Mauricio Macri logró sacarse de encima a un juez que podía resultar molesto en una causa que inició en Comodoro Py su secretario privado, Darío Nieto, para impugnar la información que surgía de su teléfono mientras se lo investigaba en Lomas de Zamora por su supuesta vinculación con el espionaje ilegal. Se trata de Roberto Boico, el camarista federal a quien el expresidente recusó por haber sido abogado de Cristina Fernández de Kirchner en la causa del Memorándum con Irán y logró que otro integrante de la Cámara Federal porteña, Mariano Llorens, sellara su apartamiento.

El año pasado, Darío Nieto denunció en los tribunales de Retiro que su teléfono había sido manipulado en Lomas de Zamora, donde se lo investigaba por recibir información --a través de la funcionaria Susana Martinengo-- de lo que recababan ilegalmente los Súper Mario Bros. Macri también se presentó y denunció que estaban filtrando información suya desde el teléfono de su secretario privado. No es extraña la preocupación del dúo Macri-Nieto por el celular porque allí figuran, entre otras cosas, los contactos con jueces federales.

La investigación quedó en manos del juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, quien sostuvo que ese tema debía investigarse en Lomas. Después de esa decisión del magistrado, la cuestión llegó a la Cámara Federal porteña. Primero, Macri --a través de su abogado Pablo Lanusse-- recusó a Eduardo Farah. En su caso, dijo que no podría intervenir porque Farah había denunciado en una audiencia ante el Senado las presiones durante su gobierno que derivaron en su salida de la Cámara y que, además, había prestado testimonio en la causa sobre la llamada “mesa judicial” macrista. Farah respondió que no ameritaba que se lo separara y su colega Mariano Llorens lo avaló. Sin embargo, Macri no se quedó contento y quiso llevar su cruzada anti-Farah a la Cámara Federal de Casación Penal. 

A Boico --que recién se incorporó a la Cámara Federal el 31 de marzo pasado-- le tocaba analizar si aceptaba el recurso de Macri para ir a Casación, pero a él también lo recusó el expresidente. En el caso de Boico sostuvo que no podía intervenir en el caso porque fue abogado de CFK y de Oscar Parrilli en la causa del Memorándum con Irán, que el martes la vicepresidenta pidió que se la declare nula después de que se conociera que los dos casadores que votaron por su reapertura, Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, eran habitués de Macri en la Casa Rosada y en Olivos.

Llorens, en este caso, sí apoyó la moción de Macri y apartó este martes a su colega Boico. La razón: haber sido abogado de CFK, que es víctima en la causa de espionaje --que tramitó hasta hace dos semanas en Lomas de Zamora. Boico había rechazado apartarse.

Con Boico recusado, Llorens le habilitó este miércoles a Macri ir a la Casación para ver si puede correr a Farah definitivamente del caso. Mientras Macri da rienda suelta al enredo con causas laterales para voltear la causa de Lomas y busca sacarse de encima a los jueces molestos, en Comodoro Py aun no se sabe qué juez continuará con la megacausa de espionaje después de que la Casación --con los votos de Mariano Borinsky y Javier Carbajo-- ordenara su mudanza a los tribunales de Retiro después de un planteo de Nieto.

La primera jueza que recibió el expediente, María Eugenia Capuchetti, se excusó, alegando que a ella también le espiaron sus registros desde la sede central de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en 2018. Se espera que en estos días Martínez de Giorgi defina si le acepta la excusación a Capuchetti y, de esa forma, se queda con la investigación de Lomas de Zamora que tiene entre sus 39 procesados a los exjerarcas de la AFI Gustavo Arribas y Silvia Majdalani. Se estima que Martínez de Giorgi va a rechazar el planteo de Capuchetti para mantenerse al margen del expediente, que seguirá por un par de días más a la espera de que algún juez de Comodoro Py se haga cargo y pase a buscar los miles de papeles que esperan en la fiscalía de Lomas.