El quincho del diputado Juan Cabandié se agrandó. El martes por la noche, cuando se celebraba la segunda reunión semanal entre intendentes del Conurbano, dirigentes del PJ bonaerense y referentes de La Cámpora para organizar un sector del peronismo en la provincia de Buenos Aires de cara a las primarias y los comicios legislativos, hubo que hacer lugar para una invitada sorpresa: la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se hizo presente para dialogar con los comensales, ensayar una crítica al modelo económico del gobierno nacional e insistir en la necesidad de consolidar un polo que apueste por la unidad de toda la oposición para derrotar a Cambiemos en las elecciones y ponerle un freno al rumbo que Mauricio Macri está imprimiéndole al país.

La presencia de CFK en ese quincho del barrio porteño de Caballito, justo antes de viajar a Europa, donde dará una serie de discursos en Grecia, Bélgica e Inglaterra y mantendrá reuniones con líderes y referentes políticos, fue una señal clara de que la ex mandataria permanece atenta a la evolución política en el territorio bonaerense. En el diálogo con los jefes comunales, “quedó en claro que es la principal referente con la que cuenta el peronismo en la actualidad”, dijo uno de ellos. Según describieron los comensales, escuchó más de lo que habló, preocupada por la situación en cada uno de los municipios, en la provincia y en el país. 

Fernández de Kirchner llegó a la casa de Cabandié cuando ya todos los invitados se encontraban alrededor de la mesa. La sorpresa fue mayúscula: “Algunos de casi se infartan”, bromeó uno de los organizadores. Durante una hora, se encargó de tomar nota de los planteos que hicieron los jefes comunales. La charla fue “totalmente abierta, podían participar todos y hablaron la mayoría”. Además de repasar la situación en cada municipio, muchos de los intendentes le preguntaron por su futuro inmediato y algunos se animaron a pedirle que se presente como candidata a senadora en octubre. Ella esquivó definiciones.

Luego, por otra hora, CFK se dedicó a hacer su análisis de la coyuntura y a plantear la estrategia hacia el futuro. Dijo que los intendentes deben estar “cerca de los ciudadanos” escuchando sus demandas y tratando de solucionar los problemas del día a día, porque es la única forma de conseguir el favor del electorado. Además, vaticinó que la crisis económica se va a profundizar por el ajuste que Macri planea aplicar, a pedido del FMI, luego de las elecciones, y advirtió que el gobierno nacional podría intentar acudir a la caja del sistema previsional para solucionar sus próximas urgencias.

Durante su intervención, Fernández de Kirchner insistió con una idea que repite desde diciembre de 2015: la necesidad de avanzar hacia la conformación de un gran frente opositor que sea lo más amplio posible e incluya a todos los sectores del peronismo y otras fuerzas que quieran poner un freno a las políticas económicas de Cambiemos. Habló de integrar “un espacio pluripartidario” que junte a “todos los que están ahora peor que hace un año y medio”, sin importar “de dónde vienen” sino “cómo piensan y qué piensan hacer”. 

En un diálogo que tuvo idas y vueltas, se hizo énfasis en la importancia de armar para octubre listas “sólidas” que sean a la vez “competitivas” electoralmente y “confiables” en el sentido de evitar “que se fuguen” diputados elegidos con una plataforma opositora para facilitar la aprobación de proyectos oficialistas. Sin embargo, CFK y el resto de los comensales coincidieron en que ese filtro no puede ser “excusa” para dejar a nadie afuera. Y que si bien todos esperan que para agosto estén resueltas las diferencias que todavía anidan al interior del peronismo bonaerense, nadie le rehuirá a una interna en caso de que se lleve a cabo y, después de ese trámite, deberán continuar todos juntos detrás del ganador.

La mesa era grande: dieciséis jefes comunales, más autoridades partidarias y referentes de La Cámpora ocuparon el quincho. Hubo, además de Fernández de Kirchner, cinco invitados que no habían estado en la primera cena: el flamante jefe del bloque de diputados de la provincia, Juan José Mussi, los diputados Mayra Mendoza y Gustavo Arrieta y tres jefes comunales: Mariano Cascallares (Almirante Brown), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Hugo Corvatta (Saavedra). Los organizadores prometen seguir sumando invitados en cada cita, hasta terminar por incluir a todo el peronismo bonaerense y los principales aliados que conformarán el frente opositor.

Además, repitieron respecto al martes anterior los intendentes Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Verónica Magario (La Matanza), Juan Pablo de Jesús (Partido de La Costa), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Gustavo Menéndez (Merlo), Julio Pereyra (Florencio Varela), Walter Festa (Moreno), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Pablo Zurro (Pehuajó), Ariel Sujarchuk (Escobar), Francisco “Paco” Durañona (San Antonio de Areco) y Juan Ustarroz (Mercedes); el titular del PJ bonaerense Fernando Espinoza y los diputados Cabandié, Máximo Kirchner, Andrés Larroque y Eduardo “Wado” De Pedro, en representación de La Cámpora.

La presencia de la ex presidenta “sirvió para entusiasmar” a la mayoría de los presentes y “convencer a algunos que aún tenían dudas” sobre cuál era el mejor camino para organizar el partido, según coincidieron los testigos que consultó PáginaI12. Los comensales que nunca habían tenido chance de tener un diálogo franco y cara a cara con CFK se mostraron sorprendidos por su disposición; quienes ya la conocían en detalle porque sus posiciones ante la improvisada audiencia eran las mismas que manifestaba en privado. Muchos, de uno y otro grupo, la imaginan al frente de la campaña del peronismo en la provincia a partir de su regreso de Europa.

Después de pasar casi dos horas en el quincho, la ex presidenta se fue y dejó a los comensales analizando lo que había sucedido. El encuentro “evidenció que el liderazgo de Cristina no puede soslayarse en el peronismo actual”, destacó uno de los intendentes que se sorprendió por su presencia. “No se trata de volver a lo de antes sino de construir un nuevo peronismo con lo mejor de las reivindicaciones de los últimos doce años –advirtió otro–. Ya no hay una sola lapicera, es un espacio más horizontal. Pero el cariño de la gente hacia Cristina es evidente para cualquiera que camine el Conurbano y su presencia es positiva” mirando hacia el futuro.

De todas formas el camino hacia la unidad no carece de obstáculos. El sector que se organiza alrededor de la todavía virtual candidatura de Florencio Randazzo se resiste a sumarse, en esta instancia, al armado que sigue a CFK e insiste en la necesidad de ir a las PASO para dirimir el liderazgo entre “lo viejo” y “un peronismo novedoso y moderno”. En este espacio confluyen el Movimiento Evita, el sector de la CGT que responde al taxista Omar Viviani y media docena de jefes comunales que se mueven a diario para intentar detener la sangría de dirigentes que se arriman al calor de una parrilla del barrio porteño Caballito.