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El anuncio de OpenAI parece el reconocimiento de una imposibilidad: la de generar un negocio con la Inteligencia Artificial que sea acorde a los costos.
Anthropic, la empresa desarrolladora de Claude, aceptó pagar 1.500 millones de dólares para compensar a los autores de obras que usó sin pagar derechos Se trata de un monto récord para casos de este tipo.
Los efectos secundarios y limitaciones estructurales de las IAG permiten dudar si realmente beneficiarán a alguien más que las empresas que las desarrollan y ni siquiera eso está garantizado.
Entretejido de tecnología, conspiracionismo, manipulación mediante redes, dinero, política y una concepción de la democracia como obstáculo.
Colossus, la supercomputadora de xAI, es otra muestra de que la carrera por la IA generativa pasa por escalar los modelos con un impacto ambiental creciente pero pocas certezas sobre sus beneficios.