La Copa de la Liga Profesional ingresó en su etapa decisiva, y en apenas diez fechas el fútbol argentino ofreció toda su histeria de una manera asombrosa. La velocidad con la que transcurren los hechos dejan poco margen para la reflexión, sobre situaciones que no se perciben de manera común.

La realidad social parece acompañar también para que el combo termine siendo casi explosivo. La intolerancia a la derrota sigue siendo exponencial. Y causa estupor el descarte de los clubes hacia los entrenadores, que una semana no sirven para esa entidad, y a la siguiente se convierten en los estrategas ideales para otra.

Facundo Sava no estaba siendo útil para Huracán, pero lo es ahora para Atlético Tucumán. Favio Orsi y Sergio Gómez, precisamente, se alejaron del club del norte del país y se transformaron en indispensables para Platense. Sebastián Grazzini dejó la institución de Vicente López antes de enfrentar a Racing, al que había conducido hasta diciembre último. Sarmiento retomó la relación con Israel Damonte, el mismo que desencantó al club en julio del año pasado.

Independiente Rivadavia presentó a Martín Cicotello ante River, y que el se marchó, Rodolfo De Paoli, advirtió que si habla de los entramados que rodean a la actividad, no trabajará nunca más como entrenador. 

Carlos Tevez estalló de bronca por el arbitraje de Pablo Dóvalo en el encuentro ante Barracas Central, y siguió insistiendo con la injusticia el resto de la semana. El deterioro laboral de los técnicos y de los jueces se empezó a mezclar con la falta de honestidad, algo muy cercano a la corrupción. Tevez apuntó contra autoridades de la AFA, y hasta el propio Independiente siente temor por las represalias que puedan llegar por esas acusaciones.

La provincia de Tucumán también fue mencionada como escenario de otro hecho aberrante: la denuncia de una mujer por abuso sexual hacia cuatro integrantes del plantel de Vélez, en el hotel donde se alojó la delegación del conjunto de Liniers. Los hinchas de ese equipo tampoco colaboraron cuando pelearon en una platea con el hijo del conductor, Gustavo Quinteros, que salió a defender los agravios que recibió su padre en el duelo ante Central.

Atlético Tucumán envió un comunicado oficial luego del traspié ante Banfield, repudiando los hechos de violencia en los alrededores del estadio. Se registraron heridos por enfrentamientos con la policía local el miércoles último. 

El resultado adverso causa preocupación y malestar en cualquier plantel, pero el disparador es mucho más profundo, debido a que el delito empezó a tener un lugar preponderante. 

Las cuestiones deportivas a mejorar son enormes. Por ejemplo, el campeón de este certamen, al igual que Rosario Central en 2023, lo hará luego de haber jugado apenas 17 partidos, dos menos que en la época de los torneos Clausura y Apertura. El siguiente tendrá que afrontar, como River en el primer semestre del año pasado, 27 para consagrarse. La disparidad es notable.

La discusión sobre la cantidad de encuentros de los campeones queda disminuida con la aparición de episodios que están muy lejos del juego. Eduardo Domínguez, el entrenador de Estudiantes, fue claro cuando habló sobre la falta de credibilidad en el fútbol, y lo amplió a nivel nacional, luego de perder ante Platense.

La pelota ingresó en un terreno barroso, del cual será complicado apartarse si los propios responsables de limpiarla son los que están en la mira. Quizá, algunas victorias servirán para olvidar rápido esas situaciones, y que todo pueda desarrollarse de manera "normal" en el torneo de los campeones del mundo.