Un 51 por ciento de mujeres, aproximadamente, representa la población que habita y recorre cada día la Cuenca Matanza-Riachuelo. Muchas de ellas militan hace años los feminismos y el ambientalismo popular, con demandas concretas a los organismos estatales y a las empresas que arrojan sus desechos en esa geografía. La gestión menstrual sustentable es uno de los ejes transfemiecoambientales que hoy ocupan una agenda articulada entre Acumar (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo), cooperativas, organizaciones políticas, sociales y feministas.

“Tenemos tres grandes objetivos: recomponer el ambiente, prevenir daños futuros y mejorar la calidad de vida de lxs habitantes. Trabajar gestión menstrual tiene que ver con esto, con mejorar la calidad de vida y la salud de las personas menstruantes, porque estamos usando productos que no hacen bien a nuestra salud por la cantidad de químicos que tienen y que nos introducimos en nuestros cuerpos, pero también por las toneladas de residuos que estamos generando, que tardan entre 500 y 800 años en degradarse, en el caso de las toallitas convencionales, más allá del impacto económico”, describió Tamara Basteiro, consejera de la Dirección de Promoción de Políticas de Género y Diversidad, que encabeza Sol Hurtado, en el conversatorio "Gestión menstrual: Hacia la igualdad de género con perspectiva sostenible", en el que participaron las diputadas nacionales del Frente de Todxs y vecinas de la Cuenca, Mónica Macha y Daniela Vilar.

Según la Primera encuesta sobre gestión menstrual realizada por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, sólo el 25 % de las personas encuestadas reconocieron emplear métodos reutilizables y el 75 % restante se inclinó por los descartables, desechando entre 4 o 5 productos al día, lo que equivale a unos 22 productos en los cinco días que duraría el sangrado, y unos 286 productos por año (en un total de 13 ciclos). “No utilizan los productos de gestión sustentable, como las copas menstruales”, remarcó Basteiro. “Por eso vamos a visibilizar y trabajar el tema entre las trabajadoras de Acumar, las cooperativistas y las trabajadoras de la salud, para conocer y repensar qué tipo de uso estamos haciendo con los residuos que generamos, y así después empezar a trabajarlo en el territorio. La información da poder, y a veces lo que falta es acercar esa información. Si sabemos cuáles son los beneficios y los perjuicios de los elementos que utilizamos, muches elegiremos por motivos de salud, económicos y de impacto ambiental métodos sustentables.”