En 2020, el hambre afectó a 811 millones de personas en todo el mundo, lo cual equivale a un 10 por ciento de la población global. Solo el año pasado se registró un incremento de 118 millones en la cantidad de personas malnutridas, la suba más importante de los últimos quince años.

Más de la mitad de las personas subalimentadas, un total de 418 millones, vive en Asia y más de un tercio, alrededor de 282 millones, en África. En América Latina y el Caribe habita el 8 por ciento de la población afectada por hambre en el mundo, es decir, 60 millones de personas.

En comparación con 2019, la cantidad de personas con hambre subió en 57 millones en Asia, 46 millones en África y alrededor de 14 millones en América Latina y el Caribe.

Estos datos forman parte de un informe sobre el estado de la seguridad alimentaria en el mundo, realizado por varias agencias pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas.

El hambre está en el centro de las desigualdades que se verifican entre regiones y por género. En 2020, uno de cada cinco africanos sufrió hambre, más del doble de la proporción que cualquier otra región. Le siguieron América Latina y el Caribe y Asia, cada una con el 9,1 por ciento de su población subalimentada. 

En cuanto a la afectación por género de la inseguridad alimentaria moderada o grave, se observó una tasa 10 por ciento más alta en las mujeres que entre los hombres en 2020, frente a una diferencia del 6 por ciento registrada en 2019.

Los niños

Entre las poblaciones más afectadas por la desnutrición se destacan los niños menores de cinco años. Si bien los datos específicos sobre este colectivo fueron escasos en 2020 y las estimaciones no necesariamente tienen en cuenta los efectos de la pandemia, se calcula que 149,2 millones (22 por ciento del total mundial) sufrieron retrasos del crecimiento en 2020. Casi las tres cuartas partes de esos niños viven en Asia central y meridional y África subsahariana. En el mismo año, casi 40 millones de los niños menores de cinco años, alrededor del 5,7 por ciento del total, tuvieron sobrepeso.

Aunque faltan datos sobre los resultados nutricionales para 2020, las proyecciones más moderadas apuntan a un escenario en el que 11,2 millones de niños menores de cinco años en países de ingresos bajos y medios se agregarían al total de los que padecen emaciación. Un escenario más pesimista eleva el número hasta los 16,3 millones de niños que se incorporan al universo de los afectados por ese flagelo. 

En el caso del retraso del crecimiento infantil, el modelo predice que 3,4 millones de nuevos niños sufrirán retraso en el crecimiento debido a los efectos de la pandemia en 2022.

Los precios

El alto costo de las dietas saludables junto a los pronunciados niveles de desigualdad de ingresos impidieron que 3000 millones de personas pudieran acceder a una dieta conveniente en 2019. La mayoría de esta gente vive en Asia (1850 millones) y África (mil millones). 

La dieta saludable también está fuera del alcance de millones de habitantes de América Latina y el Caribe (113 millones) y América del Norte y Europa (17,3 millones). En este sentido, el informe señala que la pandemia profundizó las deficiencias de los sistemas alimentarios.

Para contrarrestar el aumento del hambre, el documento sugiere adoptar medidas como "consolidar la paz en las zonas en conflicto, aumentar la resiliencia al cambio climático y a las adversidades económicas de los más vulnerables, intervenir en las cadenas de suministro para reducir el precio de los alimentos nutritivos, hacer frente a la pobreza y a las desigualdades estructurales y modificar las pautas de consumo para que sean más nutritivas". 

En su llamado a transformar los sistemas alimentarios como condición esencial para lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y poner las dietas saludables al alcance de todos, el trabajo subraya la necesidad de contar con políticas que contrarresten los factores determinantes del hambre y la malnutrición.