Los Juegos Olímpicos, la competencia estelar para muchas disciplinas, darán comienzo dentro de una semana en la lejana Tokio, en un marco bastante particular por la pandemia que azota al mundo. 

Los abanderados de Argentina en la ceremonia inaugural serán la dupla que logró la medalla de oro en Río de Janeiro 2016, en la categoría Nacra 17 de yachting, Santiago Lange y Cecilia Carranza. 

El primero, a los 59 años, pasará a estar entre los privilegiados al participar en sus séptimos Juegos, después de las experiencias en Seúl '88, Atlanta '96, Sídney '00, Atenas '04, Beijing '08, y en Brasil.  

Lange dialogó con Página/12 a pocas horas de su debut, y dejó exhibir que la mentalidad ganadora la mantiene inalterable, más allá del paso del tiempo y de las imágenes que se le presentan cada vez que afronta este tipo de competencias.

--A tu edad, ¿qué te motiva a seguir compitiendo en el alto nivel?

--Me motiva mucho hacer lo que hago, y me siento un privilegiado de poder estar en el alto rendimiento. A mí me encanta entrenar fuerte, salir al mar y navegar, y me encanta competir. La motivación viene de adentro, está en mi ADN hacer todo lo que estoy haciendo. Yo sé que pago un precio alto en otros aspectos de mi vida, pero amo lo que hago.

--¿Te sentís con fuerza para disputar un título con jóvenes que pueden ser tus hijos?

--Me siento con mucha fuerza, porque siento que tengo un equipazo al lado mío. Tanto en Cecilia (Carranza, su compañera de embarcación) como en todos nuestros entrenadores confío enormemente, y creo que no depende solo de mí, sino de todo el grupo que formamos. Cuando salimos al mar salimos todos juntos.

--¿Te pusiste a pensar que podes alcanzar un récord en Tokio con otra participación olímpica?

--La verdad que no pienso en un récord, por ahora estoy ilusionado con lo que pueda pasar en Tokio, poder entrenar de la mejor manera. Y ojalá que se nos pueda dar nuestro sueño.

--¿La relación que tienen con Cecilia es la clave de los logros deportivos?

--Con ella, además de compartir una gran amistad, es un compromiso y una determinación enorme con nuestro objetivo. Para un equipo eso es muy importante, y hay que agregarle la entrega para llegar a lo que nos proponemos. Esos valores lo compartimos de la misma manera ambos.

El regatista iniciará el camino en Japón luego de estrenarse como abuelo de Silvestre, quien nació en los primeros meses del año. El tiempo que transcurrió entre la suspensión de los Juegos en 2020 y la confirmación para este año fue otro punto importante para Lange, sobre todo desde el punto de vista emocional. "La verdad que hasta último momento no se sabía que iba a pasar con los Juegos. Las condiciones no estaban dadas el año pasado, y ahora, si bien se mejoró un poco, también habrá que estar con cuidado por lo que pueda suceder", explica.

--Desde lo mental, ¿hubo que hacer un trabajo especial, por la chance de que otra vez se podían quedar sin los Juegos?

--El año que fue pasando era pensar cada mes en que se iban a realizar, y había que tener la mentalidad muy fuerte para no creer que se volverían a suspender. Lo mejor para eso era seguir entrenando con más fuerza para llegar en el mejor nivel, y eso fue lo que decidimos hacer con Cecilia. Si lo miramos desde ese aspecto, un año más de preparación nos encuentra mucho mejor entrenados.

Imagen: Prensa Red Bull

--¿La enfermedad que tuviste (cáncer de pulmón) fue vital para encarar la vida con otra perspectiva?

--Gracias a ser deportista y a la actividad en la que participamos, y en su momento por haber tenido la zanahoria de Río de Janeiro, la verdad que no lo viví desde ese lado. Simplemente fue un obstáculo en mi vida que tuve que afrontar, y gracias a Dios salió todo bien.

--¿Qué significará el deporte para vos cuando decidas alejarte de él?

--El deporte a mí me formó como persona, es mi vida. Y me transmitió unos valores tremendos, por eso coincido con los valores olímpicos de amistad, respeto y excelencia. En ese sentido, el deporte va a seguir estando adentro mío una vez que deje de competir.

Lange y todo su equipo de trabajo ya se encuentran instalados en Tokio, ultimando los detalles para asumir un nuevo compromiso de relieve. El oro obtenido en Río de Janeiro es el horizonte al cual le apuntan, y de esa manera que el sol pueda salir con más brillo para ellos desde la otra parte del mundo.