Armani (5): Recién a los 30 y pico minutos estrenó sus guantes cuando se quedó con una peinada de Bejarano y, aún con la pelota en sus manos, reclamó atónito a sus defensores por la comodidad del cabeceador. Poco después voló lindo tras un zurdazo lejano de Chura. En el gol del descuento boliviano tuvo su aporte al despejar de zurda y corto para un Acuña incómodo y de espaldas ante la presión rival.

Montiel (5): Como que le falta un golpe de horno a una de las grandes figuras del fútbol local. Pasa bien al ataque y releva como se debe, pero cuando le toca tirar el centro le sale flojo y en defensa, aparece en la foto de los goles. Bien en la teoría, no tanto en la práctica.

Pezzella (6): Firme tanto en la marca como en la distribución. Junto a su compañero de zaga fueron los dos que más veces tocaron la pelota. Su efectividad en los pases asombra: 94 aciertos sobre 96 inentados para un inverosímil 98 por ciento de efectividad.

Li. Martínez (6): De calidad evidente cuando se encuentra con la pelota, fue opción de salida constante. Su 1,75 metro de altura lo dejó expuesto en un córner en el que el lateral Bejarano (1,74) lo anticipó. Quedó pagando en el gol del descuento, aunque para esa altura ya todo era caos.

Acuña (7): Argentina atacó mucho por su sector, en parte por estrategia y en parte porque el exFerro estuvo incansable. Sus llegadas al fondo fueron dagas para la sufrida defensa rival. Incursión clave para el 4-1. En defensa no es Perfumo ni Beckenbauer pero deja todo y recupera pelotas en aprariencia imposibles. Perdió la pelota en el gol boliviano con un pase un tanto displicente tras recibir de Armani. De concretar una comparación histórica irrealizable, no sorprendería que se ubique entre los laterales izquierdos que más participó del juego en un partido de la Selección.

A. Correa (7): Artífice del gol del 1-0. Amagó una y dos veces para sacarse la marca de encima y cuando pudo recibir, hizo un giro mágico sin pelota para luego habilitar a Messi. Sus movimientos sin balón son para pasar una y otra vez en las escuelitas de fútbol. No se desentendió de la marca.

G. Rodríguez (6): Como cinco solitario es imponente, por altura (1,87) y por presencia. Tuvo un quite yendo al piso al inicio del segundo tiempo que bien le podría haber valido el habitual comentario de "se la extirpó". Para distribuir no se complicó: pases cortos y, en todo caso, cambios de frente. Otro de acierto notable: 79/82 para un 96 por ciento.

Palacios (6): Muy pillo para complementarse con Rodríguez y no estorbarse. No intentó nada descabellado y cumplió con su tarea de ser el nexo entre los del medio y los de arriba. Cuando le toca jugar, generalmente cumple.

A. Gómez (7): Dos partidos, dos goles. Inmejorable momento del hombre de los festejos musicalizados. Aunque no tiene el puesto en el bolsillo, su racha ofensiva le asegurará algunos minutos en la segunda fase si la cosa se complica. A diferencia del partido con Paraguay, estuvo mucho más comprometido con la función de mediocampista. Gozó de las subidas de Acuña y se fueron alternando para ubicarse de extremos. Como si el 1-0 no hubiese sido suficiente, le cometieron el penal del 2-0, aunque bien podría haberse evitado la zambullida ante un rival ya eliminado.

Agüero volvió a tener un par de mano a mano, pero no anda fino. (AFP)

Messi (7): El hombre récord. "Ankara". Cuando no es condición sine qua non que la pelota pase por sus pies, el rendimiento del rosarino es súper efectivo. Más adelantado que en otras ocasiones, dio cátedra de juego de espaldas cuando le tocó y, ya con espacios, se dedicó a buscar a sus compañeros -sobre todo al Kun- y también chocó con las atajadas de Lampe. Volvió a convertir un gol con pelota en movimiento tras diez partidos, aunque el antecedente fue un rebote post penal atajado en un 1-0 amistoso con Brasil. Sin él, los encuentros llegaban a 17 (doblete previo ante Nicaragua, también un 5-1 amigable). Y yendo más atrás todavía, no marcaba de jugada desde el 2-1 a Nigeria en Rusia 2018. Excelente momento para romper el maleficio, de cara a los cuartos de final.

Agüero (4): No fue el flojo rendimiento que mostró contra Paraguay, pero el Kun indudablemente no está fino. Messi lo buscó una y otra vez, casi de manera exagerada, pero finalmente la mejor conexión fue a la inversa, cuando el exIndependiente habilitó al rosarino para el 3-0. Tuvo una clara que le sacó Lampe, y otros dos disparos forzados que se fueron desviados. Fue de los que menos pelotas tocó en el equipo (11º), pero de los que más perdió (tercero con 10), varias al no poder dominar como él sabe. Para colmo suyo, salió por Lautaro y, a la primera de cambio, el exRacing mojó.

J. Alvarez (5): Tuvo buenos minutos (35) en su segundo partido en la Selección y debut en el certamen, pero no así acción. Pasó desapercibido.

La. Martínez (6): La apuesta le salió impecable a Scaloni. Mandó a su nueve titular -cargaba con una amarilla- en el segundo tiempo para que se amigue con el gol y, al minuto, el bahiense ya estaba festejando. Apareció siempre en el momento justo para pescar los rebotes y, si Lampe no se despertaba, el del Inter se iba con algunos gritos más. Se comió un rodillazo en la espalda a falta de poco que hizo preocupar a muchos.

Lautaro entró y mojó. Toda de Scaloni. (AFP)

Lo Celso (6): El zurdo, un prodigio a la hora de levantar la cabeza y tocar, estuvo activo en la media hora que le tocó jugar. El ingreso le sirvió para sacarse la modorra tras un partido de ausencia, aunque Rodríguez puede que le haya arrebatado el puesto de titular con el que inició la Copa.

Paredes (-): Otro que tuvo minutos para activar las piernas (jugó 67 en el debut, no estuvo ante Uruguay y firmó 80 contra Paraguay). Tiene que mejorar para volver a ser un indiscutido del mediocampo.

N. Domínguez (-): Una de las apuestas jóvenes del ciclo Scaloni, el exVélez de 22 años volvió a sumar acción y experiencia tras su ingreso contra Paraguay.

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