de Tecnología, Innovación y Conocimiento (FACTTIC). 

Herramientas

A fines de marzo se presentó IA2 "una plataforma que utiliza técnicas de inteligencia artificial y otras tecnologías para proveer herramientas a instituciones con el fin de fortalecer la transparencia y facilitar procesos operativos", resume Nicolás Doallo, socio presidente de la Cooperativa Cambá y uno de los líderes del proyecto. 

La versión presentada no solo anonimiza los fallos sino que también permite reconocer otras variables como, por ejemplo, si se trata de un caso de violencia de género. Los resultados permiten obtener estadísticas más detalladas y construir gráficos de manera automática. Además, la tarea se hace de manera local por lo que los datos sensibles nunca salen del juzgado que realiza la tarea. Como la herramienta es libre, su código se publica y cualquiera puede contribuir para mejorarlo.

Doallo explicó a Cash que "el procesamiento de lenguaje natural no estructurado analiza por contexto, relaciona los lugares en los que aparece la palabra. Es decir que con el debido entrenamiento, podés usar la misma herramienta para otros análisis. De hecho, cada juzgado escribe los fallos de maneras distintas así que tenés que entrenar con los fallos de cada lugar". 

IA2 puede ser adaptado para procesar otros tipos de información: por ejemplo, en salud, analizando historias clínicas en las que es vital preservar la identidad de los pacientes, pero resultaría muy útil encontrar patrones estadísticos entre las enfermedades, los medicamentos, los síntomas, para apoyar el trabajo de los médicos. Las cooperativas ya tuvieron su primer contrato de consultoría del exterior, de un juzgado de Nuevo León, México, donde hacían un interminable proceso de impresión, tachaduras y escaneos que insumía mucho tiempo.

Así se dan los primeros pasos para una inteligencia artificial cooperativa, nacional y "al servicio de la comunidad", destacan desde las cooperativas involucradas en el proyecto.