Un grupo de militantes opositores con pasado como intelectuales y artistas difundió una carta con duras críticas al gobierno y un llamado a la unidad de Juntos por el Cambio con vistas a las elecciones legislativas. El escrito de tono apocalíptico se titula “La democracia argentina en la encrucijada: neogolpismo o progreso”, y retoma las banderas de los sectores macristas que apuestan a extremar la polarización: alerta sobre el “autoritarismo populista” del gobierno, sobre “picos de violencia estatal nunca vistos en democracia” (sic), y compara al peronismo con una enfermedad que “en su etapa de metástasis” deriva en “proscripciones, encarcelamientos y expropiaciones”. “Un disparate total y un verdadero peligro”, les respondió horas después el colectivo Agenda Argentina, que destacó que “el verdadero peligro para la democracia no es que el Frente de Todos gane las elecciones sino que este tipo de intervenciones generen una cultura política intolerante a la pluralidad de pensamientos e incapaz de aceptar la voluntad popular expresada en las urnas”.

“Si el kirchnerismo gana, vaciará hasta la última gota de democracia”, advierte la carta en la que confluyen la ensayista Beatriz Sarlo y el filósofo Juan José Sebreli con el ex bailarín Maximiliano Guerra y el cómico Alfredo Casero, que llaman a la oposición a “deponer las mezquindades y los personalismos estériles” y a “trazar con firmeza un horizonte de país deseable” para lograr “imponer la cesantía del plan autoritario”.

“Un grave peligro se cierne sobre la democracia argentina” y no es un golpe militar sino que "se enmascara bajo la retórica del altruismo y la solidaridad”, arranca la carta que firman el poeta Santiago Kovadloff, el abogado Daniel Sabsay, la científica Sandra Pitta y los escritores y periodistas Federico Andahazi, Miguel Wiñazki y Osvaldo Bazán. “Los autoritarios” que ayer se levantaban en armas “ahora llegan al gobierno con el voto popular”, se espantan, y advierten que “usan el poder para corroer el sistema desde adentro hasta convertirse en autócratas”.

El cambio de régimen comienza “con violencia discursiva, narrativas épicas y ofrendas simbólicas para pasar, en su etapa de metástasis, a proscripciones, encarcelamientos y expropiaciones”. “El kirchnerismo volvió a la carga con dispositivos aún más extremos y de una inusual gravedad institucional”, señalan. Como “trágico síntoma de la descomposición democrática” mencionan las “severas restricciones de las libertades fundamentales durante la cuarentena, picos de violencia estatal nunca vistos en democracia y muy especialmente la clausura (sic) de la escolaridad que abandonó a los sectores más vulnerables de la sociedad”.

Agenda Argentina se enfoca en el concepto de “metástasis” para recodar que “no es la primera vez en nuestra historia que una identidad política es considerada en términos sanitarios, como si fuera una enfermedad”. Después de diagnosticarla el paso siguiente es “curarla, erradicarla”, como ocurre con el Covid, pero “la analogía es muy peligrosa”, porque cuando se aplica a la política “se abandona el pluralismo democrático, que consiste en reconocer la diversidad” y “se abrazan soluciones violentas”.

“Las fuerzas nacionales, populares y progresistas conocemos por experiencia directa estas soluciones. Fuimos proscriptas, combatidas, reprimidas. ¿Cuántas veces más debemos escuchar cómo un grupo de intelectuales esclarecidos consideran que la identidad política mayoritaria no responde a sus estándares morales?”, reflexionan. Reconocen el “prestigio que supieron obtener en tiempos pasados” los firmantes pero advierten que “por este camino llegan a los discursos de odio de las nuevas derechas”.

El peligro no es que la sociedad vote en libertad sobre modelos en pugna sino “que vayan alimentando una cultura política intolerante a la pluralidad de pensamientos e incapaz de aceptar la voluntad popular expresada en las urnas”, explica el colectivo, que considera nada casual que “prácticamente todos los firmantes guardaron silencio o apoyaron explícitamente el intento de Macri nombrar jueces de la Corte por decreto, callaron ante el 2X1 hasta que la sociedad irrumpió en las calles y lo impidió, cuando se condenó el futuro de los argentinos con el préstamo con el FMI o ante la complicidad frente al golpe de Estado en Bolivia”.