El joven de 25 años que el jueves pasado persiguió con su camioneta, atropelló y mató a los dos ladrones que siete cuadras atrás le habían robado fue imputado por doble homicidio simple y quedó en prisión preventiva por el término de 60 días.

Diego Claudiano fue acusado por la muerte de Diego Quiroga García, que murió en el momento y quedó debajo de la camioneta; y de Luciano Escudero, quien sobrevivió menos de 24 horas en el Heca. La situación procesal del joven es complicada: la expectativa de pena para homicidio simple es de 8 a 25 años. En tanto, el robo del que fue víctima se investiga por separado. Si bien los protagonistas fallecieron, se sospecha la participación de una tercera persona, ya que se cree que el robo no fue al voleo sino una "entrega".

La audiencia imputativa se realizó domingo a la mañana vía Zoom, presidida por el juez Román Lanzón. Tuvo como acusador al fiscal Patricio Serjal y a Pablo Rajmil como abogado defensor, quien comunicó que su defendido "no estaba en condiciones de declarar". En el exterior del Centro de Justicia Penal un grupo de familiares, amigos y vecinos de la familia del acusado exigió su liberación.

Cabe recordar que el incidente se inició con un robo en Amuchástegui al 600 y terminó en Juez Zuviría al 200, a siete cuadras de distancia, el jueves al rededor de las 16.30.

Los hechos en su mayoría están aclarados: el joven volvía del centro de realizar una operación cambiaria, estacionó en Amuchástegui al 600 en la casa de sus padres. En ese momento se bajaron de una moto dos personas, al menos una de ellas armada. Pegan un culatazo a la ventanilla y le exigen la entrega del dinero. Claudiano es sacado del auto y lo hacen agachar "simulando una ejecución", según la descripción del abogado Pablo Rajmil. Les entrega la mochila con 2000 dólares, la billetera con 2400 pesos y el teléfono celular. Los ladrones efectúan entre tres y cinco tiros al aire y huyen contramano.

Claudiano sale a perseguirlos y los visualiza a unos 300 metros. El video de una cámara privada que ayer se mostró en la audiencia no dejó dudas al fiscal de que al menos en esta instancia inicial de la investigación no hay otra posibilidad que encuadrar legalmente el caso como homicidio simple: muestra que los ladrones que se movilizaban en una Honda Titán se suben a la vereda para evadir a la camioneta que los estaba alcanzando y ésta los sigue, sube también a la vereda y los arrolla desde atrás a toda velocidad, hasta detener la marcha cuando se estrella contra un árbol. 

El fiscal aclaró que faltan medidas por hacerse, de cuyo resultado dependerá que pueda modificarse o no el grave encuadre legal de los hechos. Entre ellos una pericia psiquiátrica que está programada para hoy; pericias balísticas, como comprobar que los casquillos encontrados en Amuchástegui al 600 coincidan con los del arma que quedó en la escena final, al lado de los ladrones.

En la audiencia se leyó el testimonio de una vecina. Dijo que Claudiano se lamentaba: "Qué hice, qué hice", en los minutos siguientes al hecho.

La defensa rechazó que hubiera dolo en el accionar del conductor, es decir intención de matar, y sugirió que el caso podría estar entre legítima defensa (el fiscal la rechazó de plano), emoción violenta como atenuante; no descartó la figura de homicidio culposo por conducción negligente o imprudente.

A la hora de debatir la medida cautelar de prisión, el fiscal dijo no ver un hecho culposo sino "un accionar decidido de parte del acusado". El juez Lanzón hizo lugar a la solicitud de la fiscalía tanto en el encuadre legal como en lo relativo a la medida cautelar de prisión pero por 60 días.

La defensa argumentó que la embestida se produjo porque durante la persecución uno de los ladrones le apuntó con el arma, lo que hizo que Claudiano se agachara y siguiera conduciendo así. El flanco débil de este argumento es que el video analizado muestra a la camioneta seguir la misma línea de los motociclistas y desplazarse por la vereda entre la pared y la línea de árboles hasta chocar. Si hubiera conducido a ciegas es inverosímil que haya ingresado en ese pasaje entre pared y árboles con tanta precisión. Por otra parte, aun no hay testigos ni cámaras (todavía faltan analizar 16 recogidas a los largo del trayecto de la persecución) que respalde que le apuntaron.

La defensa recordó los "frondosos" antecedentes penales de los dos fallecidos y que uno de ellos había salido de la cárcel hacía menos de 3 meses por un delito de robo calificado. 

Pero sobre todo resaltó que Claudiano, tras el incidente, se bajó de la camioneta, no se dirigió a los delincuentes ni a recuperar el dinero robado, sino que pidió a una vecina que llamara una ambulancia. Esta instancia fue esgrimida por el abogado para demostrar que no había riesgo de fuga si se le concedía la libertad o la prisión domiciliaria como un atenuante, cuestión que ante el actual nivel de pruebas, el juez Lanzón no hizo lugar.