El aporte nacional en la exploración del universo tiene un potencial en crecimiento. Las universidades públicas ofrecen amplias oportunidades para los y las estudiantes de Astronomía de todo el país. Uno de los últimos avances en este campo, que ilustra la importancia del conocimiento producido en forma local, fue la primera captación del complejo TOROS, observatorio ubicado en el Cerro Macón, a 4.650 metros sobre el nivel del mar, en la puna salteña. El telescopio del complejo tomó sus primeras fotografías en abril pasado, un material clave para entender cómo se producen las ondas gravitacionales que confirman la teoría de la relatividad de Albert Einstein.

Este proyecto es llevado adelante por investigadores y técnicos del Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE), dependiente del CONICET y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), y por especialistas de las universidades de Texas Rio Grande Valley y A&M, ambas de Estados Unidos. “La Argentina tiene un potencial astronómico enorme. Prácticamente a lo largo de toda la cordillera de los Andes se erigen proyectos de la mayor importancia, desde observatorios radio-astronómicos y ópticos, hasta de rayos cósmicos y de observación de altas energías”, destacó el director del proyecto, Diego García Lambas, en declaraciones al Suplemento Universidad. Con este panorama, desde su perspectiva, “la formación de recursos humanos de calidad tiene –y puede tener aún más– un aporte muy relevante para estos emprendimientos”.

En ese sentido, García Lambas explicó: “La astronomía mundial orienta buena parte de sus investigaciones de punta a los denominados eventos de variabilidad. Un observatorio como TOROS, precisamente, le ofrece a Argentina la oportunidad de insertarse en estos proyectos de vanguardia, tanto en astrofísica de objetos compactos y emisión de ondas gravitacionales como en otros de estos eventos”.

Así como TOROS –desarrollado en colaboración con las universidades nacionales de Córdoba (UNC) y Salta (UNSa)– posiciona a Argentina en un lugar privilegiado en la exploración astronómica mundial, investigaciones como las que realiza el Observatorio Félix Aguilar, gestionado por la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), también aportan valor a la producción de conocimiento en este campo.

El director de esa institución, Ricardo Podestá, detalló a este suplemento: “En el observatorio se llevan a cabo numerosos proyectos locales, nacionales e internacionales. Por ejemplo, con el Instituto de Astronomía y Física del Espacio de la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad de Yale, el Real Observatorio de San Fernando –de España–, la Universidad de Moscú, el Instituto Geográfico de Francia, la Universidad Mac Kenzie de Brasil y la Academia China de Ciencias. Estos proyectos abarcan disciplinas tales como geodesia, física solar, astrofísica y radioastronomía”.

En el caso del Félix Aguilar, la sede central del observatorio se ubica en las afueras de la ciudad de San Juan, mientras que la institución también comprende la estación de altura Carlos Cesco, en el Parque Nacional El Leoncito, a 250 kilómetros al oeste de la capital sanjuanina.

Podestá expresó su satisfacción porque en la Estación Cesco “se instalará el radiotelescopio más grande de Sudamérica a través de un convenio con China, que contará con “instrumental de última generación”. “La astronomía argentina se verá beneficiada al poder acceder a un tipo de tecnología que de otra manera sería muy difícil debido a su alto costo”, subrayó.

Asimismo, enfatizó que los estudios realizados en el observatorio ayudaron a la confirmación de la existencia de las ondas gravitacionales predicha por Einstein hace un siglo en su teoría general de la relatividad, una labor en paralelo a la realizada por TOROS. “Este descubrimiento se logró en el marco de una cooperación entre el Félix Aguilar, la Universidad de Moscú y el proyecto internacional LIGO”, afirmó.

Disparos de luz láser hacia satélites. Gentileza UNSJ

Los alcances interdisciplinarios

Lejos de los Andes y cerca del Río de la Plata, en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el panorama de la astronomía argentina está también en constante expansión. Consultado por este suplemento, el decano de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas, Raúl Perdomo, resaltó: “Nuestra facultad tiene una genuina inserción en la astronomía argentina e internacional. Somos parte de una red de instituciones astronómicas del país y en algunas de ellas tenemos directa participación, como en el Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), el Instituto de Astrofísica La Plata (IALP) y la Estación Astronómica Río Grande (EARG). Integramos programas astronómicos internacionales plenamente vigentes, como AGGO y GEMINI y, en un futuro, los proyectos LLAMA, ANDES, QUBIC y otros”.

