“Tenemos mucho trabajo por hacer para recuperar la confianza", afirmó Sanna Marin, en 2019 cuando asumió como la primera ministra de Finlandia en remplazo de Antti Rinne, quien había renunciado en medio de escándalo por un importante conflicto laboral. Sin embargo, a menos de dos años, la funcionaria parece haber olvidado su promesa: un medio local develó que ella y su familia gastan unos 850 euros al mes de los fondos públicos en desayunos.

La noticia desató un escándalo y la indignación de la sociedad finlandesa. Todo comenzó cuando el diario local Iltalehti publicó una investigación en la que develó, en principio, que Sanna Marin y su familia usaban 300 euros de los fondos públicos para desayunos y "comidas frías". Aunque el monto no era correcto, lo curioso es que, en teoría, está permitido utilizar el dinero del Estado para gastos en la residencia oficial de Kesäranta. Sin embargo, el uso de este "beneficio" no es habitual entre las autoridades de Finlandia. Es más, según el mencionado medio, la familia de Marin utilizó el servicio más que cualquier otro residente anterior en Kesäranta.

Después de que se destapó el escándalo, el periódico publicó el último domingo un artículo con nueva información que indicaba que el gasto en realidad ascendía a 850 euros al mes (USD 1.040), casi el triple de lo que había calculado inicialmente.

Esto fue confirmado en un comunicado del gobierno finlandés a última hora del lunes, que informó que entre enero de 2020 y mayo de 2021, la primera ministra gastó en alimentación en su residencia oficial 14.363,20 euros, es decir, unos 845 euros al mes.

“Esta cantidad incluye tanto los artículos de desayuno como otras comidas frías”, agregó el escrito.

Tras las acusaciones en su contra, Marin dijo que creía estar siguiendo las normas tal como se le explicaron cuando asumió el cargo en 2019. “No tenía ni idea de que hubiera ninguna falta de claridad sobre la asignación para el desayuno”, dijo a la emisora nacional YLE.

Al mismo tiempo, señaló que muchos primeros ministros anteriores también habían hecho uso de ese beneficio, pero aseguró que las normas serían revisadas y, si fuera necesario, actualizadas.

La noticia sacudió a la opinión pública y muchos ciudadanos expresaron sus quejas en las redes sociales e incluso exigieron la renuncia de Marin porque el incidente ha erosionado la "confianza social". En tanto, la policía de Helsinki anunció que ha decidido examinar el caso para ver si se había producido alguna infracción.