Los títulos son más que elocuentes en su parco rodeo del nombre: Arrabalera, Loca, Ninguna... Una galería de figuras de mujeres de lacio cabello negro, casi autorretratos, realizados con magistral síntesis en técnica mixta, en serigrafía o en la humilde técnica de la carbonilla sobre un material portuario como la arpillera, es lo que presenta la pintora Marcia Schvartz (Buenos Aires, 1955) en la sala Juan Trillas del Teatro El Círculo (Laprida 1223), cuya historia como expresión cultural de la rica burguesía rosarina enmarca tensamente estas once obras que aluden al tango, a los barrios obreros de la gran ciudad y a los genuinos productores de su riqueza, alienados de ella.

Retratista de habitantes de los márgenes y artistas "under" de los años '80, reconocida y premiada en este siglo, Marcia Schvartz viene pintando en trazos intensos el rostro de una Argentina urbana secreta. La muestra incluye, junto a un par de imágenes de zapatos de tango, el retrato de un músico: un homenaje a Alejandro Lafleur, cantante, compositor y profesor de Sociología de las Organizaciones en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA hasta el fin de su vida, el 2 de agosto de 2010. La letra de su tango "Chamuyo siome" se extiende en fina caligrafía sobre el fondo ocre dorado del expresivo retrato del hombre con su guitarra, cuyos trazos evidencian las huellas de una vida novelesca. Con el título de Apodado el birome, la obra transcribe el lunfardo porteño de años recientes ("el bolita", "el paragua", "la merluza") al correr de unos versos que cuentan el eterno tango del amor desengañado en los márgenes de una sociedad que criminaliza el consumo de drogas pero se enriquece con su comercio.

Dibujo y pintura se combinan en paisajes orilleros con figura, donde el Riachuelo se deja oler más que ver, casi abstracto, evocando un pasado mítico donde se mezclan los orígenes del expresionismo con los del tango, en diálogo con un presente de cultura popular dejada a la intemperie. Articulando la conexión afectiva con lo perdido que se evoca desde los tangueros títulos ("Volver", "Tinta roja"), el de la muestra, Malinconia, nombra la melancolía. La curadora, María Laura Carrascal, escribe que "Marcia Schvartz media entre diversos mundos".