Tan exprés como esta entrevista, Zenon Pereyra agotó instantáneamente las dos fechas que hará este domingo en Camping (Avenida del Libertador 999), apenas se pusieron a la venta. A las 15, y en otra función dos horas después, el cantautor tandilense estrenará en vivo el repertorio de Clandestino, su disco debut, publicado en junio, que lo coló entre las revelaciones de la escena independiente en 2021.

"Soy uno de los pocos agradecidos de la pandemia", afirma con soltura el artista. "No sólo fue una gran época para sacar música, sino que también pudieron grabar los que participaron porque estaban disponibles." Comandados por Pablo Giménez, integrante de El Zar en la producción, al igual que en guitarra y bajo, este puñado de canciones que rinden tributo al pop de manufactura posmilénica contaron con el aporte de una suerte de dream team de la música popular contemporánea, del que también fueron parte Esmeralda Escalante y Yago Escriva (Ainda), Iñaki Colombo (Bandalos Chinos) y Guille Salort (Wos, Conociendo Rusia).

"Clandestino está conformado por canciones que se escribieron en una vida sin pandemia, una vida en la que la gente bailaba con libertad", describe el músico. "A partir de que existe una especie de ley seca de baile, los sentimientos que eso causó se manifestaron en la clandestinidad. Se adaptaron a cocinas y livings. Cambió el lugar, pero se sigue bailando. Lo titulé así medio por eso."

Esto incluso fue interpretado como una apología a la transgresión. "Algunos me retaron diciéndome que incentivé a que la gente rompa la cuarentena, y no lo veo de esa manera. Vos poder verlo y hacerte el ciego, pero es un hecho que la gente se juntó, y se sigue reuniendo, a bailar en secreto."

Bailan los chinos

Por más que el flirteo con la cadencia recorre a la mayoría de las nueve canciones del disco, lo de Pereyra está más próximo a una polaroid generacional. Para el que no escuchó aún, pareciera que la propuesta del artista de 24 años tiene todos los ingredientes para incursionar en el slow dance y el slow techno, o hasta reivindicar un himno del talante de Pass This On, del dúo sueco The Knife. Nada de eso. 

Clandestino intenta mostrar que incluso el pop bucólico es una excusa estupenda para una expresión tan tribal como comunicativa. "Hasta las canciones más bajoneras se pueden bailar. La música se hizo para eso", reflexiona. "A mi edad, con el baile pasan muchas cosas: conocés gente, te relacionás, hacés amigos. Es lo más prehistórico que tenemos los humanos. Depende cómo te movés, llamás la atención de otra persona."

Aunque lo que más sorprende de Zenon Pereyra es su cualidad para describir a su progenie, haciendo de su primer disco una oda al metadiscurso. De eso da fe el tema Baila Bach, donde no sólo le hace un guiño al segundo álbum de Bandalos Chinos, Bach, sino que describe el impacto que causó en toda una generación. "Prefiere bailar sola antes que con esas caretas que siempre están tan coquetas", versa un pasaje de la letra.

"Me pareció divertido mencionarlos porque ellos son referentes para los que hacemos música en esta época. Los fui a ver por primera vez antes de que sacaran Bach, pero me terminaron de cautivar una vez que salió. Su show en vivo me desbordó", explica el cantautor, quien tiene dos EPs previos dando vueltas en YouTube.

Ante lo extraño que debe haber sido tener un integrante de Bandalos Chinos grabando una canción que se refiere a su grupo, Zenon evoca: "Si tenés como ídolo a Paul McCartney, es probable que no lo conozcas. Pero los míos son los Bandalos, y grabaron en mi disco. Es gracioso. El primer día que llegó Iñaki, me dio vergüenza. Se lo tomó bien, me dijo que le gustaba. A Goyo también le gustó. Con el resto no lo hablé. Todos podemos tener historias diferentes, aunque los sentimientos se cuentan con las manos. Ahí es donde uno conecta, y sentí que a la gente le iba a pasar lo mismo. Todos bailamos a Bandalos. El arte te puede mostrar lo extraordinario, pero cuando te remarca la cotidianidad es más lindo aún. Apunté hacia eso."

Tandil-Buenos Aires

Zenon Pereyra se instaló en Buenos Aires hace cinco años, pero estas canciones recrean su vida en la megalópolis porteña en los últimos tres. No obstante, nada de esto estaba en sus planes. Ni la música, ni la Capital. Hasta que su vida dio un giro una vez que una de sus hermanas lo hizo escuchar a Bandalos Chinos. "Me fanaticé con las historias de estos grupos", reconoce. "Ahí fue hice el clic, y dije que tenía que meterle con todo a esto."

Si bien hoy es uno de los músicos que mejor supo beber del legado de esa avanzada de artistas argentinos, por más que sigue buscando su identidad, su pasado lo encuentra más cercano a otros estilos musicales. "En casa me pedían zamba o chacarera, y llevaba poco", recuerda. "En 2016, a mis 14 o 15 años, le escribí una cumbia, Yo bailaré, a Halconizados de Amor. Cuando empezó a irle bien, me di cuenta de que había algo que funcionaba y contagiaba en lo que hacía. Me junté unos pesos y grabé dos EPs en mi último año de colegio. Y ahí arrancó mi proyecto solista. Luego me vine a Buenos Aires, y empecé a tocar."

En el rock tandilense de los últimos años aún late la movida punk comandada por Katarro Vandálico. Pero Zenon estuvo ajena a ella. "Me encontré con muy poco de eso. Mi familia no de escuchar tanta música", confiesa quien le entró a las canciones por el lado de la comedia. "Cuando me vine a Buenos Aires estaba en otro plan. Estudié la tecnicatura en Agronomía para darle la derecha a mis padres, que querían un hijo gaucho. Al terminar, ya estaba en otra. En el recreo hablaban del precio de la carne o de la soja, y yo ya me había encontrado como persona. Eso me hizo darme cuenta de que lo mío estaba en otro lado."

Así terminó manufacturando un disco que, pese a que pueda parecer parte del indie nuestro de cada día, también revisita el soul, la bossa nova y el pop. "Hay un poco de todo porque no escucho un único estilo de música", justifica el artista, que jura y perjura que es pura casualidad que se llame igual que el acaudalado empresario rosarino al que también le debe su nombre la homónima localidad. "Si tenía la posibilidad de mostrar quién soy, ¿por qué no iba a ser sincero?"