La famosa Trilogía de Paul Claudel le sirve a Lacan para situar lo que llamará la tragedia contemporánea del deseo pero también lo que ocurre con un cuerpo contrariado. Claudel anticipa el descubrimiento freudiano sobre la estructura del deseo y sobre variaciones del Edipo difíciles de aceptar como encuadradas en su marco. Dicha trilogía es una tragedia representada en tres obras: “El rehén”, “El pan duro” y “El padre humillado”. Cada una de ellas representa una generación. Es decir tres generaciones para la transmisión de un deseo según la lectura de Lacan en el Seminario sobre La Transferencia en su segunda parte. De modo que podemos decir que también anticipa lo que Freud llamó la novela familiar del neurótico.

Lo que causó a Lacan a leer esta Trilogía e insertarla en el medio del Seminario sobre La transferencia, él lo subraya, en el mismo nivel de los diálogos platónicos, fue el hecho –lo cito porque me parece que también tiene importancia en nuestra práctica- que leyendo la correspondencia entre Paul Claudel y André Gide se entera que para publicar esta serie de obras de teatro, conocida como “Los Coûfontaine”, Claudel hizo labrar en la imprenta un carácter que no existía hasta el momento. El carácter nuevo es el acento circunflejo sobre la u en el apellido Coûfontaine. El acento circunflejo remarca una letra que si no sería más atenuada. 

Este signo pone a Lacan sobre la pista de un significante faltante y dice que leyendo esa Trilogía puede encontrar algo sobre el deseo. Es decir algo quería escribir Paul Claudel que sólo podía hacerlo haciendo esa modificación, produciendo ese pequeño cambio tipográfico. Claudel era afecto a introducir pequeñas modificaciones en los nombres para sugerir algún significado o con algún oscuro designio. A veces no tan oscuro, por ejemplo en el nombre Sygne. Del personaje principal en la primera obra cambia la i latina por la y griega, aunque el sonido queda igual, en un nombre que significativamente significa signo: Sygne de Coûfontaine. Sygne no sólo alude a signo sino que también significa “cisne”. Coû de Coûfontaine significa cuello, característico de un cisne en la fuente. Ese cuello de Sygne va tener un significado muy especial. Otro ejemplo: la nieta de este personaje se llama Pensée (Pensamiento). Sabemos desde Freud que los pensamientos pueden ser pensamientos de deseo. Pensée recuperará algo del deseo de su abuela y del amor imposible de ésta.

La acción se desarrolla en la época napoleónica, luego de la revolución francesa, con un Papa perseguido, en la que una cuarta generación en sentido ascendente, es decir la generación cero, es guillotinada por un verdugo que será Tousaint Turelure, con un papel importante como desagradable en los sucesivos tiempos de las tres generaciones.

Tousaint Turelure forzará un casamiento con Sygne de Coûfontaine, a pesar de haber sido verdugo de sus padres, a cambio de concederle la vida al Papa que protegían Sygne y su primo.

Cuando el cura Badilon le pide a Sygne que se case con Turelure, a cambio de la vida del Papa, ella se niega pero acepta. Hace un movimiento de negación con el cuello mientras dice inevitablemente que sí. Le queda ese movimiento en el cuello de por vida, que Lacan identifica a un tic, pero también a una lesión de tipo psicosomática. Con psicosomática Lacan apunta que se trata de la relación del sujeto con su cuerpo, que desarrollará mucho más adelante como acontecimiento de cuerpo. Rechazo y aceptación en Sygne. Pensée hija de Luis Turelure, hijo de Sygne y Tousaint Turelure, será quien retomará el deseo de la abuela, en la tercera generación y podrá vivir una relación de amor.

* Participante en EOL Sección Rosario.