Josefina Vicens era una señora diminuta. Algunos críticos establecieron una analogía entre su imagen y un cuerpo de obra con poquísimas pero valiosas gemas. A lo largo de su vida escribió dos novelas cortas y un cuento titulado “Petrita”. Con El libro vacío (1958) obtuvo el reconocimiento de sus pares, ya que el Xavier Villaurrutia es un premio que los escritores mexicanos otorgan a la mejor obra literaria publicada en el país durante el año. Veinticuatro años después de aquel inicio en el mundo de las letras, la cronista conocida por seudónimos como Pepe Faroles o Diógenes García publicó Los años falsos (1982), con el que cerró este díptico caracterizado por la mesura y la introspección. Fondo de Cultura Económica recupera estas novelas que posicionaron a su autora en un lugar clave dentro de la literatura mexicana.
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