Son pocos los magnates que se resisten judicialmente a pagar el Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia (“el Aporte”, en adelante). Hasta hoy unos centenares contra más de diez mil individuos que sí cumplieron. Esa minoría estridente “roba cámara”: se deja ver en los medios gráficos y electrónicos. Es un colectivo interesante, claro, lo que justifica que esta nota reseñe los juicios que han iniciado. Y que Página/12 publique un listado por orden alfabético de los expedientes en trámite. Es provisorio, incompleto... de cualquier manera la magnitud es rotunda. La Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ya recaudó 230 mil millones de pesos. Va por más con altas perspectivas de conseguirlo.

Según datos oficiales de acceso públicos encabezan a los pleitistas chúcaros los dueños o gerentes de medios de difusión, del mundo de las finanzas y del agro. Lógico porque son los sectores concentrados más opositores al Gobierno, los que más medraron durante la pandemia y los más insolidarios. Resulta más llamativa la presencia de industriales de otras ramas de actividad, tutelados por intensas políticas públicas.

Sin ser ilegal ofende éticamente que quieran zafar de su obligación legal empresarios riquísimos beneficiarios en 2020 y 2021 de suculentos beneficios del Estado: ATP, licencias automáticas, créditos a tasa subsidiada. Alrededor de una buena cuarta parte de los litigantes lo es. Puesto de modo coloquial; luego de succionar la generosa teta del Estado corcovean a la hora de abonar un aporte por única vez para contrapesar la tragedia.

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Los multimillonarios litigantes consiguieron pocas medidas cautelares para suspender los pagos: de momento se cuentan con los dedos de una mano. Los expedientes que figuran en los sitios web de los tribunales son alrededor de 400. Cifra tentativa que seguramente se ampliará porque hay demandas no notificadas a la AFIP y por ende desconocidas por la repartición. Suelen ser amparos y pedidos de sentencias declarativas: los accionantes acostumbran a reclamar que se “reserven” los expedientes para impedir el acceso a quien no sea parte.

Con tanto activismo, hasta hoy solo prosperaron 4 medidas cautelares y fueron rechazadas 22. De nuevo y por última vez aunque vale para toda la nota: estos datos son móviles.

Nada en comparación con los millares de contribuyentes que se “formaron”, de entrada o motivados por interesantes combinaciones entre palos y zanahoria.

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La historia del Aporte está jalonada de augurios falsos de la derecha nativa, propaganda engañosa y refutaciones fácticas.

 * Pronosticaron que la norma jamás saldría por divergencias entre el bloque de Diputados del Frente de Todos (FdT) presidido por Máximo Kirchner que la impulsó y el Ministerio de Economía que supuestamente la vetaba. La ley lleva el número 27.605 y vaya si está vigente. Mediaron diferencias dentro de la coalición gobernante. Se zanjaron virtuosamente. La norma se aplica, el presidente Alberto Fernández la elogió en su discurso en cadena del jueves pasado.

 * Se vaticinaba una rebelión fiscal de los magnates concernidos. Casi nadie pagaría, casi todos correrían en malón hacia Tribunales. Ya cumplieron más de 10.000, algo así como el 80 por ciento de ese universo conforme las estimaciones de la AFIP.

 * Publinotas difundidas en medios dominantes auguraban un diluvio de juicios con generosa acogida para los reclamos. Son “chivos” (apenas) encubiertos de grandes estudios que ofrecen sus servicios. En vez de presentarlos como letrados que van en busca de clientes los describen como “expertos”, “especialistas”, “tributaristas”, Ayer mismo “La Nación” publicó una de esas publicidades camufladas.

Desde el vamos demonizaron al Aporte: burdamente anticonstitucional y confiscatorio. La derecha argentina, desde el establishment económico hasta su ala mediático-política, tiene “la inconstitucionalidad fácil”. La inconstitucionalidad de una ley nacional constituye, empero, un supuesto de excepción, “ultima ratio” en el latín tan caro a los juristas. Lo estableció así la jurisprudencia más sabia durante décadas.

* La titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, desplegó un abanico de movidas para disuadir a díscolos o dudosos. Dialogó con popes empresarios. Acordó abrir un plan de pagos con intereses para los pobres angelitos que se quejaban por no tener liquidez para cumplir. Quizá les causaba urticaria vender ad-hoc un puñado de dólares. Se prorrogó el plazo de presentación. Marcó del Pont tendió puentes, con el mazo dando.

* Mientras se realizaban las inscripciones, alertó. Habría inspecciones, sanciones y eventuales embargos contra evasores.

* Una vez vencido el término para presentar las Declaraciones Juradas, AFIP estudió a los no pagadores. Y la emprendió contra los más obvios. Los poseedores, según sus declaraciones juradas de Bienes Personales (BBPP), de acervos superiores a 200 millones de pesos. Quienes no presentaron declaración jurada del Aporte en tiempo y forma. O quienes, tras hacerlo, no pagaron el Aporte. Estos últimos, dicho en criollo, se incriminaron solos.

La AFIP combinó métodos del siglo XXI y otros de épocas precedentes. Hizo cruces mediáticos de información internos y con otras reparticiones estatales. Difundió la voluntad de fiscalizar, ejecutar, cobrar imponiendo multas a los morosos.

Para convencer a los más resonantes apeló a herramientas clásicas: activó a la “infantería” de la Dirección General Impositiva: inspectores que fueron a los domicilios fiscales de los escurridizos a tocarles timbre.

