Las palabras de hacen eco de todos los Mateo que habitan un cuerpo, un cuerpo que lleva sentimientos, acciones, huellas. Un cuerpo que carga la memoria de un pasado, un presente y un futuro proyectado en las líneas que componen “Desentierro”, cuarto poemario del escritor tucumano, editado por puntos suspensivos ediciones. Además, forma parte de la Colección PTM: Poesía Transmasculina, gema única en Latinoamérica y, quién dice, en el mundo.

Futurista, disruptivo, con toques de melancolía, post punk y una trans escritura, Diosque avanza poema a poema, sin mirar atrás. Como quien mete su mano en un pantano, en un pozo de deseos, en una masa madre. A corazón abierto, va. Escribiendo desde el interior, un interior de un pueblo, de una transmasculinidad, de un deseo. De rituales, festejos, dolencias y despedidas, como dice en su poema “refracción”: “no soy espejo de nadie / sobre todo porque / nadie posa / la mirada / sobre mí / realmente / en cambio / soy espejo / de mí mismo / cuando decido / transicionar / sin manual / sin nombrarlo / en los términos / de alguien más”.

Una intimidad que resiste, que construye pero que también se enfrenta a cuestionarse así mismo, a florecer sin traicionar cada ápice de lo que se es. Pues es eso lo que construye y constituye la escritura transmasculina para nosotros. Un mundo que nos niega, pero nos desea por igual y nuestras existencias no hacen ni un milímetro de alianza con su ficción mediocre. Estas son nuestras voces, nuestras historias, nuestra mirada. Cada palabra elegida por el escritor avanza por el ecosistema de sus sueños y sentires. Entonces Mateo va y sabe que llora y ama con los suyos. Baja y baja hasta las profundidades, de antemano conjura, de antemano sabe quién lo expulsa y juega con todas las posibilidades, no resigna: será tormenta para volver y arrasar con lo negado, elegirá quedarse donde nadie lo espera, será espejo de sí mismo con los miedos tan temidos, los ajenos pero también los propios, esos que son rayos de sol en el ocaso que plantea.

Una veintena de poemas se esparcen a lo largo y ancho de este libro entre rituales, de despedidas y conciliaciones. Entre las calles de Tucumán y sus transeúntes. Dice su poema “desentierro”: “la ciudad en carnaval sostiene la calma que vos y yo tenemos. levito sobre el suelo. casi parece que conseguí encapsular. en mi / andar. o en el andar de todo tucumán. lo que pasa cuando / nuestras angustias / se encuentran.

La densidad está en el aire, atraviesa la hoja y el papel, la pantalla digital, como navaja bien afilada. Escribir es estar y habitar un mundo. Escribir es enfrentarse a esa propia herida alcaloide. Es existencia y si uno existe. les otres también Este poemario habla de esto. Acá no murió nadie. Acá no hay funeral. Todos los pibes trans nos abrazamos y bailamos una canción de Bauhaus. Fundimos nuestro cuerpo. Nos transamos entre testo, poema y tierra árida. No estamos solos, estamos con Mateo. Nos desenterramos juntos, la poesía está viva con nosotros.

El libro tiene ilustraciones de Alejandro Jedrzejewski y prólogo de Francis J. Fabre. Se consigue en formato físico y digital, en la página de la editorial puntossuspensivosediciones.com.ar y prontamente en librerías.