Suponiendo que efectivamente no estamos en medio de un simulacro electoral y que el 4 de julio los salteños tendremos que ir masivamente y abrigados a votar porque la situación epidemiológica sigue con el milagroso amesetamiento de los 250 casos promedio diarios, que por ahora ni los pool test lograron perturbar, entonces en esta semana se confirmarán los nombres de los candidatos.

Al respecto, uno espera que dicha situación se viva como un capítulo de House of Card o Borgen, pero como sucede habitualmente, y más en esta oportunidad en que no hay PASO, entre drama, traiciones, villanos, víctimas, enojos, comedia y un toque de suspenso, termina resultando un culebrón como “Luis Miguel – La serie”.

Los frentes se cerraron el miércoles sin grandes sorpresas a como se venía especulando: 2 por el oficialismo provincial, 2 por el alberkirchnerismo, 2 por la izquierda y 1 ½ por la derecha, por lo que es probable que durante la campaña se vea mucho fuego interno entre los frentes del mismo espacio tratando de captar el voto propio que garantice la obtención de bancas.

De esta manera Gana Salta y Unidos por Salta se tironearán en la capital a Gustavo Sáenz, que una vez más envuelto en su halo paternalista hará equilibrio para no mostrar favoritismo por ninguno de sus hijos (léase 2 candidatos a senador, por lo menos 4 listas de diputados y por lo menos 6 listas a concejales, familia numerosa que le dicen).

Esta elección sin PASO tiene como consecuencia directa una campaña más corta que en años anteriores, en tanto, la pandemia obliga a actividades proselitistas de carácter mayormente virtual, sin esos grandes actos masivos o caminatas que permitían a los nuevos dirigentes tener contacto directo con los vecinos y hacerse conocer para que los voten.

Entonces, coartada la posibilidad de sumar nuevas caras, las opciones apuntan a buscar entre los viejos conocidos de la política o las nuevas figuras con fuerte presencia en los medios y/o redes sociales, ya sean periodistas, músicos o influencers.

Y como si se tratase de un manual, así parece que será en el oficialismo, porque uno de los candidatos que suena para el Senado es el periodista Emiliano Durand, que hace rato que intercala su actividad profesional con actividades en los barrios como las de llevar donaciones de alimentos, u organizar asesorías gratuitas en cuestiones legales o laborales.

Cada encuentro en los barrios, con la excusa de difundirlos, es antecedido con el reparto de volantes en los que resalta la foto del comunicador. Y a eso deben sumarse carteles publicitarios de sus programas por toda la ciudad con esa misma foto, más múltiples encuestas que lo incluyen en el listado de medición de posibles postulantes. Entonces, si tiene pico de candidato, grazna como candidato y se comporta como candidato... es candidato, aunque él todavía no lo confirme.

El otro postulante ya confirmado para la Cámara Alta es Matías Posadas, el superclásico de las elecciones que en este 2021 cumple 10 años de presentarse en forma ininterrumpida: 2011, diputado; 2013, senador provincial; 2015, diputado; 2017, diputado nacional, y en 2019 probó para intendente.

A fuerza de campañas constantes logró un alto nivel de conocimiento, ya que en los barrios saben que cada dos años aparece pidiendo el voto. Además, exprime al máximo su puesto en el COE, y a cococho de Francisco Aguilar se prende en cada una de las recorridas que el médico hace por hospitales e instituciones, para ver como están para cuando se pudra todo con el coronavirus. 

Pero hete aquí que esas visitas luego son distribuidas por la prensa del gobierno, en su carácter de actividad oficial, con la respectiva foto de Aguilar y Posadas. Como se dijo cinco párrafos arriba, esta campaña obliga a usar la imaginación y cualquier recurso a mano es bueno para hacerse notar.

El que no gana para sustos con las elecciones de la capital es el circunspecto Senado, porque hace cuatro años el desaforado Adrián Valenzuela amenazó con que le iba a sacar las telas de arañas, por fortuna para los discretos senadores, aquella vez de arremetida se llevó el triunfo Guillermo Durand Cornejo.

Ahora corre el riesgo de que se les cuele un talibán que haga estallar a esa especie de club inglés de la política desde sus propias entrañas, porque hasta hace un par de años atrás Posadas amenazaba, modificación de la Constitución mediante, con eliminarlo y dejar un sistema unicameral para mejorar la eficiencia y el gasto con respecto a la actual Legislatura de dos cámaras.

Suerte que los años parecen haber moderado a ese impulsivo joven reformista, que posiblemente tiró esa idea sabiendo que tenía el mismo vuelo que una cañita voladora silbadora. Siempre es bueno cada tanto sacudir las rígidas estructuras con este tipo de propuestas destinadas más a abrir un debate que a ser aplicadas realmente.