La batida impactó de entrada. En semanas varios interpelados recapacitaron y oblaron 7000 millones para redondear los 230.000 mencionados más arriba

* Para quienes todavía cavilan, la AFIP avisa que habilitará una vía de salida, la última. Combina palo y tres cuartos de zanahoria. El palo: la deuda acrecentada con multas. La zanahoria, un plan de pagos y una quita en las multas del 75 por ciento. No es una invención de Marcó del Pont: es un alivio previsto en la ley de Procedimiento Administrativo para quienes se allanan a ejecuciones de la AFIP. El plazo para acogerse vence el 30 de septiembre, antes de las Primarias Abiertas.

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Los buenos pagadores cuentan en principio con el secreto fiscal, de ahí que sus nombres resuenen menos, se los conoce por sus propias declaraciones. Van algunos ejemplos, método Random. El fundador y dueño de Rapa Nui, Diego Fenoglio (a quien la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner propició un rato de fama en las redes sociales) comentó haber cumplido de buen grado. El flamante presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, contó haberlo hecho a disgusto en un reportaje publicado por Clarín. Gustavo Grocopatel, Marcel Mindlin, Lionel Messi y siguen los etcéteras honraron la ley.

La nómina de los rebeldes es más esquiva. Varios se esconden, eluden explayarse.

La lista de pleitos que se divulga en nuestra web tiene base pública, el sistema de Tribunales que registra juicios iniciados, caratulados con el nombre del actor-accionante. No es completa porque hay demandas que no se notifican a AFIP o porque hay jueces que no lo hacen en acciones declarativas o recursos de amparo, las vías más elegidas por los multimillonarios en cuestión. Es provisoria porque, conforme estimaciones de la propia AFIP, sigue en un limbo una cifra imprecisa de contribuyentes potenciales. Como piso quinientos, como techo (acaso ) dos mil.

Los logros de los abogados expertos no dan para entusiasmar a los dubitativos a quienes los estudios suelen pedirle un adelanto jugoso de honorarios. Si los clientes potenciales se manejan con criterios resultadistas a lo Bilardo, todo indica que les conviene más pagarle al Fisco que arriesgarse.

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Resulta instructivo agrupar por rama de actividad a quienes intentan la elusión impositiva. Los titulares de medios se anotan en la vanguardia.

Los hay polirrubro como Alejandro Julio Saguier, dueño de La Nación que también se dedica a la cría de ganado bovino, cultivo de soja y cereales. Como empresario, cobró Anticipos para el Trabajo y la Producción (ATP, sufragados con “los impuestos que todos pagamos”) en sus doble rol.

Igual galardón ostenta el gerente de Clarín y gran productor arrocero José Antonio Aranda. Una fortuna cobrada en ATP, un esquinazo al Aporte en sus dos emprendimientos. La familia Aranda agrega otro pariente a la lista: Antonio Ramón.

Héctor Magnetto, CEO y dueño de Clarín, también se aferró al salvavidas de los ATP y rehúsa contribuir con una migaja de sus bienes a la lucha contra la pandemia-

Constancio Carlos Vigil, cabeza de Editorial Atlántida y Paparazzi, es otro prócer que capitalizó los ATP para ahorrarse pagar parte de los salarios y ahora gambetea el Aporte.

Artin Parsegh Kalpakian --presidente de Kalpakian hermanos, conocido importador de alfombras-- es otro doble vara nato como Eduardo Onan Kalpakian, vice de la empresa. Rápidos para valerse de los beneficios estatales, chúcaros para pagar.

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El repaso de la lista de litigantes que visibiliza Página 12 queda a disposición de especialistas. Hay protagonistas repetitivos: pleitistas contra el Estado también concernidos por los Panamá Papers. Unos pocos son procesados por tener cuentas off shore no declaradas en el HSBC Private Bank de Ginebra.

El repaso fino queda para futuras notas. La concordancia entre opositores, fugadores de divisas y evasores podrá sorprender a científicos sociales suecos que comiencen a estudiar a la Argentina. Para los conocedores locales del paño, cero novedades.

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El Aporte Solidario es un tributo progresivo, redistributivo, tan peculiar como la tragedia que lo causa.

La reticencia o demora de numerosos jueces para convalidar pedidos de exención configura una sorpresa. Tal vez les dé pudor adoptar medidas tan antipopulares sobre todo porque ellos mismos se han auto eximido de pagar impuesto a las ganancias. Posiblemente hay muchos magistrados más apegados al espíritu de la Constitución que la Corte Suprema actual o los jueces federales de Comodoro Py.

La ley se aprobó conforme a derecho. Marcó del Pont mestizó bien el diálogo y los instrumentos para fomentar el pago, con la firmeza del recaudador.

La experiencia comparada internacional (el famoso “mundo” tan caro a la narrativa neoconservadora) se inclina de modo creciente a validar tributos parecidos al Aporte Solidario. A menudo por más tiempo, con tasas más elevadas y conjuntos de contribuyentes más extendidos.

Esta historia continuará. Mientras tanto, en otro rincón de Ciudad Gótica el inefable Pepín Rodríguez Simón se declara perseguido político y pide refugio en un país hermano, repleto de cuevas offshore para evasores y fugadores dónde (por ahí) conserva una fortuna. Todo tiene que ver con todo, explicaba un filósofo del siglo XX.

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Listado de juicios iniciados contra el Aporte Solidario