En la Organización Mundial del Comercio (OMC) se debaten propuestas para que las políticas comerciales como aranceles, regulación sobre subsidios y áreas de libre comercio contemplen a la cuestión medioambiental. Hay varios canales de trabajo sobre este tema, dentro de los cuales se destaca el panel de Discusiones Estructuradas sobre Comercio, Medio Ambiente y Sustentabilidad (TESSD por sus siglas en inglés) integrado por 53 países y un “Club del Clima” liderado por Nueva Zelanda junto a Costa Rica, Fiji, Islandia Noruega y Suiza. La próxima cumbre de la OMC a fines de este año va a consolidar a estos grupos mientras se espera que el apoyo de la administración de Joe Biden termine de inclinar la balanza.

La cuestión medioambiental está encaminada a imprimir cambios en la institucionalidad global. El FMI viene haciendo hincapié en esta materia, con una serie cada vez más larga de documentos, declaraciones y promesas. Hasta ahora, lo más fuerte es la propuesta del Fondo junto al Banco Mundial para que las políticas de los países en la lucha contra el cambio climático tengan impacto positivo en el alivio de sus deudas externas. “Para los países que tienen poco espacio para emitir deuda, el financiamiento del crecimiento verde requiere garantías y préstamos que pueden ser incrementados gracias a alivios de deuda o reperfilamientos. Si estos temas no se toman en cuenta de forma conjunta, tanto la vulnerabilidad macroeconómica como el cambio climático representan riesgos sistémicos para la economía global", dice el documento conjunto que se va a presentar formalmente en la próxima cumbre climática de la ONU, en noviembre de este año.

Otra de las grandes instituciones globales es la OMC, en donde circulan iniciativas que vinculan el comercio con la cuestión medioambiental. Se destaca el panel de Discusiones Estructuradas sobre Comercio, Medio Ambiente y Sustentabilidad (TESSD por sus siglas en inglés), creado en noviembre pasado por 53 miembros de la OMC entre los cuales están la Unión Europea, Australia, Canadá, Chile, Costa Rica, Japón, Corea del Sur, México, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza y el Reino Unido. El grupo se reunió el mes pasado y se puso como objetivo discutir en la cumbre de la OMC de este año la liberalización del comercio en bienes y servicios vinculados al medio ambiente, como por ejemplo todo lo relacionado a energías renovables. También está en carpeta la descarbonización de las cadenas de valor y la economía circular.

“Los países que asuman ese compromiso podrían facilitar entre sí el comercio de bienes reciclables y viceversa, castigar a los ni reciclables, así como también la suba de aranceles para los orígenes de mercaderías y servicios que no tengan compromisos de reducción de emisiones de carbono o liberalizar el comercio vinculado a tecnologías verdes”, explican desde la OMC.

En el organismo ven que a mediano plazo puede llegar a tener impacto la modalidad de los “Clubes del Clima”, que son países que acuerdan un paquete de normas para facilitar el comercio de bienes y servicios relacionados al medio ambiente. En esa línea se inscribe el Acuerdo sobre Cambio Climático, Comercio y Sustentabilidad (ACCTS por sus siglas en inglés), un “club” formado por Nueva Zelanda, Costa Rica, Fiji, Islandia, Noruega y Suiza.

Los países del ACCTS buscan avanzar para “remover los aranceles en bienes y servicios medioambientales, lo cual implica que serán más baratos en nuestros países, acelerando los procesos de incorporación a las economías”. En segundo lugar, quieren establecer disciplinas para eliminar los subsidios a los combustibles fósiles –como es el Plan Gas vigente en la Argentina hasta 2024--. “Se requiere en la OMC el uso de reglas de comercio sobre los subsidios a los combustibles fósiles, igual que como sucede en el caso de los subsidios a bienes industriales y en la agricultura”, indican. Por último, buscan promover la aplicación del etiquetado verde.

Por otro lado, hay una iniciativa en la OMC liderada por China para frenar el ingreso a ese país de residuos plásticos y electrónicos, lo cual viene trayendo problemas a otros destinos como Filipinas, Vietnam y Malasia. En el fondo, es una posición que choca con los Estados Unidos y Canadá, principales exportadores de esos residuos.