Esta semana se vio el contraste dentro del mismo gobierno frente a la pandemia. Mientras desde Salud se sigue trabajando sin desmayo en la atención de pacientes y en la más grande campaña de vacunación jamás vista, desde la cartera de Educación notificaron la vuelta a la presencialidad de las escuelas secundarias apenas 12 horas antes de su implementación, lo que derivó en un previsible fracaso. En "la semana 26", el descenso en los indicadores epidemiológicos se detuvo y se reactivaron los alertas por la cepa Delta y la suba de algunos indicadores. Lejos de replantear los cierres intermitentes, se avanzó en mayores aperturas. En este contexto, la vacunación asoma como la alternativa más alentadora.

Junio cerró con 800 mil turnos otorgados en la provincia. La semana que pasó fueron más de 200 mil y en un solo día se batió el récord de 41.960 convocados. Para la semana que se inicia se han emitido 165 mil turnos y se espera aumentar esa cifra en varios miles más, a medida que se reciban las vacunas. Mañana llegan más de 28 mil dosis de Sputnik V primera dosis y otras tantas del componente 2. Con esas, más las Sinopharm que se están suministrando ahora mismo, se "bajará" hasta ciudadanos/as de 35 años antes del fin de semana que viene. A partir del 12 de julio -con la llegada de más de 80 mil nuevas dosis de la vacuna rusa y un cifra aún superior de la elaborada de la patente china- se espera bajar hasta la población de 30 años y a partir de allí y hasta finalizar el mes de julio ir vacunando a los menores de esa edad hasta llegar a los de 18. Todos estos datos, verificables y de acceso público, son alentadores pero contrastan con otras políticas del mismo gobierno, que flaquean a la hora de su implementación. 

Sin ir más lejos, la repentina vuelta a la presencialidad en el nivel secundario -especialmente en Rosario- no solo dejó al desnudo la improvisación de la medida, por más que haya sido anhelada por el propio gobernador Omar Perotti, sino las severas falencias de infraestructura en las escuelas públicas, muchas de las cuales no solo no tienen conexión de gas, sino que adolecen de cuestiones básicas como falta de vidrios, imposibilidad de ventilar por la ausencia de aberturas, baños precarios o inhabilitados y otras situaciones que a poco de recorrer los barrios y alejarse del centro permiten observar una inequidad aún mayor que la que expuso la falta de conectividad para la educación virtual. Todo esto, agravado porque la "vuelta a clases" se dio en la semana mas fría del año, con temperaturas bajo cero. 

"Nosotros íbamos a la escuela con gorro y bufanda", dijo Perotti para empatizar con los alumnos/as que ateridos de frío eran "invitados" a concurrir a las escuelas "con un termo con bebida caliente, una frazada para cubrirse las piernas y ropa de abrigo" (sic de una nota elevada a padres de alumnos del una escuela Normal). Pasaron 50 años desde la descripción de Perotti, y su frase es, en alguna medida, el reconocimiento de la deuda del Estado. Si a eso se agrega el contexto insoslayable de pandemia, se entiende por qué la mayoría de las escuelas tuvieron más ausentes que presentes, otras decidieron directamente no dar clases hasta después de las vacaciones de invierno (Superior de Comercio y Politécnico) y los padres de distintos años y escuelas se organizaron para ver qué hacer estos 4 días de presencialidad, en los que no se puede abarcar todas la materias para dos o más burbujas, según el caso.

Entre el frío y el criterio de muchas familias, la "presencialidad" en las escuelas secundarias en los dos días habilitados "a los portazos" fue raquítica. En algunos establecimientos -notificados 12 horas antes de efectivizarse la medida- directamente no hubo clases, y en otros, había pocos alumnos. 

Desde mañana, se espera que eso varíe, pero no al punto de poder decir que la medida fue acertada. Más allá de las buenas intenciones, de la alegría de muchos chicos y jóvenes que querían volver a ver a sus amigos antes que dar álgebra o biología en vivo, no hay ni había -a la hora de la determinación- indicadores epidemiológicos que sostuvieran la apertura. 

Más aun, el informe que se dará a conocer mañana sobre "la semana 26" demostrará que los indicadores que venían a la baja se detuvieron, que no hubo más descenso de las principales variables y que algunas de ellas comenzaron a subir. "Hubo una percepción de fin de pandemia que no solo era irreal sino que se volvió en contra", dijo a Rosario/12 uno de los responsables de la salud pública. 

En efecto, las camas críticas siguen en 99% de ocupacion, el RT a la suba, el número de contagios diarios supera los 500 promedio en Rosario, y eso, en medio de una eficiente campaña de vacunación que ya ha quitado de la exposición letal al virus a prácticamente la mitad de la población. 

Entre las consideraciones que se conocerán en las próximas horas, no se descarta el impacto posible de las reuniones familiares por el día del padre y el fin de semana largo, del que se cumplieron 14 días. Del mismo modo que preocupa la conducta del receso invernal, sobre todo si se siguen tomando decisiones de apertura antes que de cierre, dejando de lado la idea de "cuarentena intermitente", de probada efectividad.

Justo a mitad de año. La semana 26 macó un estancamiento, cuando no un retroceso, por algunas medidas que lucen al menos como cuestionables. A partir de eso, y tomando el refrán popular, "no se debe cambiar el caballo a mitad del río". La vacunación avanza y alimenta la esperanza, se acerca un tiempo electoral. Lo razonable -como siempre- sería hacer lo que se debe antes que lo que conviene.

"Lo último en cerrar serán las escuelas y serán las primeras en abrir" dijo más de una vez Perotti. Desde el viernes volvieron los bares y restaurantes, por el fin de semana hasta las 23, las actividades náuticas y algunas más. Se trata de los sectores más inquietos y demandantes a la hora de exigir la reapertura. Lo consiguieron, pero antes había que abrir las escuelas. Fue el mismo día que Rosario notificaba el récord de fallecidos informados en una jornada: 50. El viernes -que ya estaban atestados los comercios gastronómicos- se informaron 32 fallecidos.