La música es, sin dudas, una de las artes con mayor convocatoria del planeta. El país y la provincia no son la excepción. Anoche, y luego de una pausa que superó los 70 días desde el anuncio de los nominados, se conocieron los nombres de los ganadores de los Premios Gardel, el galardón más importante en el rubro a nivel nacional.

La edición número 23 del lauro impulsado por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF) se inició a las 22 en la pantalla de TNT y sus redes sociales. Además, se transmitió por Radio Nacional y RAE para todo el mundo. 

El evento, que marca el pulso del mapa musical argentino, es esperado año a año, tanto por el público como por los artistas. En ese marco, ayer el NOA tenía varios candidatos que soñaban con obtener una estatuilla. Así, ya había un “éxito asegurado”, pues la terna “Mejor álbum grupo de folklore”, contaba íntegramente con exponentes del norte: Tierra mía, de Los Tekis; Desde Adentro, de Los del Portezuelo, y Ahyre, con su trabajo homónimo, quienes finalmente resultaron ganadores.

En medio de la celebración, Juan José “Colo” Vascocellos, dijo a Salta/12: “Estamos muy contentos por este premio, que es muy importante. Es el primer disco de Ahyre, y que empiece con este espaldarazo, la verdad, es una alegría gigante para nosotros. Estamos agradecidísimos con todos y todas las personas que votaron y confiaron en el disco número uno de Ahyre”, indicó.

Además, el músico que comparte ensayos y escenarios con Sebastián Giménez, Hernando Mónico y Federico Maldonado, puntualizó: “Queremos dedicar este reconocimiento a toda la familia de Salta, a los salteños y salteñas que nos bancaron y apoyaron desde el primer momento. Esto también es de Salta, y con muchísima alegría”.

El trabajo premiado se lanzó el mayo de 2020, con un sonido propio que combina la raíz de antaño con la actualidad y cuanta con invitados de la talla de Raly Barrionuevo y Mariana Carrizo. Meses después, en diciembre, los artistas convocaron a Abel Pintos para su single Cómplices y demostraron su impronta para marcar su huella en las páginas de la música, aún frente a la adversidad de la pandemia.

Una enorme tradición

En otro orden de cosas, y puntualmente sobre las expresiones nativas, Diego Zapico, titular de CAPIF, que nuclea a las compañías discográficas y organiza los Premios Gardel, comentó a este medio: “(Los salteños) son fuente inagotable de música, lo vemos en las postulaciones y en las nominaciones. (El NOA) Es una región de una enorme tradición, de un legado de nombres que son parte fundamental de nuestra música, con el Cuchi Leguizamón, Manuel Castilla, el Dúo salteño, Jorge Cafrune y otros. A su vez, es fuente de nuevos talentos que continúan y honran ese legado”, analizó.

Asimismo, el responsable de la institución señaló que el balance de esta edición fue "muy positivo" porque, por un lado, tuvieron otro récord de postulaciones, "más de cuatro mil en todas la categorías. El proceso de anuncio de las nominaciones fue muy federal, continuando la idea del año pasado, pero sumando más puntos del país a estos anuncios. Vemos que la difusión de los premios y la expectativa que generan crece año”, opinó.

Zapico destacó que tuvieron "una gran gala, con conductores de una enorme identificación y cercanía con nuestros artistas (Jay Mammon y Eleonora Pérez Caressi) y con unos musicales de una riqueza, diversidad y emotividad únicas. Año a año los premios van creciendo, es el lugar donde celebramos con orgullo la producción musical argentina, su talento, su actualidad y también su gran historia”.

La premiación, de más de dos horas y con predominancia rockera, con Fito Páez como ganador del Gardel de Oro, tuvo sus romances con el folklore. La notable interpretación de Juana Azurduy en la voz de la riojana María “La bruja” Salguero, junto a Lito Vitale, celebró al histórico Mujeres Argentinas, de Mercedes Sosa, Félix Luna y Ariel Ramírez.

Mientras tanto, el orgullo salteño sigue intacto en las manos de Ahyre, que no volverán vacías a la provincia que los vio nacer y guitarrear, crecer y rearmarse para insistir con la música, esa que se escucha en cada peña, en la Balcarce y más allá.