Con relación a los alcances que permiten los estudios interdisciplinarios, el astrónomo de la UNLP Diego Bagú explicó: “La ciencia no es un compartimento estanco y los astrónomos trabajan también junto a profesionales del área informática, la ingeniería, la física, la biología, la matemática, la antropología, etc. Así, son parte de proyectos y desarrollos de nuevos instrumentos astronómicos, observatorios de diversa naturaleza –radioastronomía, astronomía en el infrarrojo, ultravioleta, rayos gamma, rayos X– astronáutica, satélites, óptica, climatología espacial, aceleradores de partículas, energías renovables, astronomía de posición, geodesia, mecánica celeste y más”.

Consejos para los nuevos astrónomos

Para quienes estén pensando en estudiar astronomía en una década que ya tiene a Marte como blanco de las principales misiones de la humanidad, este suplemento pidió a los entrevistados algunas recomendaciones para futuros estudiantes.

Desde la capital bonaerense, Perdomo subrayó que “es muy importante ver a la astronomía como un saber que no está aislado y que un graduado o graduada de la Facultad puede trabajar en temáticas tan diversas que no sólo tienen que ver con los conocimientos tradicionales, sino que ensamblan, por ejemplo, con lo que se estudia en nuestras otras dos carreras: Geofísica y Meteorología y Ciencias de la Atmósfera”.

“Hay un saber que, por ejemplo, involucra a nuestros graduados en la aplicación de tecnología láser y la resolución de cuestiones arqueológicas o de derechos humanos (enterramientos clandestinos) o en temas de arqueoastronomía, ramas que no figuran cuando se busca la salida profesional de estas carreras. Pero así van tejiéndose los campos profesionales que cada vez interactúan más”, destacó.

Por su parte, Podestá enfatizó la importancia de mirar el largo plazo y tener en cuenta lo que significa vivir como astrónomo: “No hay que desilusionarse en los dos primeros años básicos de la carrera porque las materias están vinculadas a la física y las matemáticas. La parte interesante de práctica, manejo de datos y observaciones se cursan en materias de años superiores. También hay que tener en cuenta que la vida de un astrónomo es bastante especial, sobre todo en el caso de los proyectos nocturnos que requieran la participación de un profesional en el terreno. El astrónomo realiza estadías que tienen una duración que van desde una semana hasta doce días, a veces más, dependiendo del tipo de investigación”.

En línea con su colega cuyano, el director de TOROS, García Lambas, afirmó: “La ciencia astronómica es lenta en el sentido que los proyectos llevan un tiempo considerable desde que se inician hasta que se ven a pleno sus frutos. En este sentido, sostener estos proyectos es la clave del éxito. Es importante cultivar el entusiasmo, ese motor de nuestras emociones e inteligencia. También hay que apreciar siempre las acciones propias y ajenas, y no claudicar nunca por grande que sean las dificultades, porque la formación de recursos humanos de calidad tiene –y puede tener aún más– un aporte muy relevante en los proyectos que se erigen, por ejemplo, a lo largo de toda la cordillera de los Andes”.

Gentileza UNSJ

Una carrera cerca del futuro

Así como la astrofísica estudia, entre algunas especialidades, la relación de fuerzas que dan cuenta del origen y el futuro del universo, varios profesionales argentinos participan hoy de proyectos que representan saltos en términos de conocimiento científico. Según Perdomo, “es muy impactante y emocionante ver que hay astrónomas y astrónomos argentinos en casi todos los proyectos más relevantes. Están involucrados en temas como la detección de ondas gravitacionales, en el desarrollo de los vehículos que están en Marte, en la producción de satélites nacionales, en la de telescopios terrestres o espaciales y más”.

En la misma línea, Bagú resaltó el rendimiento argentino en el consorcio de investigación astronómica GEMINI, una iniciativa en la que Argentina, Estados Unidos, Canadá, Brasil y Chile se reparten la operación de dos telescopios, uno emplazado en Hawái y otro en los Andes chilenos: “Los astrónomos argentinos son reconocidos en todo el mundo. Un caso paradigmático es GEMINI, en el que la Argentina tiene una pequeña proporción de tiempo [de uso de los telescopios], pero en términos relativos es el país que más publicaciones produce”, destacó.

En tanto, Podestá anticipó que algunos descubrimientos del futuro pueden venir al mundo a través de la lente sanjuanina: “Argentina está situada privilegiadamente en el hemisferio sur, donde se observa lo más interesante del cielo, el centro galáctico, nebulosas. El espacio profundo se revela en San Juan. Muchas entidades extranjeras ponen interés en observar desde estas latitudes”.

Con este panorama, ya sea en los Andes, cerca del Río de la Plata, en Córdoba o en alguna de las investigaciones internacionales en la que toman parte astrónomos y astrónomas argentinas, el límite para la producción de conocimiento de la ciencia nacional está, literalmente, más allá del cielo.