La llegada de más de ocho mil migrantes marroquíes y subsaharianos -entre ellos, miles de menores de edad- a la ciudad de Ceuta, enclave español en Marruecos, levantó las alarmas de organizaciones humanitarias y también de partidos de la ultraderecha española.

A pie bordeando la valla que separa España y Marruecos o a nado para evitar ser detenidos, llegaron miles de migrantes, en su mayoría marroquíes y también subsaharianos que recorrieron largas distancias para llegar hasta la playa de El Tarajal. En ese punto vivieron momentos de extrema tensión y también de humanismo, como el protagonizado por un buzo de la Guardia Civil, Juan Francisco Valle, que rescató a un bebé del mar mediterráneo. O el gesto de humanitario de Luna Reyes, una trabajadora de la Cruz Roja que auxilió a un joven senegalés que llegó en un estado visiblemente frágil hasta la playa de El Tarajal en Ceuta.

En las imágenes circuladas por el diario El País de España, se ve al joven desmayado sobre la arena, con los pies todavía dentro del mar. La Guardia Civil lo levanta y ahí llega Reyes a auxiliar al joven senegalés."Hubo un momento en el que se empezó a dar con las piedras en la cabeza porque estaba viendo que los estaban devolviendo a todos", contó Reyes a la televisión pública de España.

Reyes le ofrece agua y abraza al joven migrante mientras él llora en los brazos de la rescatista. "Un chico desesperado pensando que su amigo se moría, recién llegado, habiendo pasado nadando, llorando desconsoladamente todo el rato y abrazándome, sólo lloraba (...) El hecho de abrazarme era como su salvavida para él"

Sin embargo, poco después la joven de 20 años se vio obligada a cerrar sus redes sociales luego de recibir cientos de mensajes cargados de racismo, xenofobia y machismo. Desde la Cruz Roja española defendieron a la rescatista. “Somos una organización en la que hay muchas Lunas que ayudan a diario a personas como las que llegan a Ceuta”, publicaron en Twitter.

La derecha antimigrante

Tanto Valle como Reyes mostraron el lado humano de un conflicto diplomático que partidos de la ultraderecha española como Vox intentan utilizar a su favor. Santiago Abascal aterrizó esta semana en Ceuta con un discurso que criminaliza a los migrantes que arriesgan sus vidas en busca de oportunidades. “Los españoles que han visto invadida su ciudad, amenazado su modo de vida, su seguridad y libertad (...) Estamos con vosotros”, escribió en su cuenta de tuiter Abascal.

A raíz de un conflicto diplomático entre España y Marruecos, las autoridades marroquíes relajaron los controles fronterizos. En cuestión de horas miles de personas llegaban caminando o nadando hasta la ciudad de Ceuta. También llegaron madres y padres que acercaron a las rejas fronterizas para tener noticias de sus hijos. Oufa llegó de urgencia desde Tánger, una ciudad marroquí ubicada a unos 50 kilómetros al oeste de Ceuta. Para su alivio encontró a su hijo, aunque también expresó que esperaba que que hubiese logrado cruzar la frontera.

Expulsión de menores

Mohamed, de 17 años dejó sus estudios, su familia y se dirigió a la frontera. "No tengo ningún futuro aquí. Quiero trabajar para ayudar a mi familia", afirma desde Castillejos, una ciudad marroquí ubicada en las cercanías del punto fronterizo. Como Mohamed llegaron miles de menores a la zona cerca de El Tarajal, en su mayoría provienen de familias pobres y muchas veces trabajan para sobrevivir.

Este jueves, el ministerio del Interior español informó que al menos 4.800 migrantes, entre ellos 1.500 menores, fueron expulsados desde el lunes. "Su expulsión por parte de España es contraria a los tratados internacionales de los derechos de los niños", afirma Omar Naji, un militante marroquí de derechos humanos. "Las autoridades marroquíes los han implicado para presionar a España con fines políticos", condena al mismo tiempo.

Actualmente unos 850 menores permanecen en Ceuta a espera de los procedimientos de las autoridades españolas, que en algunos casos para determinar la edad de los migrantes les hacen una prueba de huesos de la muñeca y una radiografía bucal. Se espera que 200 de esos menores sean enviados a otras ciudades españolas ya que los chicos llevan varios meses viviendo en Ceuta, informaron desde el gobierno español.

El jueves por la tarde fueron devueltas 1.500 personas a sus municipios de origen, según consignó desde Ceuta un periodista de AFP. La llegada de migrantes se detuvo aunque por la tarde la policía identificó un cadáver flotando en la playa de El Tarajal, el segundo muerto desde que comenzó la crisis el pasado lunes.

Mientras que en Melilla, el segundo de los enclaves españoles en Marruecos,  ubicado a unos 200 kilómetros al sur de Ceuta, cerca de 100 migrantes intentaron saltar la valla fronteriza, según informaron autoridades locales.