La exposición pública de las internas precipitó un pedido urgente. Las cabezas de la Unión Industrial que conduce Miguel Acevedo les pidieron a los dos candidatos que compiten por presidir la central fabril, que blanqueen su intención de jugar y que empiecen a trazar las condiciones del acuerdo que deberá llevar a uno de ellos al sillón de la entidad empresaria más relevante del país.

En paralelo, se inició una batalla silenciosa por el modelo de conducción que tendrá la entidad, además del reparto de cargos, el tema más espinoso. Allí tallan fuerte las empresas grandes, con Techint y la Asociación Empresaria Argentina (AEA) a la cabeza

El mandato de Acevedo, el directivo de Aceitera General Deheza (AGD), ya está virtualmente concluido y no puede reelegir, por lo cual los próximos dos años tendrá a uno de dos dirigentes bien distintos en sillón de Avenida de Mayo. La referencia es al titular de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), Daniel Funes de Rioja, y al dueño de Sinteplast, Miguel Ángel Rodríguez.

“Pongamos sobre la mesa quién quiere ser candidato, que se sepa”, disparó un dirigente en la última reunión de este martes. Otro les pidió que se reúnan en privado a definir un acuerdo y que, por separado, presenten un modelo de presidencia y gestión. Desde hace dos gestiones, en la UIA no hay elecciones con voto y rige un acuerdo político entre las dos listas históricas, Industriales y Celeste y Blanca, del cual debe salir un único candidato de consenso. Luego, la Junta Directiva y el Comité Ejecutivo avalarán al ganador.

En cuanto a perfiles, Funes es uno de los dirigentes históricos más relevantes en UIA, pero le facturan los críticos ser abogado y no propietario, aún teniendo el rol activo de titular de Copal. Hoy, de todos modos, tiene acciones internas en alza. El caso de Rodríguez es curioso: propietario de una pyme que se hizo grande, ostenta perfil bajo y lo identifican, por carácter y pensamiento, a Acevedo. Este factor le genera problemas con los grandes como Techint, FIAT y Ledesma, entre otros. Esas firmas le cuestionan al actual titular de UIA su acercamiento a las bases, a los sindicatos y a los movimientos sociales. Un cuestionamiento a un hombre que, entienden, salió del elitismo para llevar a la entidad a un llano de negociación política amplia. A favor de Acevedo hay que decir que esos modos de conducción, más sensibles al consenso que a la disputa, coincidieron con los mejores años de la UIA y de la actividad fabril.

Con el Gobierno por ahora observando -la relación es fluida con ambos cuadros-, los trazos finales del acuerdo para el nuevo presidente se recalientan en el armado de listas. David Uriburu, uno de los alfiles de Paolo Rocca dentro de la UIA, es el que se apoderó de la lapicera. En el reparto de cargos, Techint quiere dos lugares de peso: la presidencia primera y la secretaría, lo que le permitiría conducir una entidad que, para la firma, debería tener a Funes al frente. Esa es la posición y la apuesta de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que han tenido a lo largo de la historia la pretensión de manejar la entidad pero en las sombras y sin candidato propio que se exponga a los desgastes propios del cargo. 

Naturalmente, con el río tan revuelto, nadie se quiere inmolar cuando resta el reparto en las listas. La situación también es sensible cuando el tema uno de la agenda de problemas de la economía son los precios de los alimentos y uno de los candidatos representa a ese segmento. Restan pocos días para una definición que, aún con inclinaciones, tiene final abierto