La nueva estrategia del gobierno, corriéndose a la derecha en la política y tratando de sacar de la escena a la económica, produce un aumento de la polarización. Desde hace años, el CEOP le pregunta a los encuestados si se consideran opositores u oficialistas. En el último mes aumentaron los opositores (son el 48 por ciento) y aumentaron los oficialistas (28,7 por ciento), mientras que bajaron los que no se quieren identificar ni como opositores ni como oficialistas (23,2 por ciento). Se marcó una tendencia a la polarización. Esa es la base actual de las posturas de los ciudadanos. Para evaluar las posibilidades electorales hay que agregar numerosos condimentos, entre ellos lo que sucede en cada distrito, en cada provincia, y la calidad de los candidatos de cada lista. 

Después de la asunción de Macri, los que se consideraban oficialistas llegaron a superar en siete puntos a los opositores. Hoy los opositores superan a los oficialistas en casi 20 puntos, o sea que el gobierno de Macri perdió 27 puntos en lo que lleva de su mandato. 

Cuando la semana pasada se hizo una enorme movida para propagandizar el crecimiento de la imagen de Macri, a raíz de la puesta en marcha de la estrategia de endurecimiento, se omitió la perspectiva global: de acuerdo a los datos publicados mes a mes por el CEOP, en enero de 2016, los que opinaban bien o muy bien del Presidente superaban el 57 por ciento y los que opinaban mal o muy mal estaban en el 36 por ciento. Es decir que el plus era de 21 puntos. En este mes, con el leve crecimiento de comienzos de abril (subió dos puntos la imagen positiva y bajó dos puntos la negativa), los que opinan bien o muy bien son algo más del 43 por ciento y los que opinan mal o muy mal suman el 54 por ciento. O sea que pasó de un plus de 21 puntos a un déficit de más de diez. 

En una elección de diputados y senadores como la de este año debe considerarse que en realidad se trata –explica Bacman– de 24 elecciones distintas donde en cada distrito actúan fuerzas, realidades y candidatos diferentes. Aún así, el contexto global es que el oficialismo afronta el hecho de que la economía no funciona y ya está tratando de motorizar el voto hacia lo político: mayor dureza, mayor anti-peronismo (ver nota central). El punto que le juega a favor es la división de los opositores. 

En ese marco, la imagen positiva de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner está estabilizada con un 41 por ciento positivo frente a un 56 por ciento negativo. El déficit es de 15 puntos, aunque llegó a ser de 20. Por su parte, Sergio Massa registra un déficit desde hace dos meses: siempre su imagen positiva fue superior a la negativa, pero esa situación se dió vuelta y ahora tiene un déficit de cinco puntos. La que está en números positivos, aunque con caída, es María Eugenia Vidal. La mandataria bonaerense tiene un plus de cinco puntos, pese a que perdió cerca de 12 en los últimos meses. 

El cuadro electoral de la provincia de Buenos Aires es difícil de armar porque faltan los ingredientes principales: si CFK, Florencio Randazzo y Massa serán candidatos. Tampoco se sabe quién encabezará la lista de Cambiemos, teniendo en cuenta que Elisa Carrió –la postulante oficialista que mejor medía– ya decidió que compite en la Ciudad. Sin embargo, el oficialismo parte de una situación complicada en la mayoría de los terrenos: los opositores son más que los oficialistas, la economía no da frutos y no tiene, al menos por ahora, un buen candidato. 


Segmentación actitudinal