Entre jueves y viernes alegaron en la causa Guerrieri III los abogados de la querella de la agrupación H.I.J.O.S, Nadia Schujman, y de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Santiago Bereciartúa. Pidieron perpetua para los diez acusados en la causa, y subrayaron el papel de hijos e hijas de desaparecidos en las causas por delitos de lesa humanidad. "A través de la historia de nuestros seis compañeros y compañeras HIJOS representados se hace tangible la experiencia de vida de muchos otros hijos e hijas de militantes políticos desaparecidos y desaparecidas, de la extensión y efecto que el terrorismo de estado tuvo a lo largo de estos 40 años y sostiene en el presente que habitamos", expresó Schujman el viernes. La abogada enumeró que "Sebastián Álvarez, Ignacio Lalluf y Pablo Del Rosso fueron secuestrados junto a sus padres y madres, sin poder volver a ver nunca más a ninguno de ellos. Fernando Dussex era un bebé cuando secuestraron a su padre. Eduardo Toniolli nació en la clandestinidad de su madre, ya que su padre estaba secuestrado, y debió pasar sus primeros años en el exilio. Sabrina Gullino permaneció desaparecida, desaparecida en vida, hasta hace muy pocos años, cuando logró restituir su identidad, y aún ella, sus hermanos, Sebastián y Matías, y todos nosotros seguimos buscando a su hermano mellizo".

Schujman tomó los testimonios para reflejar cuán presentes están los efectos del terrorismo de estado. Dussex contó que "hasta el año en que murieron mis abuelos, estoy hablando pasado el año 2000, todas las navidades había una silla para mi padre en la mesa".

La querella retomó el testimonio de María Celeste Martínez Reina, hija de Adela Reina Lloveras. "La reconstrucción por partes de una mamá que no está, por supuesto, de la que me siento profundamente orgullosa... y eso, la reconstrucción por partes y quizás les llame la atención, pero hasta hay un poco de culpa de hurgar en la memoria y no encontrar nada, quizás reconstruirla  con lo que me cuentan, mi hermano era más grande, a veces él me dice: '¿No te acordás de la voz?', y yo... no... no me acuerdo, y me encantaría... recordar, tener más recuerdos".

Schujman subrayó que "por ser fundantes los secuestros en sus vidas, es que recién en Guerrieri 2 muchos de ellos pudieron prestar su testimonio". Así lo dijo Eduardo Toniolli: "Al no haber sido testigos presenciales, creíamos el peso de esos testimonios, no era fundamental, digo que quizás era una mirada equivocada porque vamos construyendo una mirada sobre estos juicios mientras se van haciendo, porque son excepcionales. Y si bien no puedo ser considerado como testigo presencial de algunos hechos, secuestro en este caso de mi viejo, me puedo tomar una licencia en el lenguaje o una licencia poética y decir que me considero un testigo ausencial en todo caso".

El alegato de las querellas retomó lo dicho por Mariana Flores, hija de Rubén Flores. "Hace poco yo pensaba que una de las diferencias entre mi mama y yo, respecto a esto, es que a mi mama le sucedió algo, a mi mama a los veinte y pico de años le sucedió algo, un hecho así, horroroso. A mí no me sucedió, a mí me constituye, yo estoy enhebrada en esos hilos, yo no soy solo eso, pero no soy sin eso. Para mí, aunque suene paradójico, estar acá es algo que desee toda la vida. Lo siento como un privilegio enorme. Yo lo único que deseaba era que los que se hagan responsables sean responsables. Nada más".

Mientras sigue en busca de su hermano mellizo, Gullino dijo ante el Tribunal Oral Federal número 1 que "hay todo un laburo colectivo, estructuras inventadas creativamente con mucha rigurosidad y con mucho esfuerzo desde Abuelas de Plaza de Mayo para alcanzar a los jóvenes que faltan encontrar en estos 40 años. Hay compromiso de todos los compañeros para tratar de encontrar a los jóvenes que faltan restituir sus identidades. En este caso yo hablo de mi hermano mellizo, que no es ni nada más ni nada menos que un hermano mellizo, y ellos están ahí y saben, saben a quién se lo dieron por lo menos". La mujer que recuperó su identidad en 2008 consideró "importante que se estén desarrollando estos juicios. Quise venir desde mi humilde lugar a participar de este acto en homenaje a mi mamá, a todos sus compañeros, en homenaje a todas las mujeres que pasaron por esos centros clandestinos de detención". La mujer apeló a los magistrados: "De ustedes es la responsabilidad de juzgarlos y condenarlos con lo que tiene que ser, porque son genocidas y porque hay delitos que lo siguen cometiendo que es que hoy no está el Melli, y que mi hija no puede conocerlo".