El delantero inglés Marcus Rashford respondió a los ataques racistas y xenófobos que recibieron él y sus compañeros Jadon Sancho y Bukayo Saka, después de haber fallado los penales en la final de la Eurocopa contra Italia. “Mi disparo no fue suficientemente bueno, debería haber entrado. Pero no me disculparé jamás por ser quien soy y venir de donde vengo", afirmó el futbolista de 23 años.

Rashford escribió una carta que publicó en sus redes sociales en la que agradeció los mensajes de apoyo que recibió de sus vecinos de Withington, el suburbio de Manchester de donde es oriundo el jugador. Después del partido habían aparecido pintadas racistas sobre un mural del delantero que sus vecinos cubrieron con pintura y cartas en su apoyo, en su mayoría escritas por niñes.

“Los mensajes que he recibido hoy han sido positivamente abrumadores y ver la respuesta en Withington me dejó al borde de las lágrimas. Las comunidades que siempre me rodearon continúan sosteniéndome”, afirmó.

Rashford sostuvo que acepta las críticas a su actuación en el partido porque “no fue del todo buena, debí haber acertado”. "Pero nunca me disculparé por ser quien soy y por venir de donde vengo. Nunca me he sentido más orgulloso de llevar estos tres leones en mi pecho y ver a mi familia animarme ante decenas de miles de personas”, dijo.

Los ataques racistas ya habían sido repudiados por el primer ministro británico, Boris Johnson, la Asociación de Fútbol (FA), el DT de la selección, Gareth Southgate y por el príncipe Guillermo.

El jugador del Manchester United admitió haber tenido “una temporada difícil” y sostuvo que probablemente llegó a la final "con falta de confianza”. “Sentí que decepcioné a todos. Lo único que me habían pedido fue que pateara un penal. Puedo meter penales mientras duermo, ¿por qué no ese?”, lamentó.

“Probablemente no haya una palabra para describir cómo me siento. Final. 55 años. Un pena. Historia. Todo lo que puedo decir. Ojalá hubiera sido diferente”, agregó y destacó el trabajo de sus compañeros de equipo.

Sancho, Saka y Rashford entraron al final del partido y fallaron en los penales, sellando la derrota de Inglaterra ante Italia (1-1 en el tiempo reglamentario, 3-2 en la tanda de penales). La selección británica, que ofició de local en el estadio de Wembley, esperaba lograr un título después de 55 años de sequía después de haber ganado el Mundial que organizaron en 1966.