La Dirección del Parque Nacional Galápagos (PNG) anunció este martes el hallazgo de una especie de tortuga que se creía extinta hace más de cien años y que podría tener parientes en la Isla Fernandina, la más occidental del archipiélago ecuatoriano. Esta posibilidad, celebraron los especialistas, mantiene en vilo a la comunidad científica internacional ya que permitiría restaurar la colonia de tortugas de Galápagos, solo existentes en este archipiélago, también conocido como "Las islas encantadas".

Según detalló el director del PNG, Danny Rueda, para el segundo semestre de este año se está "planificando una gran expedición" a la Isla Fernandina, ya que allí se han encontrado muestras de excrementos de tortugas que permiten inferir la existencia de otros individuos de la especie hallada. 

En caso de dar con las tortugas, se realizarán estudios para confirmar que pertenezcan a la especie que se creía extinta. Si los resultados son positivos, confirmó Rueda, se planificará un programa para repoblar Fernandina con esta variedad de tortugas.

El hallazgo

Según repasó el Ministerio de Ambiente de Ecuador en un comunicado, hace dos años un grupo de investigadores del PNG --entidad adscrita a esa cartera de Estado--  y de Galapagos Conservancy encontraron una tortuga gigante hembra adulta en la isla Fernandina. 

Luego, contó el director de Galapagos Conservancy, Washington Tapia, el ejemplar fue trasladado al Centro de Crianza de Tortugas Gigantes, que el PNG tiene en la Isla Santa Cruz, en el centro del archipiélago.

Finalmente, la Universidad estadounidense de Yale realizó estudios genéticos y la respectiva comparación del ADN con otro especimen extraído de esa misma isla en 1906. Fue entonces cuando se determinó que el individuo hallado pertenecía a la especie "Chelonoidis phantasticus", considerada extinta hace más de un siglo.

La tortuga "Fernanda"

"Fernanda", como le dicen al ejemplar hallado en Fernandina, es una tortuga vieja de entre entre sesenta, ochenta o "cien años, quizá", indicó el director de Galapagos Conservancy, quien aclaró que es difícil calcular la edad de un quelonio.

Sin embargo, según Tapia, su tamaño no es tan grande como el de otras que habitan en el archipiélago. "Mide apenas 54 centímetros el carapacho, lo cual es un tamaño pequeño, en comparación a las más grandes que pueden llegar a medir más de 1,5 metros de longitud", detalló el experto.

Al momento del hallazgo, señaló el especialista, la tortuga se encontraba con problemas de peso, que luego pudieron ser solucionados durante el cautiverio. Actualmente, celebró Tapia, ha logrado aumentar su volumen y se encuentra bien de salud.

Repoblar la isla

Tras la aparición de Fernanda, los investigadores mantienen la esperanza de encontrar a otros individuos de la misma especie y de iniciar un programa de crianza en cautiverio para repoblar la isla de origen.

 "Uno de los mayores misterios de Galápagos ha sido la tortuga gigante de la isla Fernandina. El redescubrimiento de esta especie perdida puede haber ocurrido justo a tiempo para salvarla", apuntó en ese sentido James Gibbs, vicepresidente de Ciencia y Conservación de la misma ONG. "Ahora necesitamos con urgencia completar la búsqueda para encontrar otras tortugas", añadió.

Las poblaciones de tortugas gigantes de Galápagos fueron devastadas en el siglo XIX debido a la explotación de balleneros y bucaneros, aunque también pudieron ser afectadas por erupciones volcánicas. El último ejemplar de la especie "Chelonoidis phantasticus" fue hallado en 1906 por una expedición de la Academia de Ciencias de California. 

Las islas Galápagos, situadas en el océano Pacífico a unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador, fueron declaradas en 1978 como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco, gracias a su rica biodiversidad terrestre y marina, donde habitan muchas especies únicas en el mundo.

Este archipiélago, cuyo nombre se debe a las tortugas gigantes que la habitan, está formado por 13 islas grandes, 6 menores y 42 islotes, y es considerado un laboratorio natural que permitió al científico inglés Charles Darwin desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.