Hoy se cumplen cuatro años de la noche en que María de los Ángeles Paris, a sus 46 años, concurrió a la comisaría 10° y salió muerta. Su hija, Érika Salazar Paris, estará a las 11 en la puerta de los tribunales de Balcarce, para pedir justicia. Esta semana, el abogado querellante Gustavo Feldman y la fiscal Karina Bartocci presentarán el pedido de audiencia preliminar del juicio oral y público a los cinco policías acusados. Se encuentran imputados desde el 18 de julio del año 2019 el comisario Silvio Cortes y la suboficial Susana Domínguez, por homicidio preterintencional e incumplimiento en los deberes de funcionario público, en tanto los agentes Damián Zalazar, Silvina Gianotti y Andrea Allovatti son investigados únicamente por incumplimiento de los deberes de funcionario público. 

Además, esta semana, Erika realizará –en conjunto con Amsafé Rosario—una donación de libros a la biblioteca de la escuela primaria del complejo Gurruchaga, donde trabajaba María de los Ángeles, y que lleva su nombre. “Se cumplen cuatro años de que ellos le quitaron la vida a mi mamá y no queremos que esto le pase a nadie más. La impunidad que maneja esta gente es terrible, hemos vivido la negligencia del Poder Judicial. Si no hubiese sido por la lucha de mi familia, se hubiera archivado la causa”, sostiene Érika, que hoy tiene 22 años. “Esa noche mi mamá gritaba mi nombre, y ahora me toca a mí gritar su nombre para que se haga justicia”, dice la joven sobre la necesidad de llegar al juicio.

La causa por la muerte en custodia de María de los Ángeles Paris tuvo distintas instancias, pero debió haber una segunda autopsia para que se pudieran comprobar las lesiones sufridas por la mujer en la comisaría 10°. "Estamos a la espera de la audiencia preliminar para llegar finalmente a juicio, actualmente quien entiende en la causa es el doctor Gustavo Feldman, que está haciendo todos los esfuerzos para que avance lo más rápido posible, porque nuestro mayor miedo es que siga todo como está. Los cinco policías imputados siguen trabajando, como si no hubiese pasado nada en estos cuatro años", plantea Érika. 

María de los Ángeles era también docente en la Escuela Técnica 464, donde estuvo pocas horas antes de que ocurra su muerte. Aquella noche, llegó a la comisaría de Darragueira 1168, en Alberdi, alrededor de las 21.25 y una hora después, a las 22.20, había perdido la vida. 

"La muerte de María de los Ángeles se produce en un contexto donde el actuar policial resulta reprochable. Surge prima facie de la causa y la prueba recabada que el personal policial presente esa noche debió, en razón de sus deberes de funcionarios públicos, haber actuado de manera distinta, diligente y respetuosa de las normas y protocolos que rigen y demarcan su proceder ante las diferentes situaciones planteadas", relata Feldman, quien plantea que, por el contrario, se puede conocer que esa noche la actuación policial fue "negligente y violenta".

El día después de la muerte --y entre prédicas policiales y oficiales de una muerte natural, así como la puesta en duda de la salud mental de la víctima-- se realizó una autopsia que fue cuestionada. "Una segunda autopsia se realizó cuatro meses después, por parte de la perito oficial Cristina Angélica Bustos del área de tanatología de la Morgue Judicial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, surgiendo información más certera que permite describir con mayor aproximación lo que María de los Ángeles padeció esa noche, pese a las dificultades propias que el paso del tiempo y la descomposición plantean en un cuerpo sin vida. Esta autopsia no solo reveló signos de violencia sobre el cuerpo de París, sino también lo deficiente y entorpecedor de la primera", planteó Feldman. 

Érika recordó que "hasta la Fiscalía, al principio, dirigió la investigación hacia mi mamá. La primera autopsia decía que la muerte de mi mamá había sido natural y cuando tuvimos la oportunidad de ver las fotos, nos dimos cuenta de que hubo un montón de golpes en el cuerpo, así pedimos una segunda autopsia porque la primera ni siquiera mencionaba las lesiones. Entonces, se concluyó que le hicieron múltiples lesiones y se constató que las sufrió en vida". Sobre los hechos que va a determinar el juicio oral y público que se espera, Érika subrayó que "hay un testigo de que la agarraron del pelo y la entraron violentamente dentro de la comisaría, encerrada contra su voluntad, esposada boca abajo. La torturaron".