Si no, que lo diga Juan Manuel Urtubey, que esta semana en una conferencia de ex gobernadores sobre la reforma constitucional en marcha, manifestó que podría haberse incluido la revocatoria popular de los mandatos. En ese momento Claudio Del Plá se dio cuenta de que efectivamente este 2021 viene muy raro, primero lo rajaron del PO y ahora Urtubey lo corre por izquierda con una idea sobre la que él insiste desde hace rato. Por las dudas, Del Plá no debería salir hoy a la vereda, que con la racha que tiene capaz le cae el cohete chino que anda a la deriva en la cabeza.

Volviendo a las elecciones, para saber cómo se completarán las listas para diputados y concejales del oficialismo solo hay que revisar a quienes se les vence el mandato y quienes son los que se presentaron pero no lograron pillar nada en el 2019, y ahí estará el 90 por ciento de los principales lugares (ojo que este ejercicio es aplicable también para el resto de los frentes).

Una cosa a corregir de los frentes saencistas es lo flojo de mujeres que anduvieron en las fotos de presentación de los dos espacios, en las que se pudieron contar apenas cuatro entre ambas, y que a priori refleja lo que puede pasar con los principales lugares en las listas, salvo algunas excepciones puntuales como Cande Correa, que como mantiene su base de seguidores/votantes, pinta que irá primera en una lista y conseguirá otros dos años para cumplir con su promesa de aniquilar las hormigas.

Cada uno en su cuadrado

El Frente de Todos finalmente tuvo una división salomónica, cuatro partidos por un lado y otros cuatro por el otro. Como primera medida deberán esperar qué decisión toma la Justicia con respecto al nombre que disputan; la lógica indica que, o lo deja vacante, o permite que lo usen ambos pero con un agregado que los distinga.

Después llegará el turno de completar las listas, y ahí, a diferencia del saencismo, parece que en ambos FdT las mujeres tendrán lugares de cabecera.

Pero así como los candidatos del oficialismo salteño intentarán ser la imagen y semejanza de Sáenz, los del Frente de Todos I y II (elija usted cuál es cuál) plantearán una campaña para demostrarle a sus votantes quien es el que mejor se llevaría con Alberto, Cristina y el resto del gobierno nacional, si es que alguna vez Alberto, Cristina y el resto del gobierno nacional les dan bola, cosa que se complicó en los últimos dos años... y el saencismo lo sabe.

Similar panorama tiene la izquierda, que con dos frentes corre el riesgo de quedarse sin representación parlamentaria por primera vez en muchos años, porque sobre que ya los votos no abundaron en las últimas elecciones, ahora los dividen. Todo apunta a que en realidad se trata de un mano a mano interno por la supervivencia: al frente que mejor le va agarra las banderas, mientras que el derrotado deberá buscar nuevos horizontes revolucionarios.

Finalmente está Juntos por el Cambio+, que todavía no aclararon si el nombre es Juntos por el Cambio Más, si es Junto por el Cambio Plus, como Disney, o si en realidad es una cruz y son Junto por el Cambio de Cristo o de la Santa Inquisición.

Pero más allá de la denominación metieron la alianza más rara de todas. PRO, Ahora Patria y la UCR van juntos, menos en esos lugares en donde los radicales quieren salir solos, que casualmente son los lugares en donde los radicales le hubiesen sumado votos a esta alianza. Por ejemplo, la exitosa interna en la que metieron 1200 votantes en Salta (es mil doscientos posta, no falta un cero), animó a los correligionarios capitalinos a desempolvar la histórica lista 3, lo mismo sucederá en Cafayate y en San Martín.

El mapa electoral se completaría con el partido Salta Independiente, que tiene como candidato excluyente, y por ahora único, a Bernardo Biella, quien reúne dos de las condiciones más buscadas para esta elección: alto nivel de conocimiento y es médico, lo que en pandemia vale doble. Si el saencismo fracasa con sus últimos intentos de convencerlo para que se sume a algunas de sus listas, el doctor mediático se lanzaría por su lado sabiendo que es una buena opción para neutrales a los que poco les importa la política y desencantados con ganas de castigar con su voto.

Todas estas especulaciones en siete días habrán terminado, y ya con los nombres de los candidatos sobre la mesa y en sus respectivos casilleros, seguirán las especulaciones sobre si es conveniente hacer una elección en pleno invierno y en medio de una pandemia, pero eso ya será para el próximo mes y medio.

Hasta entonces disfrute señor lector sabiendo que como todo año impar habrá miles de personitas derrochando simpatía en búsqueda de un voto y que capaz, a cambio, le dan una birome, una gorra, un barbijo o un bolsón de alimentos, que capaz pueda resultarle en algún momento de utilidad.