Mientras se desarrollaba la demencial manifestación en el Monumento a la Bandera que terminó con la detención de una veintena de antivacunas (ver nota aparte), los equipos de salud analizaban las diferentes alternativas para enfrentar el colapso sanitario en Rosario. La que mayor fuerza va cobrando --más allá del refuerzo en los efectores públicos-- es la convocatoria al sub-sector privado. En la dramática noche del lunes --en la que fue derivado un paciente a una localidad distante más de 100 kilómetros—, en los sanatorios había disponibilidad, del mismo modo que ayer había todavía margen para internar en la ciudad. "Si el sector privado incorpora una cama más por sanatorio, tendríamos una docena disponibles, a la par de lo que se puede ir agregando desde el Estado" dijo a Rosario/12 uno de los expertos en el tema.

La prolongación de la estadía de pacientes en las salas de terapia intensiva es uno de los factores determinantes, la baja de la edad de los pacientes estira ese lapso de permanencia, y aún así, el 60% de los que ingresan no se recuperan. Frente a este panorama, es imperioso el aporte de la medicina privada que hasta el momento ha mostrado comportamiento dispar, admitido frente a la fortaleza del sector público que ahora está saturado. "Hay sanatorios que deberían brindar más apoyo. Es comprensible que pretendan no ver afectado su sistema, pero frente a esta situación de extrema necesidad, eso debe revisarse", dijo la fuente que sostuvo: "Esperamos que las próximas horas pueda haber una decisión en ese sentido".

Si bien no hay diferencias irreconciliables entre los diferentes grupos de salud que concurren al tratamiento de la pandemia, cuando la situación apremia, esas diferencias afloran y exigen una reformulación de las estrategias para optimizar los recursos.

Desde la provincia, se aumenta el número de camas en algunos efectores. El Hospital de Venado Tuerto entre hoy y mañana sumará 8 camas y el de Villa Gobernador Gálvez hará lo propio, aunque en menor proporción.

Del mismo modo, la habilitación de nuevos servicios aparece como alternativa. Sin embargo, desde la salud pública de Rosario sostienen que es más viable el refuerzo en los lugares que ya brindan el servicio de UTI antes que habilitar nuevas unidades, y ponen como ejemplo lo que ocurre en el Hospital Clemente Alvarez (HECA); que tiene más del 90% de sus camas UTI ocupadas por pacientes covid. "Es más eficiente tratar de agregar camas ahí mismo, con los equipos trabajando, que disponer otro lugar que demandaría una logística e infraestructura que no podemos desarrollar con la misma rapidez para colocar un par de camas más"; dijo a este diario el especialista.

También desde el sector público --que siempre destacó la predisposición y el trabajo de la mayoría de los nosocomios privados-- sostienen que la readecuación de camas de unidades coronarias u otros sectores podría ser un aporte fundamental. "Hay una docena de sanatorios que tienen convenios con la salud pública. Con que agreguen una cama cada uno, y tal vez los más grandes dos, tendríamos un alivio importante", dicen desde el Estado.

Sin embargo, a la hora de hablar de "los más grandes”, la opulencia edilicia y los "servicios" que se ofrecen, no siempre se corresponden con la conducta de los directivos de las empresas de salud, que no siempre ni todos responden del mismo modo.

En ese sentido, además de revisar y ajustar el sistema de derivaciones, sería importante conocer con precisión la disponibilidad de camas UTI y al verificar que ese dato es real, poder contar con esa asistencia, sobre todo si se trata de un gran hospital, con personal y aparatología de última generación.

Es el Estado el que debe comandar la estrategia y no hay margen para actitudes displicentes por parte de quienes deben brindar su apoyo e infraestructura.

Así como recién ayer desde el Poder Judicial se actuó a la altura de lo necesario, que no es otra cosa que garantizar el cumplimiento de la ley. Del mismo modo, la jefa de Policía de Rosario personalmente intentó persuadir a los terraplanistas de circular y colocarse el barbijo y recién cuando los efectivos fueron agredidos por los manifestantes se produjeron las detenciones.

Por otra parte, el feriado de ayer mostró a miles de rosarinos deambulando por las calles, sin apostarse, con barbijo y una notable baja en la circulación vehicular.

La diferencia en el comportamiento social con las anteriores etapas de restricciones parece obedecer más que a la toma de conciencia de este dramático momento, a la presencia efectiva del Estado en sus diferentes formas, desde lo sanitario pasando por los controles hasta llegar a las acciones de los fiscales.