Me perdí de algo… ¿Tanto cambió el mundo que hoy lxs niñxs quieren ir al cole? ¿En qué momento empezaron a lloran por ir al colegio? Yo no soy parámetro, lo sé, pero cuando era chica, la única que disfrutaba de ir a la escuela era Etelvina Baldasarre en Jacinta Pichimahuida. 

Como todxs saben, las declaraciones del presidente Alberto Fernández de la semana levantaron mucha polvareda. Hace días tengo el chat del cole explotado de mensajes. ¡Está todo el mundo sacado! Leyendo lo que la gente cuenta y observando la locura en las redes sociales, me llama la atención la cantidad de padres/madres que no son capaces de contener a sus hijxs. ¿Ese no es nuestro trabajo? ¿Tratar de llevarles paz a ellxs? De no pasarles nuestras angustias, dentro de nuestras posibilidades, ofrecerles calma y contención para aplacar su intranquilidad. Algunxs están planificando sentadas y cantos del himno, abrazos a los colegios, y comparten memes de Sarmiento, que parece que pasó a ser tendencia. 

Ojalá se organizaran así para que se aplicara la ESI, que es fundamental para la formación y educación de sus hijxs. Yo me pregunto, si tanto les preocupa la educación: ¿por qué nunca lxs vi con las cacerolas pidiendo un sueldo digno para lxs maestrxs? Muchxs salen y repiten como discos rayados que sin educación no hay futuro. Hoy les alarma porque es algo que lxs interpela. No se cuestionan eso hace años. Todos los días la injusticia y la desigualdad atraviesa a miles de niñxs argentinxs que no tienen acceso a la educación. En este caso, sí aplica esa frase.

El año pasado hubo clases. Se dictaron por videollamada, se dieron actividades por correo, por WhatsApp, hasta por llamadas a los hogares en algunas escuelas. ¿Fue lo ideal? Claro que no, y lo digo sabiendo lo importante que es el vínculo que desarrollan lxs niñxs mediante el juego y la socialización. Además, en este contexto yo tuve la posibilidad de poder brindarles buena conectividad, una compu y útiles para que puedan estudiar desde casa, pero no es ni de lejos el escenario de la mayoría. 

¿Cómo pueden ser tan necixs y que sus propias realidades no lxs dejen ver lo preocupante de la situación global? Quizás sean personas a las que les guste hacer comparaciones y buscar información del exterior, pero incluso en este punto no hay consenso total en la comunidad científica. De hecho, algunos de los colaboradores de la prestigiosa revista The Lancet han sugerido en un artículo publicado en marzo que es importante suspender las clases presenciales si no hay una situación controlada de la pandemia o los contagios. Es decir, a la luz de algunos estudios, el análisis puede variar.

¿Con qué cara el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, dice que lo más importante es la educación? Seguro que con la misma que su Jefe de Gabinete, Felipe Miguel, el año pasado dijo en la mesa de Mirtha Legrand que la deserción escolar en CABA había sido de 5100 alumnxs y que 9 de cada 10 niñxs tenían contacto con lxs maestrxs, cuando en realidad no era cierto. 

Y con la misma cara que habrá puesto el 8 de noviembre del 2020 cuando en una videollamada con el diputado Fernando Iglesias, la ministra de educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña, expresó afirmaciones polémicas sobre el cuerpo docente. Como ciudadana que quiere que no la subestimen, no puedo dejar de pensar en todas sus declaraciones, no solo por lo hipócritas, además por lo tristes, escandalosas e indignantes. Si tanto les preocupa la educación, ¿por qué no le asignan más presupuesto? ¿Por qué no previeron que llegaría una segunda ola y prepararon a los lugares más vulnerables para afrontar una posible (necesaria para algunxs/ innecesaria para otrxs) suspensión de la presencialidad. 

Según Nacho Levy, referente de La Garganta Poderosa, el año pasado había por lo menos 60 barrios populares sin conectividad, con pibes de 6 y 7 años que iban a llegar con un año de retraso. Esta brecha de la desigualdad se sigue ampliando. Hace meses, en estas páginas, hablé de la situación preocupante que viven los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, con la escolaridad de sus niñxs. Hoy más que nunca, está claro que la educación no es igual para todxs. 

Este virus que odiamos, en algunos casos, deja en evidencia cuánta gente hipócrita de doble moral hay, a quienes solo les preocupa la educación cuando sus hijxs no van al colegio. Y para todxs lxs politicxs: van a demostrar que respetan y valoran la educación cuando en Argentina se tome en serio el tema, se elabore un plan a largo plazo con consenso político absoluto, sin chicanas ni banderas, cuando se resuelva la situación edilicia en todas partes, cuando tengamos maestrxs bien pagos, bien capacitadxs, y sobre todo realmente consideradxs por la sociedad. Si no nos demuestran, aunque tienen esa vocación ¡vuelvan en marzo!